Las autoridades rusas tomaron represalia y mediante una votación casi unánime en la cámara baja de la Federación tienen en sus manos una ley por la cual todos los medios internacionales o que reciban financiación desde el exterior y que operen en ese país deben registrarse como agentes extranjeros.
El lunes, el Departamento de Estado había emitido una orden que obliga al canal de televisión RT América a inscribirse como agente extranjero apelando a una ley de la Segunda Guerra mundial que no tenía como fin el trabajo de prensa, precisamente.
La ofensiva contra los medios rusos, RT y Sputnik, comenzó a tomar espesor en Estados Unidos a partir de denuncias contra el presidente Donald Trump y su hijo Donald Jr, ni bien el magnate ganó la elección, hace un año. Se los acusó a él de tener vínculos con el gobierno de Vladimir Putin y a los servicios de inteligencia rusos de haber interferido en la campaña al filtrar información sobre la contrincante en noviembre de 2016, Hillary Clinton.
De ahí a considerar en el mismo esquema a hackers que habrían filtrado información sensible de los mails de la ex secretaria de Estado durante la gestión Obama, a espías de los servicios rusos y a los medios pertenecientes a ese país.
En Europa, mientras tanto, la catarata de incriminaciones contra Rusia se mantenía y se incrementaba con la crisis en Ucrania y en torno de la reincorporación de Crimea a la Federación Rusia. Y ya el año pasado el Europarlamento lanzó una declaración acusando a RT y a Sputnik de hacer propaganda antieuropea.
Cuando creció el reclamo independentista de los catalanes, el gobierno de Mariano Rajoy aprovechó para acusar a trolls rusos de haber lanzado una operación a favor de la secesión desde redes basadas en Rusia. Y a mediados de octubre, la red social Twitter prohibió todo tipo de publicidad en las cuentas de los medios rusos luego de haber asegurado siguiendo el libreto de las agencias de inteligencia estadounidenses- que ambos espacios interfirieron en las elecciones de 2016 para beneficiar a Trump.
Luego de varias semanas de silencio, ahora desde Moscú tomaron empuje respuestas institucionales. En primer lugar, el canal RT anunció haberse sometido a la Ley de Registro de Agentes Extranjeros (FARA, por sus siglas en inglés) en Estados Unidos. Pero no dejó de acotar la incongruencia de que no le exigieron lo mismo la cadena británica BBC, la china CCTV, la francesa France 24 y la alemana Deutsche Welle no tuvieron que cumplir con ese requisito.
Desde la capital rusa, el portavoz del Kremlin, Dmitri Peskov, atribuyó a la histeria que observamos en Estados Unidos y otros países el ataque contra RT y Sputnik. Fue luego de que los ministros de Exteriores y Defensa de España acusaran elípticamente a ambos medios de desinformar y manipular la crisis por Cataluña a través de internet. El diario el País directamente apuntó contra el Kremlin de haber hecho campaña a favor de la independencia catalana.
«Ni las autoridades españolas ni la OTAN ni los diarios aportaron ningún argumento válido a favor de estas acusaciones», retrucó Peskov.
El canciller Serguei Lavrov fue más ácido y señaló que algunos de nuestros socios en Europa y Estados Unidos no tienen nada mejor que hacer que acusar a nuestros medios y calificarlos de agentes extranjeros. Es probable que una histeria sensacionalista así se mantenga para desviar la atención de los electores sobre la incapacidad de los gobiernos para solucionar los problemas internos.
Es así que la Duma, la cámara de diputados rusa, aprobó una normativa para el registro como agentes extranjeros de los medios que reciben dinero desde el exterior.
La directora de RT, Margarita Simonián, tuvo también comentarios cargados de ironía para explicar el momento que viven los medios rusos. Mis sinceras condolencias para todos los periodistas rusos y no rusos. Es que las astillas vuelan cuando talan el bosque de la colina del Capitolio.