«El futuro se milita«. El lema de la agrupación El Abrazo, cercana al mayoritario Movimiento de Participación Popular, el del Pepe Mujica. Esa noche del domingo de elecciones, mientras en el bunker del Frente Amplio, el hotel NH, los gestos predominantes seguían siendo adustos, a pocas cuadritas, en el modesto local de la calle Soriano del barrio Sur, un viejo militante de rasta en barba, se quedó sin voz llamando a la gurisada a ir a la plaza España, frente al hotel y al icónico Templo Inglés, para sumarse a los miles que allí celebraban frente al escenario. A mostrarle a los candidatos Yamandú Orsi y Carolina Cosse, que militarían el futuro.
«Nada podemos esperar si no es de nosotros mismos«. La frase debajo del dibujo del General Artigas, escrito en una pared del patio colonial de la Huella de Seregni, la sede central del Frente Amplio. Los dos candidatos, el presidente del FA, Fernando Pereira (ex líder del PIT-CNT), los principales dirigentes y los responsables de campaña se reunieron allí a las pocas horas y los gestos ya eran mucho más distendidos y confiados. El 43,9% de estas elecciones hace recurrir a la comparación con las del 2019 cuando en primera vuelta el FA sacó apenas el 39 % (casi cinco menos que en 2024)y en balotaje arañó la presidencia con un 49,21%, ante el 50,79%, del Partido Nacional (Luis Lacalle Pou), que en aquella primera ronda había sacado 28,62% y en ésta (Alvaro Delgado), el 26,4%.
Las matemáticas en política se expresan diferente, dicen con certeza unos y otros. También que el FA está más cerca que entonces y que los cinco puntos y monedas que le faltan son “remontables”. Aun cuando a los blancos se le sumen los votos colorados (15,8%) y los de Cabildo Abierto (2,5%), e Independiente (1,7%). La remanida Multicolor, llegaría, en teoría a un 46,4%. Todo ajustado al milímetro.
Con dos datos extras: 1) el Frente en la primera vuelta fue con 35 boletas, una locura. 2) Identidad Soberana, fundado en 2022 por Gustavo Salle, sacó el 2,6% que, para el balotaje, van a ser tironeados en forma por las dos grandes fuerzas.
“Mano a mano”
Uno de los propósitos se cumplió: el FA logró la mayoría propia en el Senado. De las 30 bancas, obtuvo 16, ante las 9 blancas y 5 coloradas. En diputados quedó en la puerta: de los 99 escaños, la izquierda logró 48 (a sólo una de superar la mitad) contra 29 blancos, 17, colorados, dos de Cabildo Abierto, uno independiente y dos de Identidad soberana, que otra vez se convierte en árbitro clave.
Dentro del Frente hay una conclusión, ahora superada por los resultados electorales, que la coalición se conformaba por “un tercio de izquierda, un tercio progresista representado por el Movimiento de Participación Popular y un tercio más moderado, encarnado en Astori y luego en (el actual senador) Mario Bergara”, Pero la lista 609 del MPP, logró el 41% de las adhesiones frenteamplistas para el senado (9 de las 26 bancas serán propias) y en la cámara baja, la cuenta es más compleja, aunque la certeza es que el MPP y sus aliados tendrán 36 de las 48 bancas: uno de cada tres legisladores.
El Pepe Mujica no se queda quieto en su reclusión obligada por sus nanas, en Chacra de Rincón del Cerro. Tampoco su mujer, Lucia Topolansky: «Más no podíamos», afirmó. Y luego metió pimienta: «No todo el mundo dejó el cuero en la estaca» durante la campaña. Más allá de la agria chicana, la orden interna en el FA es no parar ni un segundo y poner «todo el cuero» para llegar al 50% más 1, el domingo 24. Insisten en la cuestión de ir «mano a mano con la gente».
Hablando de tradiciones en el FA, la lista 1001 del comunismo uruguayo mantuvo sus dos senadores (Óscar Andrade y Constanza Moreira), en tanto La 90 del Partido Socialista renovó en la cámara al secretario general partidario, Gonzalo Civila.
A las urnas, con birrete
En tanto, en la coalición de derecha, a pesar de los festejos iniciales en el bunker, rápido admitieron que en esta ocasión les costará más llegar al 50 más 1. Los análisis pasaron por variables diversas. Que el presidente Lacalle Pou pensó más en 2030 que 2025. Que el candidato Alvaro Delgado no pudo remontar la historia de su compañera de fórmula Valeria Ripoll. Que el colorado Andrés Ojeda resulta un aliado de plomo. Que los colorados crecieron, pero sólo a costa de quitarle votos a Cabildo Abierto y al ex Partido de la Gente.
Que, justamente, otro que desbarrancó en la campaña fue Guido Manini Ríos, el ex militar, que en los últimos días antes de las elecciones hizo gala de su pasado y desbordó su estrategia mostrándose con atuendo militar, gorra y medallas en afiches y en los tradicionales carteles de plástico que en el Uruguay se multiplican en cada poste, cada árbol, cada columna. La referencia al militarismo, según los referentes multicolores, hizo que apenas tuviera sólo 59 mil adhesiones, un ínfimo 2,5.
Entonces, en la derecha, ven que deberán exprimir «el perfil negociador» de Alvaro Delgado. Quedan tres semanas intensas.