Cientificidio. Con ese término define la comunidad científica a la gestión macrista en esta área, que en las últimas horas tuvo un nuevo mazazo que puede llegar a ser letal para el futuro de la ciencia nacional: el Conicet aceptó sólo al 17 por ciento de los doctores que se presentaron en 2018 para ingresar este año a la Carrera de Investigador (CIC). Quedaron afuera más de 2100 expertos que deberán luchar por un lugar en las universidades, por renovar su beca precaria o –como piensa la mayoría– continuar su trabajo en el extranjero.
El viernes a la noche se fueron conociendo los números finales del ingreso a la CIC, en concordancia con el ajuste de los años anteriores de la gestión Cambiemos, pero aún peor, porque en lugar de los 600 que venían entrando, lo hicieron 450, sobre 2595 postulados. Una acumulación de científicos que, aún teniendo sus evaluaciones aprobadas, no les permiten ingresar, por lo que no les queda otra que volver a presentarse al año siguiente.
Las más damnificadas, como suele ocurrir desde la asunción de Macri al poder, son las Ciencias Sociales y Humanidades, con sólo el 6,8% de ingresantes: entraron 38 sobre 556. En Ciencias Agrarias e Ingeniería, supuestamente un área de interés para el gobierno, apenas 42. La mitad de los 450 se destinaron a sectores “estratégicos” y de “fortalecimientos”.
El físico Jorge Aliaga, ex decano de Exactas (UBA) y ex subsecretario de Evaluación Institucional de Ciencia, explicó en sus redes sociales estos números: “De los más de 150 perfiles de fortalecimiento sólo hubo al menos un candidato recomendado en 88. Los 62 cargos restantes se asignaron a general (58) y estratégico (4)”. Afirmó que “el problema no se acota a CONICET. Ningún organismo puede incorporar los nuevos doctores porque el ajuste es generalizado”, y expuso tremendas subejecuciones como las de la Comisión Nacional de Actividades Espaciales-CONAE (47% en todo 2018) y la Comisión Nacional de Energía Atómica-CNEA (68%). Ese precisamente es el justificativo del gobierno: los que quedan afuera pueden ingresar en alguna universidad u otro organismo de ciencia, “que no se concentren todos en el Conicet”. Pero el recorte en el principal instituto científico nacional no es aislado, más bien fue el primero y el más paradigmático.
“La situación actual es que estás generando doctores a una tasa como para incorporar (en CONICET o en algún lado, sea universidades, INTA, CNEA…) 1000-1200 por año e incorporás 450. Los que en 2016 no entraron se presentaron en 2017. Y los de 2016 y 2017 ahora en 2018”, continúa Aliaga. “A esto se suma que los salarios han bajado en igual medida que el de los empleados públicos, y también baja los gastos en estipendios de Becas, por la baja de poder adquisitivo”. Este año será el número más bajo en términos absolutos desde 2008, con una inflación de tres dígitos en estos años. Aliaga acota que “al mismo tiempo se desploman los gastos de funcionamiento, con lo que los investigadores y becarios tienen serias limitaciones para llevar adelante los planes de trabajo de investigación”. Mientras en 2015, el último año de la gestión kirchnerista, los gastos de funcionamiento del Conicet llegaban a casi 1700 millones de pesos, en 2019 descendieron a unos 400 millones, el mínimo en más de una década.
La agrupación Jóvenes Científicxs Precarizadxs (JCP), que nuclea afectados de los últimos tres años, apuntó que “no se trata de un problema de antecedentes académicos sino del brutal ajuste delineado por el FMI y aplicado por el gobierno de Macri” y convocó a una movilización el 10 de abril en el Polo Científico y en el resto de los centros de ciencia y tecnología del país.
El número está a años luz de los 2000 científicos que planeaban incorporar a esta altura en el Plan Argentina 2020 (un aumento del 10% anual), lanzado por el propio Lino Barañao, cuando era ministro de Ciencia de la gestión de Cristina Fernández de Kirchner. Hoy es el secretario de Ciencia del macrismo, desde que Cambiemos le degradó el rango al Ministerio. Eso no pareció afectarle a Barañao que, justamente este domingo, tras conocerse los exiguos ingresos al Conicet, le dio una nota al diario Clarín (titulada “Lino Barañao: ‘Ahora se cree que hay derecho a que se financie la ciencia, pero no fue siempre así’”), fotografiado con el cuadro de Macri presidente detrás, en la que afirmó, refiriéndose a lo presupuestario, que desconoce la cifra exacta que ocupa la ciencia a nivel general: “No lo sé. Debemos estar en más o menos 0,5% del PBI”, a pesar de que habían prometido elevarlo al 1,5%. En cuanto a los ingresos al Conicet, lo defendió asegurando que “es 4 veces más de ingresos de los que tiene España hoy”. Y se quejó de que la mayoría de los investigadores argentinos no continúan sus especializaciones en el extranjero “porque durante mucho tiempo las condiciones para hacer ciencia en Argentina mejoraron notablemente, entonces era muy cómodo o muy fácil seguir trabajando acá”.