A seis meses de iniciada la guerra en Ucrania, el presidente Vladimir Putin amplió los derechos de los ucranianos y los habitantes del Donbass para residir y trabajar en territorio ruso. Según el texto emitido por el Kremlin, los ciudadanos de esos distritos podrán permanecer en Rusia sin límite de tiempo y tendrán derecho a ejercer cualquier actividad profesional sin permiso de trabajo. En el mismo documento se establecen pagos de 10.000 rublos, (unos 170 dólares) a modo de compensación a quienes se vieron obligados a abandonar Ucrania desde el 18 de febrero, una semana antes del inicio de las operaciones.
Mientras tanto, del otro lado de las actuales fronteras, Energoatom, la empresa operadora de la central nuclear de Zaporiya, con sede en Kiev, anunció en su cuenta de Telegram que reconectaron a la red eléctrica los reactores -que habían sido interrumpidos un día antes para mantenimento- y afirmó que los sistemas de seguridad funcionan con normalidad. Kiev había señalado el día anterior que la planta -en poder de tropas rusas desde marzo- había sido totalmente desconectada, algo que, se encargaron de resaltar, no había ocurrido nunca en su historia.
Los continuos ataques al predio desde sectores controlados por Ucrania hacen temer una catástrofe que podría afectar a gran parte de Europa. De hecho, Zaporiyia es la mayor central del continente. Se espera que una misión de control de la ONU a cargo del argentino Rafael Grossi llegue a la central para inspeccionar las instalaciones.
Moscú, en tanto, bloqueó la posibilidad de una declaración sobre el tratado de desarme nuclear que se elaboraba en la sede de la organización internacional. El gobierno ruso señaló que el documento presenta aspectos «falsos y politizados» del texto final relacionados con la guerra en Ucrania y las acciones en torno a la central de Zaporiyia. «Ucrania y los curadores del régimen de Kiev tienen toda la responsabilidad por la falta de un resultado positivo final», dijo el jefe de la delegación rusa, Andrei Belousov.
Por otro lado, el gran aliado de Rusia dentro de la Otan, Hungría, anunció el inicio de la construcción de dos centrales nucleares en cooperación con el gigante ruso del sector, Rosatom. La autorización fue otorgada por las autoridades de regulación húngaras, después de numerosos retrasos, declaró el canciller, Peter Szijjarto. El primer ministro Viktor Orban mantiene una estrecha relación con Putin y rechazó adherir a las sanciones dictadas desde el inicio de la operación militar en Ucrania, a pesar de que Hungría forma parte de la Otan.
El funcionario consideró que en vista de los plazos previstos en los pliegos de condiciones, se puede prever de forma «realista» que los dos reactores entren en funcionamiento hacia fines de esta década. «