El canciller español Josep Borrell no es precisamente un amante del gobierno de Venezuela, pero el martes pasado lanzó un guante como para que el presidente estadounidense tome en cuenta lo que despiertan sus políticas de agresión y ninguneo internacional. «Donald Trump y su Gabinete están actuando en Venezuela con una diplomacia de cowboy… De ir diciendo ‘mira que desenfundo’ «. No había sido sino tras un capítulo más de acciones y amenazas de la administración de EE UU en su intentona de derrocar al mandatario chavista, pero debajo de la superficie hay algo que cala más hondo en España, pero fundamentalmente en Europa.
Es que este jueves, en ocasión de recordarse el Día de Europa, en homenaje al 9 de mayo de 1950 en que se firmó el acuerdo franco-alemán del hierro y el carbón, el puntapié inicial del mercado común y luego de la integración continental, la dirigencia de la UE debatía en una ciudad rumana el futuro de la organización. Y el cowboy estadounidense es uno de los temas que solapadamente forman parte de la hoja de ruta. De hecho, hace meses que comienza a crecer la idea de armar un ejército por fuera de la OTAN, para esquivar los compromisos con este impredecible socio.
Desde que llegó a la Casa Blanca, el empresario inmobiliario pateó el tablero internacional y rompió con los acuerdos pergeñados por sus antecesores a un nivel que resulta peligroso incluso para los aliados más firmes de Washington. Una de las bombas de tiempo que Trump le regaló a Europa es la ruptura de los acuerdos nucleares con Irán, hace un año.
La respuesta de Teherán plantea un dilema difícil de resolver por la UE ya que por un lado implica que nada quedará de aquel documento de tiempos de Barack Obama que planteaba un mecanismo de control del modelo de desarrollo atómico persa. Pensado para evitar esto que ahora se manifiesta, y el riesgo de una escalada nuclear en esa región. De hecho, a última hora del viernes, el Pentágono, decidió enviar un buque de guerra y una batería de misiles Patriot para sumarse a los portaviones y los bombarderos que los Estados Unidos tiene desplegados en el Golfo Pérsico el viernes. «Es en respuesta a indicios de una mayor disposición de Irán a realizar operaciones ofensivas contra fuerzas estadounidenses «, reconoció el el Pentágono
Los pactos preexistentes
Pero además, la ruptura del pacto 5+1 representa una pérdida incalculable de ingresos para decenas de empresas que, a raíz de ese convenio, firmado por EE UU, Rusia, China, Gran Bretaña, Francia y Alemania en 2015, ya se habían lanzado a hacer contratos con el gobierno de Hasan Rohaní. El incremento de sanciones afecta también a bancos y entidades financieras que comercien con Irán.
La cumbre europea se realizó en el inicio de una rueda electoral entre el 23 y el 26 de mayo para renovar el Europarlamento. Con la incertidumbre de lo que ocurrirá en el Reino Unido sobre el Brexit, el dato es que mientras la premier Theresa May negocia y renegocia los términos del divorcio, los británicos también irán a las urnas. Quizás de ese resultado dependa la suerte de aquel referéndum catastrófico para quienes llamaron a consulta creyendo que no lo podían perder. La mano de los ideólogos de Trump se percibe en los partidarios del Brexit tanto como en las derechas eurofóbicas que pululan en el continente.
El sitio elegido para el encuentro paneuropeo tampoco fue casual. La ciudad de Sibiu está ubicada en Transilvania y fue punto de disputa entre cristianos, musulmanes y otomanos durante siglos. Y si hubo un guiño en la selección de ese sitio también lo sería para Rusia, ya que Rumania fue una de las repúblicas socialistas en la era soviética. Por otro lado, Sibiu está a 100 kilómetros de las tierras del conde Vlad Drácula, en Sighisoara.
Más allá de alegorías, otro tema que inquieta en la UE es la decisión de aplicar el Título III de la Ley Helms-Burton de 1996. Se trata de una normativa que en su momento endurecía sanciones a Cuba, pero que fue aplicada sólo parcialmente ante las protestas entonces de empresas y gobiernos europeos. Lo que hizo Trump en todo caso es hacer cumplir una ley que estaba guardada en un cajón. Hasta el reconocimiento de Jerusalén como capital de Israel había sido aprobado por el Congreso de EE UU en los ’90, pero nunca se había aplicado.
En el caso de Cuba, la medida abre las puertas a que se puedan hacer demandas al gobierno de la isla por empresas expropiadas al principio de la Revolución, en la década del ’60. Los que podrían padecer las consecuencias son firmas internacionales que luego tomaron instalaciones o se dedicaron a operar en los mismos rubros. La mayoría, en el ramo turístico por ejemplo, son españolas.
También estos días Trump se envolvió en otro cruce con Corea del Norte. Luego del fracaso de las rondas de negociaciones entre el inquilino de la Casa Blanca y Kim Jong-un –un fracaso que los analistas no atribuyen al polémico empresario sino a los representantes del aparato industrial-militar enquistados en la administración-, desde Pyongyang vinieron mensajes poco amistosos. Es así que la agencia de noticias norcoreana confirmó el lanzamiento de un misil de largo alcance.
«Eran misiles más pequeños, misiles de corto alcance. Nadie está contento con eso», se defendió Trump ante los periodistas. Y el debate se centró en el tamaño del proyectil y no en que era una muestra de que la relación Washington-Pyongyang sigue como antes del primer encuentro.
La andanada de amenazas y aumento de aranceles para productos chinos se inscribe en otro tipo de peleas. Porque aquí si importa el tamaño y China es el competidor más firme y decidido por la hegemonía económica, tecnológica y quizás hasta militar de EEUU. A todo esto, Trump muestra su interés en profundizar relaciones con los gobernantes que mejor sintonizan con su política de armas llevar y prepotencia a lo vaquero, como Jair Bolsonaro. El viernes anunció su intención de declarar a Brasil como aliado militar por fuera de la OTAN y devuelve gentilezas con el exmilitar, que se dice admirador de Estados Unidos y del libre uso de armas de fuego.
Allen Mendenhall, director del Centro Blackstone y alguien al que no se puede considerar opositor a Trump, lo definió también como con cowboy ya en 2017. Lo más curioso es cómo define al icónico vaquero que inmortalizó Hollywood. «Uno nunca está seguro de si es un mal tipo con buenas cualidades o un buen tipo con malas cualidades.» Y agrega que puede ser, como Wyatt Earp, «tanto el hombre de la ley como el forajido que puede poner en peligro la armonía de la comunidad». «