Mientras el rebrote y las nuevas cepas de coronavirus tienen en vilo a Europa, distintos países tomaron medidas en función del uso de determinados barbijos. Volviendo a un debate que se dio también a inicios de la pandemia, se discute qué tipos de tapabocas conviene usar para evitar los contagios.
En los últimos días se conoció la medida adoptada por Alemania, donde se prohibió el uso de tapabocas de tela en espacios públicos. Sólo se podrán utilizar los quirúrgicos o del tipo FFP2, comparables a los N95 que usa el personal sanitario a nivel local. Francia también desaconsejó el uso de mascarillas caseras y Austria las prohibió.
“Hace meses que vengo recomendando la mejora en la calidad de los barbijos, me parece que hay que dar un salto de calidad. La circulación de una nueva variante más infecciosa (del virus) lo estaría justificando. En varios lugares de Europa lo van a exigir: que la gente circule con barbijos de mejor calidad”, planteó el médico y docente cordobés Oscar Atienza, en diálogo con Tiempo.
“Cuando hablamos salen dos tipos de partículas: las gotitas gruesas y el aerosol, que no se ve. Es el vaporcito que vemos en el invierno. Ese aeorosol queda flotando hasta tres horas en el ambiente y sale cargado de partículas –explicó- aparentemente la nueva variante con pocas partículas logra contagiar, de allí la recomendación es mejores barbijos”.
¿Qué alternativas accesibles hay para uso cotidiano? Según Atienza, “el barbijo quirúrgico es una opción; no es lo conveniente reutilizarlo, pero la verdad es que el tapabocas la gente lo usa muchos días sin lavar. El quirúrgico permite un mejor volumen en el filtrado del aire y protege casi en un 90 que salgan las partículas. Filtra eficientemente el aire que sale de la boca”, remarcó.
De todos modos, señaló que más allá del material es importante el uso correcto. Algo que se viene señalando desde el comienzo de la pandemia, pero que parece pasarse por alto: se deben cubrir tanto la boca como la nariz. “El cubreboca común filtra las gotitas más gruesas, pero además el problema que tiene –de ahí el pedido de Alemania- es que no son ergonómicos: caen y queda la nariz fuera. En cambio el quirúrgico tiene un alambrecito que se dobla sobre la nariz y sella el área respiratoria. Me parece que ahí apunta la recomendación”, resaltó Atienza.
¿Habrá que tomar medidas en la Argentina en cuanto al tipo de barbijo a utilizar? Según el especialista, “acá todavía no se habla pero hay que instalarlo el tema. Vamos a tener que mejorarlo porque cuando la cepa británica y la sudafricana estén circulando, vamos a tener que dar un pasito de calidad y habrá que exigir mejor calidad en los barbijos. Es un camino que el mundo está eligiendo”.
Herramienta de protección social
“Los barbijos de tela se utilizan para disminuir la propagación de microgotas al ambiente por parte del usuario del barbijo. Es decir, no es tanto un equipo de protección personal, como de protección social”, remarcaron Roberto Candal, Silvia Goyanes, Patricio Carnelli, Griselda Polla y Ana María Llois, del equipo del Conicet que desarrolló los llamados ‘superbarbijos’. En cuanto a la protección personal, “es importante evitar que el aire que se aspira pase por espacios abiertos entre la piel y el barbijo. Si esto ocurre, al aire aspirado no será filtrado. En este sentido la capacidad de filtración de barbijos y máscaras mejora si se adhieren anatómicamente a la cara. Por ejemplo, las máscaras N95 para uso médico (aprobadas por NIOSH según los lineamientos de la norma 42CFR84 y con el aval de la FDA) no dejan intersticios entre la piel y el material. Estos dispositivos son incómodos, pero imprescindibles cuando se está en contacto con pacientes enfermos. Si hablamos de protección social, es menos importante que el barbijo o máscara esté ajustado a la piel. Es importante que cubra bien la nariz y la boca”.
En cuanto a los materiales, los especialistas señalaron que “las telas no tejidas de materiales como el polipropileno, generalmente tienen una mayor eficiencia de filtración como consecuencia de la morfología de la tela. Además, el efecto filtrante está reforzado por un efecto electrostático, que está activo por un dado tiempo, dependiendo de cómo se fabricó, del material usado, de la humedad y de la temperatura, entre otras variables”. En ese sentido, agregaron que “algunos autores sugieren combinar diferentes telas para mejorar la filtración. Por ejemplo, la combinación de telas sintéticas (idealmente no tejidas) o seda con telas de algodón mejora la capacidad filtrante pero la mejora dura hasta que se descarga la tela sintética o la seda, perdiendo el efecto electrostático arriba mencionado”. De esta forma, indicaron que “más capas de la misma tela podrían mejorar la capacidad de filtración, pero si se ponen muchas capas se hace difícil respirar. Esto es importante, porque un barbijo que afecta mucho la respiración es incómodo y el usuario termina tocándolo mucho o directamente se lo saca. Es por eso que los barbijos sociales deben cumplir con requisitos de respirabilidad. Por lo tanto es preferible combinar telas, si es posible, al hacer un barbijo casero”.
El ‘superbarbijo’ del Conicet está hecho con una tela con componentes antivirales y antibacterianos que soportan varios lavados. “Estos componentes neutralizan a los virus, bacterias y hongos que pueden quedar retenidos en la tela. De esta forma disminuye la propagación involuntaria de patógenos al manipular el barbijo, así como la infección por parte del usuario. Adicionalmente, la tela externa está ligeramente impermeabilizada lo que disminuye la penetración de gotitas de agua, potenciales transportadores de microorganismos. Los barbijos son principalmente un elemento de protección social”, insistieron Candal, Goyanes, Carnelli, Polla y Llois, del equipo de investigación integrado por científicas y científicos del CONICET, la Universidad de Buenos Aires (UBA) y la Universidad Nacional de San Martín (UNSAM).
A casi un año del inicio de la pandemia y cuando la función del tapabocas vuelve a ser tema de análisis, los especialistas indicaron que “los barbijos de tela ayudan a prevenir la dispersión de enfermedades respiratorias. En menor medida, protegen al usuario del contacto con el patógeno. Por lo tanto, su uso es recomendable para disminuir el riesgo de contagio por parte de portadores asintomáticos del virus. Es muy importante el uso correcto del barbijo de tela. Debe cubrir completamente la nariz y la boca. No debe tocarse ni acomodarse con las manos. Si por algún motivo se toca con las manos (para acomodarlos o removerlo), inmediatamente deben lavarse las manos o aplicarse alcohol 70% o alcohol en gel. El barbijo de tela conviene renovarlo cada cuatro horas y debe lavarse luego de su uso”.