Mientras la Argentina transita la pandemia con una curva lentamente en descenso, la región no atraviesa el mejor momento. A pesar del calor, en Paraguay, Uruguay y Brasil crecen. En el país guaraní confirmaron el colapso sanitario, en el oriental duplicaron los casos de hace dos semanas, y en el carioca hay estados que avanzan con la vacuna china, enfrentados a la idea del presidente Jair Bolsonaro.
“Hay pacientes en espera”, confirmó el ministro de Salud de Paraguay, Julio Mazzoleni, en referencia a las áreas de hospitalización y terapia intensiva en los hospitales de los departamentos de Asunción y Central. «En Asunción y Central la situación es muy complicada. Hay gente que está esperando para ser ingresada», agregó.
Con la velocidad de transmisión del covid–19 es tan clave los cuidados como la infraestructura hospitalaria con la que cuente cada país para afrontar la multiplicación de casos en tan poco tiempo. Eso es lo que sucede en Paraguay, con un sistema de salud frágil ante la crecida de casos que en números totales es menor a la diaria argentina, por ejemplo (tienen un promedio de mil casos por día), pero la capacidad de respuesta fue más afectada.
Por eso Mazzoleni reiteró los pedidos para que la población se cuide y no se relaje: «Eso va a seguir en la medida que no nos comportemos. Hay pocas cosas que están restringidas, lo único que les pedimos es que usen mascarillas y cumplan las medidas sanitarias. Hay lugares donde la Policía ni la Fiscalía ni el Ministerio de Salud va a poder llegar, pero el virus sí».
Brasil superó los 50.000 casos diarios en la última jornada (fueron 53.453) y está por alcanzar los 179 mil fallecidos y 6,72 millones de contagiados por covid. Ahora el epicentro es el sureste, con más de 2,34 millones de casos. Sao Paulo es el de mayor incidencia, con 1,3 millones de confirmados y más de 43.460 fallecidos. El gobierno de ese Estado anunció que aplicará la vacuna china del laboratorio Sinovac en enero, sin el aval de Bolsonaro, enfrentado al gobierno oriental, y que aún no tiene la autorización de la Agencia Nacional de Vigilancia Sanitaria local (Anvisa). Si logra la autorización, las dos dosis de la vacuna se aplicarán de forma gratuita en un primer momento a los profesionales de la salud, a las personas mayores de 60 años, a los indígenas y a los quilombolas (familias descendientes de esclavos rebeldes): serían más de nueve millones de personas de las 46 millones que habitan esa región, un similar a toda Argentina.
El ministro de Sanidad de Brasil, el general Eduardo Pazuello, se inclinó por Pfizer, anunció que podría arrancar la vacunación en diciembre, si logra también la autorización de emergencia de la Anvisa y que quieren adquirir 70 millones de dosis. Tras las declaraciones, Pfizer aclaró que la vacunación en diciembre o enero solo podría hacerse en «pequeñas cantidades» y para un «uso de emergencia».
Uruguay tiene poco más de 300 casos diarios, y el 6 de diciembre llegó al pico de 338. Parece ínfimo si se comparan con los datos argentinos, pero el dato es que el 26 de noviembre eran 129. Por eso el gobierno pidió “compromiso” de la población, sobre todo de cara a las Fiestas.
El director de la Cátedra de Enfermedades Infecciosas de la Universidad de la República, Julio Medina, aseguró que la situación es “muy preocupante” porque el virus se está «propagando en la comunidad de una forma relativamente acelerada”. Y ratificó que ya existe en ese país transmisión comunitaria: “Ya hay que decirlo, por más de que estemos identificando la mayoría de los casos en múltiples brotes, ya son demasiados brotes que no tienen conexión entre sí mismos».