A esta altura del año 1945, las tropas alemanas estaban derrotadas en todos los frentes, pero aún no se habían enterado porque hasta el 30 de abril un líder desquiciado y un grupo de adláteres refugiados en un búnker no querían asumir la realidad. La rendición incondicional se produjo el 9 de mayo, cuando los últimos vestigios de resistencia al Ejército Rojo en Berlín recibieron la orden de entregar las armas. Se ponía así punto ¿final? a una masacre que costó la vida de hasta 70 millones de seres humanos entre soldados y población civil, más otros 6 millones que fueron asesinados en campos de concentración de una manera espeluznante y que devastó a países enteros, para crear un nuevo orden mundial sobre tanta tumba desconocida.
A 77 años de aquella barbarie en la parte del mundo que se jactaba de ser el faro de la humanidad, una guerra en Ucrania despierta nuevas alarmas. ¿Realmente terminó la II Guerra Mundial o el 24 de febrero Vladimir Putin dio la orden de abrir una caja de Pandora que a duras penas se mantenía en sordina y que acarrea imprevisibles consecuencias?
Más allá de estas disquisiciones, persisten controversias sobre las cenizas de aquellas masacres. Por diferencia horaria, en Occidente se establece como fecha para el armisticio el 8 de mayo, mientras que en los países orientales de recuerda el Día de la Victoria el 9. Para los rusos, herederos de la tradición soviética pero también de la memoria de lo que llaman la Gran Guerra Patria, fue el día del triunfo sobre el nazismo, que había provocado 27 millones de muertos en los territorios de la URSS. Para Hollywood y el imaginario posterior, la guerra fue el gran triunfo de los estadounidenses, que perdieron solamente 200 mil soldados y ningún civil.
Como justificación para el inicio de la operación militar en Ucrania, el presidente Putin señaló que tenía como objetivo “desmilitarizar y desnazificar” al país, que tras el golpe de estado de 2014 quedó en manos de una cúpula ligada a milicias que abrevan en aquellas organizaciones anticomunistas que se aliaron a los nazis en la ofensiva alemana de junio de 1941. Esas fuerzas que no dudan en utilizar simbología nazi estaban masacrando a pobladores de etnia o lengua rusa en el Donbass, sin que las denuncias de Moscú tuvieran eco en los países occidentales, al punto que los tratados de Minsk nunca fueron respetados por Kiev, sin mayores represalias por las desobediencias a mandatos en que estaba implicada hasta la ONU. Pruebas para sostener esta versión de los hechos hay sobradas, incluso de la participación de agentes de EE UU y la Otan en el entrenamiento y el apoyo logístico.
La invasión del 24F, según la óptica occidental, fue pensada como un sencillo un paseo para ocupar Kiev y someter a los ucranianos antes el 9 de mayo, cosa de que Putin pudiera celebrar su propia victoria sobre los nazis. Ahora, tanto el gobierno de Volodimir Zelenski como voceros occidentales especulan con que Rusia prepara el recordatorio del 9M con algo grande. Desde la declaración formal de guerra, la ocupación de todo el sur ucraniano hasta Trasnistria, como puestos a imaginar, hasta un bombardeo nuclear. El papa Francisco también cree que los rusos preparan una “celebración” especial, y mientras espera una respuesta a su proposición de encontrarse con Putin para tirar líneas hacia un cese el fuego, dijo que el líder húngaro Víktor Orban fue quien le aseguró que “el 9 de mayo todo habrá terminado”.
Para quienes pensaron que no habría un 24F es difícil desmentir cualquiera de estas hipótesis. En todo caso, como ya pasó en otras ocasiones en los últimos años, lo seguro es que habrá dos homenajes. Uno en Francia, en la tumba del soldado desconocido, a horas de que Emmanuel Macron sea investido para un segundo mandato, y otro en Moscú. Putin dijo que no iba a ser algo grande porque no era “un número redondo”. O sea, es un aniversario que no termina ni el 0 ni en 5, por eso no invitaría a ninguna personalidad. Tampoco él fue invitado a Paris, como viene ocurriendo en los últimos 9 de mayo. La agencia rusa Sputnik, en tanto, informó que este año se realizará la marcha del Regimiento Inmortal en 88 países, uno de ellos, la Argentina. Se trata de una movilización de personas que portan las fotos de familiares que murieron en la II Guerra Mundial.
Pero este mismo 9 de mayo, el Europarlamento realizará un acto en homenaje al Día de Europa, donde se presentarán propuestas para el futuro del continente en un momento crucial de su historia. Un día como ese, pero en 1950, el entonces canciller francés Robert Schumann presentó la Declaración que lleva su nombre para consolidar las bases de una pacificación duradera en esa belicosa región del planeta teñida de sangre por siglos, mediante una propuesta para la administración conjunta de dos recursos indispensables para el desarrollo industrial autónomo y por el que habían peleado por añares entre galos y germanos: el hierro y el carbón,
La Comunidad Europea del Carbón y el Acero fue la base para el Mercado Común Europeo y antecedente de la actual Unión Europea, que ahora teme por su futuro en una guerra que nuevamente golpea a sus puertas.
El mensaje de China a la Otan
Los chinos tienen otra fecha para recordar este fin de semana. Y para pasar factura. Se trata de un nuevo aniversario del 7 de mayo de 1991, cuando fuerzas de la Otan bombardearon la embajada de China en Belgrado y causaron la muerte de tres periodistas y heridas en más de 20 diplomáticos de esa nacionalidad.
El mensaje del vocero de la cancillería, Zhao Lijian, no podía ser más claro: “China nunca olvidará el bombardeo”. El portavoz señaló, según un cable de la agencia oficial Xinhua, que «la Otan afirma ser una organización defensiva, pero ha violado repetidamente el derecho internacional y ha librado guerras deliberadamente contra países soberanos, lo que ha socavado la paz mundial y regional y ha matado y desplazado a un gran número de civiles inocentes».
Para que no queden dudas de que relacionaba con la actualidad ese hecho registrado en los tramos finales de la cruenta disolución de Yugoslavia –una guerra civil alentada por EE UU y la Otan– Zhao indicó que la organización atlántica llevó a cabo cinco oleadas consecutivas de expansión hacia el este después de la Guerra Fría “que no hicieron a Europa más segura, sino que sembraron la semilla del conflicto entre Rusia y Ucrania, reavivando la guerra en el continente europeo”.
En otro tramo de la conferencia de prensa Zhao sostiene que la Otan “debe hacer los ajustes necesarios, abandonar la mentalidad de la Guerra Fría y dejar de provocar la confrontación de bloques y de crear tensiones en Europa, Asia Pacífico y el mundo”.