Desde la acción del 2 de junio de 2017, cuando gritamos frente al Banco Central de la República Argentina ¡Vivas, libres y desendeudadas nos queremos!, repartimos volantes y leímos un manifiesto con el mismo título, pusimos en escena y en el debate público el endeudamiento privado, doméstico y familiar como un problema del feminismo. Empezamos a problematizar la dinámica de las finanzas en su relación con la vida cotidiana, con las formas de la violencia en los hogares y en los diversos territorios, con las modalidades actuales del trabajo y de la explotación.
Aquella acción tuvo resonancias múltiples. Una de las más interesantes es el modo en que para el 4 de junio pasado, distintos sindicatos se apropiaron de esa consigna para hacer sus convocatorias a la marcha NiUnaMenos.
Ahora, la reunión en Buenos Aires del Women20 ha sido contestada también desde el movimiento feminista, impugnando el intento de apropiación neoliberal de nuestras luchas. En este sentido, queremos remarcar tres puntos que nos parecen claves.
1. Que la perspectiva feminista sobre las finanzas globales tiene la capacidad de discutir en concreto cómo se da el antagonismo hoy entre vida y finanzas. Lo hace mostrando cómo se traduce el ajuste en las economías domésticas, populares y feminizadas, y explicitando así la conexión entre la abstracción de lo financiero y el impacto en los cuerpos.
2. Que las formas de “explotación financiera” pretenden ser encubiertas con la idea de “inclusión financiera”, especialmente dirigida a las mujeres. La “farsa” de la inclusión a través de las finanzas supone imponer la idea de que devenir empresaria de una misma es el ideal al que todas aspiramos y que los bancos apoyan. Cuando decimos que no somos ni víctimas ni emprendedoras le contestamos a los lugares en que nos quiere confinar el neoliberalismo.
3. Que el movimiento feminista es el que está imaginando hoy qué significa desobedecer al gobierno de las finanzas. Porque se organiza contra la criminalización del hambre, contra las formas de despojo de recursos a manos del neoextractivismo y contra la precarización de las vidas.«