Los argentinos decidieron ponerle fin al ciclo político del modelo de gobierno de Mauricio Macri y eligieron en primera vuelta y por el 48% de los votos al candidato del Frente de Todos (PJ-Kirchnerismo), Alberto Fernández, como nuevo presidente de la Nación. “El gobierno volvió a manos de la gente”, dijo el exjefe de Gabinete de Néstor Kirchner cerca de la medianoche, cuando habló en el búnker de la coalición.
En una elección polarizada al extremo, que relegó a las restantes fuerzas a porcentajes casi testimoniales, el actual mandatario, que en las PASO había obtenido poco más del 31% de los sufragios, logró sumar 40 puntos y remontar ocho puntos que, sin embargo, no le alcanzaron para ir al balotaje. Roberto Lavagna obtuvo el 6,17 por ciento de los votos, el Frente de Izquierda el 2,15, el Frente NOS de Juan José Gómez Centurión el 1,71 y el Unite de José Luis Espert, el 1,47 por ciento.
La elección, que tuvo un alto nivel de participación –se estimó en el 81 por ciento- colocó además a Axel Kicillof como una de las figuras políticas centrales de la etapa que se inicia. El exministro de Economía se impuso categóricamente en el principal distrito electoral del país, la provincia de Buenos Aires, por el 52% de los votos, un resultado contundente frente a quien hasta hace poco tiempo era considerada la figura con mayor futuro político de Cambiemos, María Eugenia Vidal. La mandataria logró subir su performance hasta el 38 por ciento.
El macrismo mantuvo su histórico bastión y cuna, la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, donde Horacio Rodríguez Larreta se impuso en primera vuelta por un histórico 55,82 % de los votos sobre el candidato del Frente de Todos, Matías Lammens, quien logró una buena performance, al obtener el 35,13%, en un distrito tradicionalmente hostil al peronismo, pero quedó lejos de la utópica segunda vuelta.
Las primeras conclusiones que arrojan estos resultados sugieren que la decisión del peronismo y el kirchnerismo de limar diferencias y construir la unidad fue un acierto estratégico. También que Cristina Kirchner y Alberto F. entendieron bien el escenario al que se enfrentaban cuando decidieron definir los roles que desempeñaría cada uno en la elección. El experimento neoliberal de la supuesta derecha moderna que venía a transformar la Argentina duró un solo mandato y ese tercio fluctuante entre dos polos ideológicos hizo sentir el escarmiento. Fue clave, también, la adhesión de Sergio Massa y su compromiso durante la campaña.
A la vez, la decisión de Mauricio Macri de salir a recorrer el país y retomar el contacto con sus votantes rindió sus frutos. También el pedido a los ausentes de las PASO que, una vez más, demostraron estar más cerca del macrismo que de cualquier otra expresión política. En relación a las Primarias concurrieron a las urnas casi dos millones de votantes nuevos. El actual jefe de Estado había afrontado la primera mega-encuesta virtualmente sin estrategia, de modo que la caravana del #SíSePuede puede resultó efectiva en dos sentidos: demostró que tenía capacidad de recuperación y logró mejorar su posición en la interna cambiemita por la jefatura de la oposición.
Además de la CABA, Córdoba volvió a ser territorio fiel. Allí lo votó más del 60 por ciento del electorado, cuando en la PASO había obtenido el 48,18 por ciento. También logró equilibrar las fuerzas en Santa Fe, donde obtuvo un virtual empate con Alberto Fernández (en la PASO el Frente de Todos había logrado una diferencia de diez puntos), y se impuso cómodo en Mendoza (50% a 37%) y en San Luis, dos provincias en las que el 11 de agosto había ganado Fernández (45 a 41,65%).
La criticada estrategia de los intendentes de Juntos por el Cambio de llamar a cortar boleta para retener sus municipios resultó finalmente exitosa: con excepción de Quilmes, donde se impuso la camporista Mayra Mendoza, y Morón, donde fue derrotado el ex marido de Vidal, Ramiro Tagliaferro, el macrismo logró retener municipios clave como Tres de Febrero, La Plata, y Lanús. En Pilar, la disputa era pareja en un escenario de empate técnico. El resto de los distritos del Conurbano bonaerense ratificó de manera contundente el rechazo al modelo macrista y le otorgó las mejores cifras al Frente de Todos.
Mauricio Macri habló a las 22:23 para reconocer el triunfo de Fernández, y en el barrio de Chacarita, donde se encontraba el búnker del Frente de Todos, estallaron los festejos.
El fundador del PRO destacó una vez más el alto nivel de asistencia a las urnas, un valor que supo explotar su fuerza en cada elección. “Quiero felicitar al presidente electo Alberto Fernández por la gran elección que ha hecho”, dijo, y anunció que acababa de invitarlo a desayunar a la Casa Rosada “para iniciar una transición ordenada”. Entre el público se escucharon abucheos.
“La Argentina que viene nos necesita a todos poniendo lo mejor de cada uno”, cerró su discurso un Macri relajado, visiblemente más cómodo tras haber acortado la diferencia.
Alberto Fernández habló minutos después desde el comando electoral de Chacarita: “El gobierno volvió a manos de la gente”, dijo a la multitud que para ese momento había coreado “vamos a volver” y “Alberto Presidente”.
El flamante presidente electo confirmó que se reunirá con Macri este lunes. “Por supuesto vamos a colaborar en todo lo que podamos, porque lo único que nos preocupa es que los argentinos dejen de sufrir de una vez por todas”, sostuvo, pero advirtió: “Ojala que quienes sean nuestros opositores sean conscientes de lo que han dejado y nos ayuden a reconstruir el país de las cenizas, ojala ese compromiso de diálogo que nunca tuvieron ahora lo ejerzan”.
Poco antes, y precedida en el discurso por Axel Kicillof, la artífice de la estrategia electoral que llevó al Frente de Todos al triunfo electoral envió un mensaje a dos bandas: a Macri, Cristina le pidió que hasta el 9 de diciembre “tome todas las medidas que tenga que tomar para aligerar la situación dramática que se está viviendo en el país”. Y ante la propia dirigencia, que la acompañaba feliz sobre el escenario, le pidió “que nunca más rompan la unidad que se requiere para enfrentar los proyectos neoliberales”.