En los últimos tramos de la campaña, los candidatos presidenciales fueron a buscar el voto en el estado clave de Wisconsin.
La aspirante demócrata pidió el voto joven en la Universidad de Wisconsin, en la ciudad de Madison, mientras que Trump se ha vuelto a describir a sí mismo como un «protector de las mujeres» y continuó una disputa mediática con los demócratas al llegar en un camión de residuos, en sendos actos este miércoles.
Harris aprovechó su visita al complejo universitario para afirmar que le encanta cómo los jóvenes «están liderando la lucha para proteger nuestro planeta y nuestro futuro«. «Para ustedes esto no es un asunto político. Es su experiencia vivida y yo los veo. Y veo el poder que tienen», afirmó.
La demócrata, que se mostró «orgullosa» de los jóvenes, aseveró: «Ustedes que crecieron con simulacros de tiradores activos, están luchando para mantener seguras nuestras escuelas», según declaraciones recogidas por la cadena de televisión estadounidense CNN.
«Ahora que conocen menos derechos que sus madres y abuelas, están defendiendo la libertad. Y lo que sé de ustedes es que estas cuestiones no son teóricas», agregó, al incidir en que esta población joven defiende temas como el cambio climático, el control de las armas o los derechos reproductivos.
El voto joven puede ser determinante para este estado clave. Con diez votos electorales, Wisconsin, junto a Michigan y Pensilvania, forma parte de lo que la política norteamericana conoce vulgarmente como «el muro azul«, tradicionales feudos demócratas cuya pérdida ha desembocado invariablemente en un triunfo republicano en los comicios presidenciales.
Subido a un camión de basura con un chaleco de seguridad reflectante, Donald Trump se presentó, tal y como hizo el mes pasado, como un «protector» de las mujeres. «Lo voy a hacer, les guste o no a las mujeres. Tengo que protegerlas. Voy a protegerlas de los migrantes que llegan. Voy a protegerlas de países extranjeros con misiles y muchas otras cosas», afirmó el republicano en un mitin en la ciudad de Green Bay, en el mismo estado en que se presentó su contrincante.
La puesta en escena tuvo que ver con responder al presidente, Joe Biden, quien recientemente dijo que «la única basura que ve flotando son sus seguidores», en referencia a la polémica desatada por un chiste realizado por el comediante Tony Hinchcliffe en un mitin de Trump en el que calificó a Puerto Rico como una «isla de basura».
En respuesta, el presidente Biden agregó: «Su demonización de los latinos es inconcebible y es antiestadounidense». Luego en su cuenta de X, el presidente intentó bajar el tono diciendo que se refería «a la retórica odiosa sobre Puerto Rico lanzada por un partidario de Trump» sin atribuirla directamente al candidato opositor.
Pero el comentario fue capitalizado rápidamente por el republicano y a la vez representó un contrapeso para la vicepresidenta, que tuvo que salir a desmarcarse de su jefe diciendo que está «en desacuerdo con cualquier crítica a las personas basada en por quién votan».
Trump negó relación alguna con el comediante y sus declaraciones y aprovechó la retórica que le dejó servida el presidente: «Joe Biden finalmente dijo lo que él y Kamala realmente piensan de nuestros partidarios. Los llamó basura», afirmó Trump en sus actos siguientes.
Pese a que desde el momento de cambio de candidatos en la fórmula demócrata, la actual vicepresidenta había logrado resucitar la campaña del oficialismo, hoy -a apenas una semana de la elección más importante de la historia de los Estados Unidos- la situación cambió rotundamente y esos más de tres puntos que le había logrado sacar a Donald Trump (78) en el promedio de todas las encuestas -relevado por el sitio especializado RealClearPolitics- hoy ya es un recuerdo.
Si bien en Nevada, Michigan, Wisconsin, Carolina del Norte y Pensilvania la diferencia es menor a un punto, lo que podría inclinar la balanza para cualquier lado y esa pequeña brecha se encuentra en el margen de error que detentan los sondeos. Esos 66 delegados que otorga la sumatoria de esos estados (vale recordar que salvo en el caso de Maine y Nebraska, quien gana en un distrito se lleva todos los delegados para el Colegio Electoral), podrían dar vuelta el escenario en sentido contrario si al final se inclinasen por la líder demócrata.
Pero en este momento, parecen favorecer -aunque sea por una mínima diferencia- al referente republicano. Y, de esa manera, se aseguraría la vuelta a la Casa Blanca. Es más, las apuestas tienen un claro favorito: Están 66% para Trump y 34% para Harris.
En el promedio general de votos de los Estados «en batalla» -tal como lo definen en EEUU- Trump aventaja a Harris por 0,9%: el republicano cosecha el 48,4% de los apoyos, mientras que la demócrata recibe el 47,5%. Y en cuanto a la distribución de bancas en el Congreso, el ex presidente también le gana a la actual Vice: 47,6% a 46,8% en la votación general con vistas a la composición del Capitolio, una diferencia del 0,8%.
BB con Europa Press y NA
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