Jair Bolsonaro bajó el tono de sus declaraciones contra el gobierno electo de Argentina pero mantiene una distancia que cuando no es confrontativa es desdeñosa. En la puerta del Palacio de la Alvorada, la residencia presidencial en Brasilia, Bolsonaro se desinvitó de la ceremonia de asunción de Alberto Fernández, aun antes de ser invitado: “No voy. Decidido”, les dijo a los periodistas que lo esperaban allí.
“Hice fuerza por el otro, pero ya que ganó (Fernández) hay que seguir adelante. De mi parte no hay ninguna represalia. Espero que ellos sigan haciendo una política con nosotros, una política semejante a la que Macri hizo hasta el momento», dijo Bolsonaro.
El presidente brasileño no deja pasar ocasión para criticar con mayor o menor ahínco al electo presidente argentino o a Cristina Fernández de Kirchner. Es cierto que el compromiso de los candidatos peronistas con la libertad de Lula da Silva puede llegar a fastidiarlo, y que por eso se haya negado a efectuar un simple saludo protocolar por Twitter. Pero las declaraciones injerencistas de Bolsonaro no sólo fueron para apoyar a Macri también decidió meterse en el balotaje uruguayo y salió a dar su apoyo al candidato del Partido Nacional Luis Lacalle Pou, quien rechazó las declaraciones. Es bastante claro, no hay políticos latinoamericanos (ni europeos) que busquen una foto con el ultraderechista mandatario, al que prefieren tener a una distancia prudencial.
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Por su parte, el expresidente uruguayo José “Pepe” Mujica destacó este jueves que el presidente electo Alberto Fernández es un “amigo necesario e imprescindible en esta batalla por ser una América que sea nuestra nación”, y añadió con un toque de humor: «Es un honor tener a un amigo que consiguió una changuita de presidente”.
Por las declaraciones de Bolsonaro, la Cancillería uruguaya convocó al embajador brasileño para pedirle una explicación. Acción que contrasta con la de la oficina argentina frente a las palabras denigratorias de su canciller ante la victoria del Frente de Todos quien apuntó que “las fuerzas del mal” habían triunfado.
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Como un eco de todos los prejuicios juntos, a estas posturas se sumó la de su hijo, el diputado Eduardo Bolsonaro, quien atacó en Twitter al hijo de Alberto, Estanislao Fernández, con consideraciones violentas y discriminatorias. En este caso el canciller Jorge Faurie también decidió no repudiar esas manifestaciones para no “construir una división mayor” y solo envió una carta “a título personal”.
En último caso, el aviso del presidente del mayor socio regional de que no participará de la asunción de Alberto y Cristina no esconde ninguna sorpresa. Un dato del color que el reality del presidente brasileño lleva adelante.