El presidente depuesto de Bolivia, radicado desde el jueves pasado en la Argentina en carácter de refugiado, aseguró también sobre su destitución: “No solo es un golpe al indio, es un golpe al litio”.
Radicado desde el jueves pasado en la Argentina en carácter de refugiado, al igual que los dirigentes que lo acompañan, entre ellos también el exvicepresidente Álvaro García Linera, Evo confió en que su espacio encontrará “un candidato unitario” que represente a todos los sectores que integran el que fuera partido de gobierno hasta el golpe que lo forzó a renunciar el 10 de noviembre pasado.
En ese sentido, Evo recordó el carácter “golpista de la OEA”, organismo al que atribuyó parte de la creación de un escenario que precipitó la crisis política en su país, cuando adelantó un informe con el que pretende indicar que hubo fraude en las elecciones de octubre, a pesar de que usa el término de “irregularidades”.
Para el dirigente cocalero, la aseveración de anomalía en 226 actas, como señala la OEA, no probarían fraude alguno. “Si les diéramos los resultados de todas esas actas a la derecha, igual ganábamos”, dijo. Además, consideró que el golpe “no solo es un golpe al indio, es un golpe al litio”. En ese sentido destacó que “Estados Unidos no perdonó que los dejáramos fuera de la industria del litio”, en referencia a su intención de controlar estatalmente la industria de ese mineral de alto impacto en la economía.
Los golpistas, dijo también, “mataron a mis compatriotas pero también están matando la economía”. Lamentó la muerte de 36 bolivianos en la represión, sobre lo que afirmó que “hasta mi renuncia no había un solo muerto a bala. Después vimos como desde helicópteros disparaban contra mis hermanos”, dijo y aseguró que por momentos se arrepiente “de haber equipado tanto a las Fuerzas Armadas”. Previamente había hecho una “autocrítica” por reconocer que se había “confiado demasiado” en la idea de que no podía sufrir un golpe, después de haber “derrotado a muchos”.
Evo dijo también que las fuerzas que actuaron en su contra lo hicieron por el único “delito” de “ser indígena y representar al pueblo boliviano”. Los movimientos sociales, dijo, “nos organizamos en movimientos políticos, para demostrar que otro mundo es posible, pero sin el Fondo Monetario Internacional. Para que nunca más nos gobiernen desde afuera y desde arriba”, expresó en la mesa del CCC.
A los dirigentes “de la oposición que están en el gobierno de manera ilegal”, les dijo que “si quieren elecciones libres y transparentes no puede haber persecución política, que me dejen entrar a Bolivia, tengo derecho a hacer política”, dijo en relación con una serie de causas que se abrieron en su contra por supuestos actos de terrorismo y sedición. Y cerró: “Soy un político y mientras tenga la vida, seguiré haciendo política”.
Celeste López y Mariano Gorini serían los nombres de los agresores.
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