La ciudadanía brasileña colocó en segunda vuelta a los actores esperados, aunque con una diferencia inesperada. De cara a la segunda vuelta, Tiempo pudo conversar con Raúl Pont, fundador e histórico dirigente del Partido de los Trabajadores y miembro de su conducción nacional.
–¿Esperaban este resultado?
–Fue una elección singular. Lula, el favorito en las encuestas, está preso y sin derecho de ser elegido. Inédito en Brasil. Total complicidad del Poder Judicial. Los dos grandes partidos de la derecha derrotados. ¡Meirelles hizo el 1 por ciento de los votos! Alckmin el 4,5 por ciento. El MDB (Movimiento Democrático Brasileño) y PSDB (Partido Social Democrático Brasileño) perdieron alrededor de la mitad de sus bancas federales. El PT obtuvo la mayor bancada: 58 diputados federales. El segundo fue el PSL (Partido Social Liberal), que no existía, era minúsculo y eligió a 51 diputados. Es la leyenda de Jair Bolsonaro. El PDT (Partido Democrático Laborista), gracias a Ciro Gomes hizo el 11% de los votos y su bancada creció un poco, los demás partidos del centro, ligados a iglesias o siglas tradicionales, mantuvieron sus bancadas, pulverizando la Cámara Federal. Nadie tiene mayoría. La suma de los partidos conservadores, religiosos y de derecha serán mayoría, pero sin una cohesión programática.
–¿Cómo ve la irrupción de Bolsonaro?
–Bolsonaro creció con base anti-PT, iglesias pentecostales, apoyo de los medios por estar contra la izquierda, federaciones empresariales que abandonaron sus partidos tradicionales y, algo nuevo en Brasil, una avalancha de mentiras, preconceptos, acusaciones personales absurdas pero que encontraban eco en la población dispuesta a votar en contra el sistema, a conciencia y sin programa.
–Y todo eso afectó al PT.
–Como todo el ataque y criminalización de la política era contra el PT, pasamos a ser el chivo expiatorio de todos los males. Un fenómeno sociológico y psicológico que aún tiene que ser estudiado y comprendido. A pesar de todo, resistimos, sobrevivimos, fuimos el partido más votado individualmente y mantuvimos gobiernos importantes como Bahía, Ceará y Piauí del PT; y Maranhão del PCdB (Partido Comunista do Brasil).
–¿Cuál es la perspectiva hacia la segunda vuelta?
–Ahora, vamos a la segunda vuelta entre Bolsonaro y Haddad. La elección terminó con un 46% por el exmilitar, 29% para nuestro candidato, 11% para Ciro. Los demás por debajo del 10%. Marina salió de escena. Boulos hizo el 1 por ciento. Las primeras encuestas dan alrededor del 55% a Bolsonaro y 45% a Haddad. Los grandes partidos de la derecha se quedan neutrales. El centro y la extrema derecha, con Bolsonaro. Es el candidato del orden, contra el PT. El viernes recomenzó el programa vía TV. Tiempo igual para los dos. Bolsonaro huye de los debates y de las entrevistas.
–¿Y qué buscará el PT?
–Estamos buscando unificar al PT, al PCdB (Manuela D’Avila es la vice), el PSOL (Partido Socialismo y Libertad), parte del PDT y del PSB, así como al movimiento sindical (a todas las centrales), a la juventud (creció mucho el apoyo en la juventud estudiantil). El movimiento de las mujeres creció mucho contra Bolsonaro. Ese es el cuadro.
–¿Las cartas están echadas?
–Elección muy difícil pero no imposible. Estamos en las calles, la tensión ha crecido, hay mucha violencia y provocación pero estamos en el juego. El país que salga de eso es imponderable. Ninguno tendrá gobernabilidad. Aunque hay un abismo los que separa a los dos en preparación, formación, razonabilidad y experiencia de gobierno. Por eso tenemos chance. La segunda vuelta será el 28 de octubre, hasta ahí será una guerra. No obstante, ya es evidente una gran reformulación partidaria en el país con un reacomodamiento profundo de las fuerzas políticas.