De acuerdo a un despacho de la agencia A.F.P, el Ecuador elegirá la primera mujer como presidenta en la historia de su democracia. Y lo haría en primera vuelta el 20 de agosto.

El despacho dice textualmente “Ecuador ya está en ambiente electoral. El 20 de agosto los ecuatorianos acudirán a las urnas para celebrar las elecciones presidenciales y legislativas anticipadas, que fueron convocadas luego que el presidente, Guillermo Lasso, decretara ‘muerte cruzada’ y disolviera a la Asamblea Nacional”.

Las autoridades que resulten electas en esos comicios gobernarán apenas año y medio, hasta mayo de 2025, para culminar el período que comenzó en 2021. Para ganar en primera vuelta, de acuerdo con la Ley Orgánica Electoral y de Organizaciones Políticas o Código de la Democracia, alguno de los ocho candidatos que se presentan necesita obtener al menos el 40 % de los votos válidos y una diferencia mayor de 10 puntos porcentuales sobre el segundo lugar.

A la cabeza de las encuestas está Luisa González, la candidata de la Revolución Ciudadana (RC), movimiento que lidera el expresidente Rafael Correa. González se presenta en dupla con Andrés Arauz, como aspirante a la vicepresidencia.

De acuerdo con un sondeo de Negocios & Estrategia, publicado recientemente, realizado a 3.524 personas entre el 22 y el 26 de junio, González, abogada de 45 años, lidera la intención de voto, con 41 por ciento de los encuestados a su favor.

Otto Sonnenholzner tendría el 11%, Yaku Pérez el 10, Fernando Villavicencio  7 y Jean Topic 4. ¿Qué explica ese resultado de la encuesta internacionalmente difundida por la agencia?

La Revolución Ciudadana ha sido la más consecuente y permanente oposición de un gobierno fracasado como el del banquero Guillermo Lasso. En segundo lugar constituye lo que se llama en sociología política “una minoría consistente” porque ha mostrado cohesión en un país que en el siglo XXI carece de otras organizaciones  ideológica y orgánicamente cohesionados.

En el momento culminante de la acusación contra Lasso en la Asamblea Nacional, fue una legisladora de RC, Viviana Veloz, la que con mayor intensidad y lógica conceptual denunció los fracasos económicos y sociales de Lasso. Inicialmente, en la presentación del armado argumental de lo que después sería la acusación formal contra Lasso, visibilizó los compromisos del cuñado del presidente con la mafia albanesa, que derivó en el asesinato del perseguido Rubén Cherrez, vecino de la casa de playa del banquero-presidente.

La candidata Luisa Gonzáles resalta en campaña su condición de mujer y su vida afincada en Manabí, la provincia de la cual es oriundo el jefe de la Revolución Liberal Radical Eloy Alfaro, líder de la más importante transformación en la historia ecuatoriana, que creó el estado laico y construyó el ferrocarril para unir el mar, los andes, y conectar la patria a principios del siglo XX.

 Gonzales suele, en su recato de palabras, repetir la consigna “rescatar la Patria”, que a muchos les parecía vacía, pero que ha cobrado consistencia con el riesgoso acuerdo con una entidad privada internacional firmado por Lasso para monitorear el respeto al medio ambiente en las Islas Galápagos. El riesgo está en que la junta directiva de ese acuerdo lo integran, en una mayoría de 8 contra 7, representantes del sector privado extranjero y ecuatoriano. La minoría de 7 son funcionarios estatales que tienen la obligación constitucional de preservar la soberanía ecuatoriana sobre las islas.

La estrategia publicitaria de Gonzáles ha aplicado la técnica oriental de las artes marciales que vuelve las fuerzas del adversario en sus debilidades. Ante las acusaciones de “borreguismo” que se hace a los adherentes de RC ha producido una pieza publicitaria donde borregos comen, trabajan, se atienden la salud, vale decir, todo aquello que la mayoría pobre del Ecuador no puede hacer en el estado fallido que dirige Guillermo Lasso.

Quienes lideran las encuestas deben entender que el Ecuador devastado del 2023 requiere en palabras de José Mujica sobre Ignacio Lula da Silva “un deshacedor de entuertos”. No más, pero tampoco menos.