Un repaso de cómo la potencia sudamericana llegó a una instancia en que la pelea de fondo dentro de diez días será entre un neofascista y una izquierda que fue expulsada del gobierno hace dos años. Los que dieron el golpe no figuran en los cálculos para una eventual segunda vuelta.
Que ironía que los autores del golpe a Dilma, realizado para evitar que el PT gane en el 2018 tengan que apoyar a un militar de derecha, misógino, basico en sus pensamientos politicos y que fue descripto por el semanario ingles The Economist, como » un peligro para Brasil «
¿Qué pasó? ¿Qué falló ? ¿Cómo pudo Lula, desde la cárcel, después de haber sido condenado a doce años de prisión, con contadas visitas permitidas y sin poderse escuchar su voz, poner en jaque todo el plan de la élite brasileña, que cuenta con la totalidad de los medios de comunicación masiva y manipuló la justicia de manera grosera y a discreción ?
En Brasil y en la región, son enormes las dificultades de las propuestas neoliberales y tan poco encanto tiene la «ancha avenida del medio», que el candidato de derecha, Bolsonaro, un capitán retirado que reivindica la dictadura militar, coloca como compañero de fórmula a un general del ejército con posiciones más duras, si se pudiera, que las de él mismo. Y la alianza que dirige Lula elige a una mujer, feminista del Partido Comunista del Brasil para completar la formula. La derecha se inclina más a la derecha, y la izquierda se corre a la izquierda.
Las respuestas a las desastrosas perspectivas electorales de las propuestas neoliberales habrá que buscarlas en el desastre que hicieron en el gobierno en los últimos años. Las consecuencias de las políticas aplicadas por Temer han sido muy graves. Aumento exponencial de la pobreza, baja del salario real, una desocupación desbocada, desmantelamiento de los derechos de los trabajadores, deterioro en las condiciones de vida de una clase media que creció masivamente en los gobiernos del PT.
La ofensiva conservadora que se dio en la región tuvo logros, pero no alcanzó a transformarse en irreversible. Estos no son los 90. Porque el neoliberalismo no tiene nada que ofrecer y se hace evidente que gobierna para los ricos, porque nuestros pueblos adquirieron un alto nivel de conciencia, porque está muy cerca lo logrado para comparar.
Un hombre del pueblo en Brasil dice «¿cuando yo estaba bien? con Lula, y que tiene que pasar para que este bien nuevamente ? que gobierne Lula. Así de simple y profundo. Si Lula puede trasladar su prestigio a Haddad, Brasil y la región tendrán un motivo para pensar que se puede retomar el camino del progreso y la integración.
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