Actualmente, el Partido dos Trabalhadores tiene el desafío de una deconstrucción de su imagen y renovación de sus cuadros. Si bien sigue siendo uno de los partidos más grandes de América Latina y mantiene un peso electoral relevante en el escenario brasileño, tiene un desgaste provocado por el ataque directo de la lawfare y las fake news sistemáticas sobre sus dirigentes. Lo favorece tener al referente más importante de la historia brasileña, Luiz Inácio Lula da Silva, quien adelantó que no pretende competir en las elecciones presidenciales de 2022 y da todo su apoyo a Fernando Haddad como candidato, algo que el PT aún debe definir.
Cabe señalar que el ex presidente aún no tiene derechos políticos plenos, debido a las causas judiciales que pesan en su contra, pero se ve un panorama favorable para habilitar su postulación. Por eso, dejó abierta la puerta al decir que solo lo haría bajo un acuerdo de todas las izquierdas, no obstante aclaró que la postulación depende del PT y de los criterios que definan los posibles partidos aliados, algo que no se dispone a pelear, aclaró recientemente en una entrevista al portal Brasil 247.
Lo cierto es que, con la develación de las conversaciones entre fiscales y el exjuez y exministro de Justicia Sergio Moro, la Operación Lava Jato deviene en opereta que reinstala con fuerza la figura de Lula en el escenario político brasileño. Además, la victoria judicial que le otorgó a Lula el STF (Supremo Tribunal Federal, la Corte Suprema brasileña) al reconocer los audios, pareciera mostrar otra predisposición del Poder Legislativo ante su figura. Si bien Moro insiste en deslegitimar la divulgación de los intercambios de mensajes entre él y los miembros del Ministerio Público Federal, Lula fue contundente al afirmar: “Hay que terminar con esta historia, cuando Moro dice: ‘ay no sé. Es como que alguien entrara a tu casa, encuentre lo robado y te diga: no lo reconozco porque no sé quién lo puso aquí’”.
Al ser clara la connivencia del exministro de Justicia Moro con los fiscales de la desactivada Operación Lava Jato, al no respetar marcos legales y actuar con procedimientos abusivos orientados a perseguir y detener a un fundador del PT con el objetivo de impedir su elección como presidente, ahora la campaña “Lula Libre” lanzó una plataforma para reclamar al STF que anule todos los procesos abiertos contra el exmandatario. En esa página web se puede entrar y dejar la firma de apoyo (www.comitelulalivre.org).
Más allá de eso, todo se perfila hacia las elecciones presidenciales de 2022. Es que si bien los movimientos sociales siguen reclamando el juicio político de Jair Bolsonaro, especialmente por el desastre sanitario que genera su negligencia ante el Covid 19 -donde las cifras muestran más de 10 millones de contagios y 250 mil muertes- el presidente brasileño logró un blindaje parlamentario al conseguir imponer a sus candidatos para conducir las cámaras. El Senado lo presidirá el derechista de Demócratas, Rodrigo Pacheco, y la Cámara de Diputados estará encabezada por el conservador del Partido Progresista, Arthur Lira.
Si bien para muchos esa realidad indigna, lo cierto es que da mejor margen al PT para reorganizar un marco de alianza frente a una derecha que cerró filas detrás de Bolsonaro carroñando la riqueza principal del Estado brasileño. El exmilitar ultraderechista parece a esta altura haber olvidado su nacionalismo y remata acciones de la Petrobras a precio vil. Además, impulsar un impeachment sin poder conducirlo, es regalar el gobierno al poder real. Por el momento, a las fuerzas progresistas solo les resta esperar. «
Brasil supera records de desocupados yde contagios y muertes por coronavirus
A pesar de que el gobierno de Jair Bolsonaro minimizó cuanto pudo el cierre de la economía por la pandemia y hasta se burló de quienes alertaban sobre las consecuencias del coronavirus sobre la salud de la población y la economía, Brasil registró un desempleo de 13,9% en el cuarto trimestre de 2020, el mayor promedio anual de desocupación desde 2012, según datos oficiales. El récord, sin embargo, fue en julio, cuando alcanzó una cifra del 14,6% de desocupación, de acuerdo a mediciones del Instituto Brasileño de Geografía y Estadísticas (IBGE).
Esos guarismos equivalen a cerca de 13,4 millones de personas buscando empleo en la principal potencia económica de América del Sur. La pandemia afectó de lleno a los trabajadores del sector informal, que en 2020 eran 38,7% del total del país, según el IBGE. Pero también a trabajadores en blanco.
Un tercio de los 212 millones de brasileños tuvieron como primordial fuente de ingresos el año pasado a los subsidios mensuales del gobierno (de 600 reales, equivalentes a 110 dólares). Pero estas partidas, reducidas a la mitad en septiembre, fueron interrumpidas en enero, debido a la difícil situación fiscal que enfrenta la administración de Bolsonaro.
Brasil registra desde noviembre una segunda ola de coronavirus que amenaza con colapsar el sistema de salud de varios estados simultáneamente. Con un promedio de alrededor de 1500 muertes cada 24 horas, Brasil superó los 250 mil muertos y es el segundo país más enlutado por la pandemia, después de Estados Unidos, al cabo de un año de haber reportado el primer caso de Covid 19.
El enorme país, que ya supera los 10,3 millones de contagios, está en medio de una flexibilización del aislamiento social (estimulada básicamente por el propio mandatario, que descree de la pandemia) y una incipiente campaña de vacunación con las producidas por el laboratorio chino Sinovac y la AstraZeneca. «