Frente a la Plaza 2 de Mayo, en el popular Cercado de Lima, dos tanquetas de la Marina de Guerra custodian la sede de la Confederación General de los Trabajadores del Perú (CGTP). Una postal del presente que vive el país andino-amazónico. Gustavo Minaya, secretario general adjunto de la central obrera, llega acalorado al viejo edificio. El curtido dirigente del gremio universitario viene de una manifestación frente al Ministerio de Trabajo. Recibe a Tiempo en su despacho, bajo el amparo de los retratos, del fundador de la CGTP, José Carlos Mariátegui, y de Isidoro Gamarra, combativo dirigente sindical.
«Desde que asumió Pedro Castillo, hubo ciertos cambios para mejorar la calidad de vida de los pobres de nuestro país. De las masas que necesitaban que sus derechos fueran reivindicados. Tenemos una Constitución que viene de los ’90, de la dictadura de Alberto Fujimori y Vladimiro Montesinos. Toda una estructura legal que sigue vigente. Leyes que precarizan a los trabajadores», contextualiza.
–Se habla mucho del boom económico peruano, pero se dice poco de las condiciones de vida de los trabajadores. ¿Cuáles son?
–En la post pandemia, la informalidad llega al 80 %. Cada vez hay más pobres. El sueldo mínimo es de 1025 soles, algo así como 250 dólares. Muchos trabajadores viven al día. Estamos atrasadísimos en referencia al resto de la región. La situación es muy precaria y la esclavitud laboral se legalizó con la Constitución fujimorista. Defiende los intereses de los poderosos.
–¿Con Castillo cambió algo?
–Con Castillo tenemos sentimientos encontrados desde la CGTP. Decidimos apoyarlo en la segunda vuelta. En la primera apoyamos a Verónica Mendoza, la candidata cusqueña. En este local, desde el histórico balcón que da a la Plaza 2 de Mayo, desde donde ahora vemos dos tanquetas, Castillo cerró su campaña electoral. Nadie quería brindarle espacio, porque había amenazas de la derecha, pero la CGTP abrió sus puertas. Una vez en el poder, durante los ocho primeros meses, no nos recibió. Sólo escuchaba consejos de su círculo primario. Pero luego se abrió por el contexto. Nosotros veníamos demostrando en las calles el apoyo a su gobierno. El 7 de abril del año pasado, los trabajadores paralizamos la segunda intentona de vacancia con movilizaciones. Hubo una tercera intentona; y con la cuarta llega su salida forzada. Fue un golpe de Estado.
–¿Cómo calificaría el gobierno de Dina Boluarte?
–Tengo 55 años y viví momentos. En Perú vivimos una dictadura cívico-militar-empresarial de corte fascista. Ahora se ve cierta tranquilidad, pero las protestas no frenan y van a crecer. La respuesta del gobierno es salir a matar, meter bala. Las fuerzas democráticas nos estamos replegado estratégicamente, nadie puede aguantar tres meses manifestando. Pero desde el 16 de marzo, el jueves que viene, salimos a la calle con una jornada nacional de protesta. Haremos paralización con los sindicatos en cada provincia. La concentración principal será en Lima. Entendemos que la lucha contra esta dictadura no es sólo de los trabajadores, sino de todos los peruanos.
–¿Qué diría Mariátegui de este momento histórico?
–Mariátegui recomendaría hacer creación heroica. Construir un Perú nuevo, para un mundo nuevo. Sin calco ni copia: conocer las experiencias progresistas que se dan en otros rincones de América, para generar nuestra propia experiencia. «