Narendra Modi dijo que ninguna potencia en el mundo puede parar a un país de 1.300 millones de habitantes. El primer ministro insistía en que “el siglo XXI será el siglo de la India” incluso antes de llegar al cargo en mayo de 2014, convencido de que sus dimensiones le aseguraban un papel clave a nivel global. Ahora Modi hace valer el peso del país en medio de las rivalidades entre sus aliados.
El gobierno de Modi logró esquivar los reclamos de Estados Unidos y Reino Unido por el creciente intercambio comercial con Rusia. Nueva Delhi viene desplegando una diplomacia autónoma que pone en el centro de su agenda exterior las necesidades de desarrollo económico interno, lo que explica que haya rechazado sumarse a las sanciones occidentales contra Moscú. Y por el momento, India saca provecho de este juego de equilibrios.
“Modi profundiza los niveles de pragmatismo político con una postura ambivalente y desarrolla una política exterior de lealtades divididas, porque trata de potenciar los lazos tanto con Rusia, como con China y EEUU. El no alineamiento ya no se corresponde, como en la época de Nehru, con un idealismo en política exterior, sino con una práctica más realista que busca maximizar las posibilidades”, afirma Clarisa Giaccaglia, doctora en Relaciones Internacionales e investigadora adjunta del CONICET.
La académica señala que India “se involucra en cualquier proyecto o alianza que considere buena para ella misma”. “En el último tiempo ha potenciado el BRICS y el RIC (Rusia, India y China), que le ofrece ventajas en el sur de Asia para diversificar sus vínculos, aumentar sus cuotas de poder y fortalecer así su posicionamiento internacional”, sostiene. India solo está alineada con sus propios intereses y las demás potencias entienden esta condición.
Con mucho tacto, la Casa Blanca cuestionó a India por la compra de petróleo ruso, pero el canciller Subrahmanyam Jaishankar recordó a la administración Biden que se trata de un insumo necesario para la seguridad energética de su país. La respuesta sirvió para que EEUU abandonara el tema y proclamara de “vital importancia” la relación bilateral. Puesto en la balanza, el Diálogo de Seguridad Cuadrilateral -Quad, como se conoce a la alianza militar que ambos países integran con Australia y Japón- pesa más que los negocios con Moscú.
Lo mismo ocurre con Reino Unido, cuyo primer ministro visitó India por estos días. El gobierno de Boris Johnson había pedido que “las democracias y los amigos se mantengan unidos” ante la invasión a Ucrania, midiendo cada palabra para que no sonara a un reclamo, y sobre todo para no enturbiar la visita. Johnson tenía previsto que India fuese su primer viaje oficial como jefe de gobierno, algo que frustró la pandemia, con el objetivo de apurar un tratado de libre comercio que rescatara a la economía británica tras el Brexit.
Manuel Gonzalo, experto en Asia del Sur del Consejo Argentino para las Relaciones Internacionales, afirma que además de representar un mercado importante, India cuenta con atributos diferentes. “Uno es la diáspora india, inserta en Reino Unido y EEUU en posiciones claves, como es el caso de Kamala Harris. El segundo es el tránsito energético: cerca del 70 por ciento de las importaciones de petróleo de China pasa por Índico, por eso su control es central. Esa es la importancia de la localización de India. El tercero es que India tiene bomba atómica, uno de los ejércitos más grandes del mundo en números, poderío naval importante y desarrollo de misiles de alta precisión”, enumera.
Desde su independencia de Reino Unido en 1947, el entonces primer ministro indio Jawaharlal Nehru puso en práctica una política de no alineamiento en respuesta a la bipolaridad de la guerra fría. El desarrollo y la seguridad serían las prioridades. Frente a la enemistad con China y Pakistán, la Unión Soviética se convirtió en su principal proveedor de armas. Décadas más tarde Vladimir Putin se refirió a India como un “socio privilegiado”.
“India considera a Rusia un aliado histórico. Las relaciones con EEUU son más tardías, porque comienzan después del 11-S, cuando se acepta el estatus nuclear de India. Si bien el comercio y las inversiones son menos significativas en comparación con las que mantiene con EEUU y China, Rusia sigue siendo el principal proveedor de armas. También es cierto que Modi trató de mantenerse alejado de la invasión del conflicto en Ucrania”, afirma Giaccaglia.
A pesar de que India “se identifica como neutral, en la práctica hay una cierta tendencia a apoyar a Rusia”. “La estrategia es priorizar el esquema de lealtades fragmentadas que le ha permitido pivotear entre los poderes tradicionales como EEUU y Europa y los poderes emergentes como China y Rusia”, apunta. El aislamiento de Moscú que siguió a la invasión fue una oportunidad comercial para Nueva Delhi. India va camino a transformarse en el mayor consumidor de energía y la oferta rusa de petróleo y carbón con descuento tentó a Modi.
Según Gonzalo, “la seguridad energética es el tema central de la política exterior india, por encima de la seguridad alimentaria”. “Más de un tercio de las importaciones de India tienen que ver con lo energético, por eso abre la relación con Rusia. En términos de exportaciones es relevante la relación con EEUU. Cuando tiene saldos exportables en trigo y maíz, India los coloca en sus periferias o en países como Egipto. Con la guerra en Ucrania, detecta oportunidades de exportaciones de bienes de origen agrario. Lo mismo con farmacéutica”, observa el doctor en Economía.
India busca mantener el ritmo de crecimiento de las últimas décadas y saca ventaja económica de su diplomacia. Pero el pragmatismo de Modi llega incluso a China, el mayor adversario geoestratégico. Giaccaglia dice que “Modi no buscó peleas a pesar de ser un nacionalista que en el pasado criticó a los gobernantes indios por no haberse enfrentado con China”. “La relación se debate entre los resquemores producto de disputas fronterizas que no se terminan de resolver y un gran interés en consolidar los lazos económicos que permitan un despegue conjunto en Asia. Para China, el mercado indio es sumamente atractivo. Aunque hay acciones de balanceo y contrabalanceo en cuestiones geopolíticas”, asegura.