Tanto oficialismo como oposición mueven sus piezas en el complejo tablero político de Venezuela. Mientras Nicolás Maduro se aprestaba a dominar la partida, un alfil (Juan Guaidó) se constituyó en Rey y le cantó jaque, tratando de realinear las fichas y revertir la situación del juego.
Quien realizó este movimiento es el actual Presidente de la Asamblea Legislativa, que está dominada desde 2016 hasta el 2021 por una oposición heterogénea, centrándose en el artículo 233 de la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela (elaborada en 1999). Juan Guaidó se autoproclamó Presidente al alegar la vacancia del Poder Ejecutivo Nacional, desconociendo los procesos electorales, tanto la Constituyente de 2017, donde sólo se presentó el oficialismo, aunque 5 gobernadores opositores la juramentaron, como la elección presidencial de mayo 2018, donde gran parte de la oposición decidió no participar por la inhabilitación de sus principales líderes.
Oriundo de La Guaira, cerca de Caracas, logró ser diputado suplente en 2011 por Voluntad Popular y fue reelegido en 2016 como titular de la Asamblea Legislativa, de la cual fue designado su presidente el 5 de enero pasado.
Bajo la tutela o presión de EE UU, donde el presidente Donal Trump impulsa la intervención militar o su vicepresidente Mike Pence propicia directamente un golpe, Juan Guaidó buscó el reconocimiento internacional.
Así, Guaidó juró su cargo en una tarima callejera ante una multitud, atento a que no podría reunir a la Asamblea Nacional (ya que hay disidencias en la oposición), apelando al reconocimiento popular.
Además busca explícitamente que las Fuerzas Armadas venezolanas retiren su férreo respaldo al gobierno de Maduro. Incluso, en un video viralizado Guaidó apeló a su supuesta condición de masón, recibiendo apoyo de organizaciones masónicas del continente, buscando un lazo fraternal con los militares venezolanos, donde gran parte del generalato tiene pertenencia masónica. Especialmente la tendría el General Vladimir Padrino López, que si bien ocupa el Ministerio de Defensa ostenta atribuciones casi como un Jefe de Gabinete.
Las fuerzas armadas venezolanas tienen una fuerte tradición masónica, que vienen desde su emancipación con figuras como Francisco de Miranda y Simón Bolívar, y casi no se puede ser general sin pertenecer a un orden. De hecho, muchos alegan que la pertenencia de Chávez impidió que fuera fusilado en el intento de Golpe de abril de 2002.
Si bien la masonería está dividida, de la Gran Logia de Venezuela se desprendieron la Gran Logia de la República Bolivariana (preponderantemente chavista) y la Gran Logia Regular (liberal). En la última, Guaidó tendría sólo tres años, mientras que Padrino López habría cumplido treinta y tres en la bolivariana, que reivindica el legado de Chávez pero es crítica de Nicolás Maduro, que no pertenece a una orden ni es militar..
Es Vladimir Pradrino López quien encarna el respaldo de las Fuerzas Armadas al presidente, y si bien Guaidó rechazó el diálogo propuesto por Nicolás Maduro, este vínculo fraternal podría ser una base que evite un baño de sangre y reencauce la democracia en ese país.