En línea con lo sostenido hace días por el exasesor de la Casa Blanca, John Bolton, otra exfuncionaria de la diplomacia estadounidense admitió los planes del gobierno de los Estados Unidos bajo la administración de Donald Trump para promover un golpe de Estado contra Nicolás Maduro en Venezuela.
Quien fuera subsecretaria de Estado, bajo el ala de Mike Pompeo, confesó en una entrevista que pretendieron inducir a los militares venezolanos a levantarse en armas contra el presidente. Carrie Filipetti, responsable a partir de 2019 de los temas relacionados con Venezuela y Cuba, elogió además las políticas de “presión máxima” y criticó el diálogo y la apertura promovidos por otras administraciones. “Lo que he observado, especialmente cuando se trata Maduro y de Cuba, es que la presión máxima tiende a funcionar mejor que el acercamiento”.
Al respecto, Filipetti fundamenta que “si se mira el historial de derechos humanos del régimen cubano, se ve que cuando EE.UU. se acercó a ellos, hubo más detenciones arbitrarias. Cuando se inició el gobierno de Trump, empezamos una campaña de presión máxima allí también y empezamos a ver que los abusos a los derechos humanos y las detenciones arbitrarias se redujeron precipitadamente”.
La exfuncionaria asumió el cargo el día en que la Asamblea Nacional controlada entonces por la oposición proclamó al diputado Juan Guaidó como presidente interino, haciendo una interpretación propia de las cláusulas constitucionales que habilitaban ese nombramiento que fue celebrado y fuertemente apoyado por los Estados Unidos. Sus declaraciones sobre el sostén a todo nivel a ese gobierno autoproclamado y las sanciones económicas que aun persisten contra el país, fueron recogidas en una entrevista publicada en el sitio de noticias internacionales de la BBC británica.
“Aunque hubo mucho apoyo real al gobierno interino en términos de congelación de activos, tratando de conseguir que los activos se dirigieran al gobierno interino para que pudieran utilizarlos operativamente, sigo pensando que siempre se puede hacer más para apoyar directamente a la oposición. Hicimos un poco de eso. Ayudamos a crear carteras digitales para los pagos del gobierno interino a la gente de Venezuela, para que pudieran tener algunos ingresos, especialmente los médicos, las enfermeras, etc. durante la pandemia de covid-19”, reconoció Filipetti.
Además consignó como errores de la estrategia estadounidense el hecho que “desde el principio había esta sensación de que esto no tomaría mucho tiempo y como estábamos operando con un calendario según el cual Maduro se iría en cuestión de semanas o meses, eso significaba que podíamos desplegar las sanciones más agresivas al inicio”.
“Así se decidió pasar las sanciones al sector petrolero a principios de enero de 2019 y parte del problema allí fue que para el régimen de Maduro fue difícil manejar esas sanciones, pero una vez que lo hicieron, cualquier otra cosa que les lanzamos fue muy menor porque ya habían recibido el mayor golpe que iban a recibir”, declaró.
La parte más destacada de la entrevista es cuando la exfuncionaria de Trump admite la guerra de zapa dirigida a convencer a los cuadros militares venezolanos a sublevarse contra Maduro, que incluyó la sanción de parte de la Asamblea opositora de una ley de Amnistía que adelantaba un perdón a los militares que eventualmente se plegaran en acciones golpistas. Al admitirlo, reconoce a la vez el fracaso táctico y estratégico.
“Lo que subestimamos fue el grado de lealtad del círculo interno de Maduro. Teníamos la sensación de que querrían hacer lo correcto, de que como militares venezolanos se veían a sí mismos como guardianes de la Constitución venezolana y que los llamados a su moral combinados con las sanciones les ayudarían a volverse contra Maduro y pedirle que se fuera. Y eso no ocurrió, así que quizás tuvimos excesiva confianza en que los jefes militares de Venezuela iban a hacer algo para sacar a Maduro”, dice.
Ante una pregunta de su entrevistador, niega lo que el propio Trump había declarado en sus bravuconadas públicas; que la opción de una avanzada militar estaba siempre “sobre la mesa”.
“He leído a otras personas, incluido el Secretario de Defensa en funciones, Mark Esper, en su libro que sugiere que las había. Ese nunca fue el caso. Nunca fue algo con lo que yo estuviera familiarizada o con lo que nuestro representante especial [Elliot Abrams] estuviera familiarizado, así que por lo que sabemos nunca estuvo sobre la mesa. No estoy muy segura de por qué [Esper] lo dijo en su libro, pero ciertamente nunca fue parte de las conversaciones políticas sobre Venezuela”.