Todo indica que las fuerzas rusas van ocupando lenta pero persistentemente el sur ucraniano, el objetivo anunciado desde que recibieron la orden de cruzar la frontera, el ya histórico 24 de febrero pasado. Los últimos informes desde el frente en el Donbass indican que fue tomada la ciudad de Lisichansk, con lo que todo el territorio de Lugansk quedó bajo control de efectivos de Moscú y de las repúblicas independientes del sur de Ucrania. «La milicia popular y el ejército ruso entraron en Lisichansk. Algunas empresas de la ciudad ya han sido tomadas. Actualmente, se están produciendo combates callejeros», escribió en su cuenta el teniente coronel Andrei Marotchko, que oficia de representante de los separatistas. El viernes las últimas tropas ucranianas habían recibido la orden de dejar Severodonetsk, en otra manifestación de que las noticias en el campo militar para Kiev no son auspiciosas por estos días.
Pero eso no significa el fin de la guerra que, como suele suceder cuando los actores son tan diversos, se puede desplazar a otros escenarios en cualquier momento. Por lo pronto, el presidente Volodimir Zelenski celebró como una victoria la decisión de los líderes europeos de otorgar el estatus de candidato a la Unión Europea de Ucrania y Moldavia, en tiempo récord. Zelenski había pedido la membresía en febrero. La movida tiene gusto a estrategia de tensión bélica, ya que Transnitria, el enclave moldavo de población rusófona, tiene características similares a las del Donbass y podría resultar un objetivo para Moscú, según los estrategas militares de la Otan. Pero el apuro dejó malheridos en el camino: Georgia había pedido el ingreso a la UE en marzo y no hubo novedades sobre el reclamo para ellos en esta semana, lo que provocó la queja de Tiflis.
En 2008, ante los primeros escarceos del gobierno Mijeíl Saakashvili por acercarse a la Otan, crecieron las tensiones en las regiones prorrusas de Osetia del Sur y Abjasia, declaradas repúblicas independientes de Georgia. El Kremlin ordenó una intervención militar que terminó con un acuerdo de cese el fuego avalado por la UE. Tanto en Georgia –la patria de Josif Stalin, por otro lado– como en Moldavia y Ucrania, lo que aparecen son los resabios de la disolución de la Unión Soviética, deudas que no se saldaron en el tiempo.
Otro “frente potencial” surgió estos días en Kaliningrado, el enclave ruso encerrado entre Lituania y Polonia, a orillas del mar Báltico. Se trata de un territorio de un tamaño similar al Área Metropolitana porteña con una historia trascendente para el mundo (ver aparte) que al final de la Segunda Guerra Mundial quedó en manos de la URSS. Hace justo cuatro años, entre el 16 y el 28 de junio de 2018, se disputaron cuatro partidos del Mundial de Rusia en el estadio Arena Báltica, que fue una de las sedes del certamen de la FIFA que ganaría Francia. Una curiosidad: allí jugaron su encuentro de la primera ronda el que sería subcampeón, Croacia, el tercero, Bélgica, y el cuarto, Inglaterra. Todo un récord.
Polonia forma parte de la Otan desde 1999, en lo que se conoce como la cuarta expansión de la Organización Atlántica. Lituania ingresó en la quinta extensión, en 2004, junto con siete países de lo que fue la órbita soviética. Justamente esa expansión fue criticada por analistas y geopolíticos internacionales desde esos tiempos como un desafío peligroso para la seguridad rusa. Putin recurre a ese argumento para explicar la invasión a territorio ucraniano.
El caso es que las autoridades lituanas anunciaron la prohibición de tránsito de mercancías sancionadas por los países occidentales desde Rusia a Kaliningrado, que administrativamente es un Oblast, o sea, tiene estatus de provincia. En esa región está asentada la flota rusa y una base con misiles Iskander, de capacidad nuclear. Desde la independencia de Lituanía, en 1991, se garantizó un corredor ferroviario para el transporte de mercancía.
El sábado pasado entró en vigencia el cuarto paquete de sanciones contra Rusia que, según la interpretación de máxima de Vilnius, prohíbe el tránsito de acero y metales ferrosos a través de su territorio. Para Moscú, el bloqueo es ilegal ya que sigue vigente el Acuerdo de Asociación y Cooperación entre Rusia y la UE que en el artículo 12 garantiza la libertad de tránsito.
«Lituania está implementando las medidas restrictivas impuestas por unanimidad», dijo Eric Mamer, vocero de la CE. El gobernador de Kaliningrado, Anton Alijánov, dijo que la respuesta rusa será contundente.
Mientras tanto, el Ministerio de Defensa ruso anunció este sábado que “80 mercenarios polacos fueron apresados, 20 vehículos blindados de combate y ocho lanzacohetes múltiples Grad fueron destruidos en bombardeos con armas de alta precisión contra la fábrica de zinc Megatex, en la localidad de Konstantinovka», en jurisdicción de Donetsk. Según las mismas fuentes, unos 300 militares ucranianos y un número no determinado de mercenarios cayeron prisioneros en la ciudad de Mykolaiv, a unos cien kilómetros de Odessa, el principal puerto de Ucrania. «
La tierra de Kant, Goldbach y E.T.A. Hoffmann, ante otra amenaza de guerra
La ciudad de Königsberg fue fundada en 1255 por Ottokar II de Bohemia, conocido en su tiempo como el Rey del Hierro y el Oro. Fue la capital de la Prusia oriental, con todo lo que implica ese nombre para la unificación de Alemania, en el siglo XIX, y para las guerras que asolaron Europa en el XX. Pero también fue la cuna del filósofo Immanuel Kant, el matemático Christian Goldbach y el multifacético Ernst Theodor Amadeus Hoffmann, más conocido como E.T.A. Hoffmann.
Kant, sin abundar demasiado, creó su sistema filosófico, que aún sorprende por su profundidad, sin salir nunca de esa ciudad bañada por el Báltico. Prusia, a su vez, fue el símbolo de un sistema militar tan preciso como terrorífico para la paz europea. Fue así que al fin de la Primera Guerra, el territorio fue cortado al medio con un territorio controlado por Polonia, el “Corredor de Danzig”, que sirvió de justificación a Adolf Hitler para la invasión de 1939.
En 1945, Prusia directamente desapareció de la faz de la Tierra. Su población de origen germánica mayormente fue trasladada a otros países mientras que el territorio fue desarticulado entre Polonia y Lituania. La antigua capital de la parte oriental y sus adyacencias quedaron para la Unión Soviética, que estableció allí el Oblast de Kaliningrado, bautizado así en honor a Mijail Kalinin, uno de los fundadores del Estado revolucionario en 1917 que presidió el Soviet Supremo hasta marzo de 1946.
Muchos en Occidente descubrieron su existencia cuando fue designada como una de las sedes del Mundial de Rusia. Para Moscú, el bloqueo de Lituania es una provocación inadmisible.