La gira de la presidenta de la Unión Europea, Ursula von der Leyen, por Brasil, Argentina, Chile y México, fue considerada un hito en la élite gobernante del Viejo Continente. La mandataria comunitaria llevó su agenda basada en digitalización, energías limpias y comercio. Este último punto fue el eje de sus charlas con los presidentes de Brasil y Argentina. A ambos presionó con la propuesta de que el acuerdo de libre comercio entre la Unión Europea y el Mercosur esté aprobado en forma definitiva en este año.
Von der Leyen se encontró con un rechazo de sus interlocutores a firmar sin antes realizar cambios. Pero allí surgen las diferencias entre los dos presidentes sobre cómo calibrar esa repulsa.
Lula cuestionó un instrumento adicional que agregó la parte europea al acuerdo en marzo de este año y que, en términos prácticos, transforma en metas cumplimiento obligatorio hitos medioambientales que fueron planteados como voluntarios en el acuerdo original. Si Brasil no los cumple, será pasible de sanciones. Lula aseguró que Brasil no firmaría un acuerdo basado en » desconfianza y sanciones». Esta distancia tiene que ver, también, con la disolución del bloque empresario que, en 2018, durante el gobierno de Jair Bolsonaro, respaldó la firma del pacto de libre comercio. La ruptura de las cadenas globales de suministro favoreció la inversión extranjera directa en ciertos rubros industriales que ahora buscan protección ante el libre comercio.
En Argentina, en cambio, Fernández se mostró más comprensivo con Von der Leyen. Si bien planteó el mismo reparo sobre la cláusula ambiental, firmó un «Memorándum de Entendimiento de Asociación Estratégica sobre Cadenas de Valor Sostenibles en Materias Primas» que apunta básicamente a favorecer las inversiones europeas en litio.
El interés europeo tiene un ojo puesto en la avanzada china sobre los yacimientos de litio de Argentina. Con el mismo sentido, el enfrentamiento con China, se puede entender la iniciativa Global Gateway, una suerte de ruta de la seda a la europea, que promete 10.000 millones de euros en inversiones para infraestructura.
El presidente argentino pidió inversiones europeas en litio, cobre e hidrógeno verde. Respecto del acuerdo de libre comercio, dijo: «Queremos un acuerdo con la UE que balancee las economías de cada una de las regiones y que tenga en cuenta las asimetrías que existen objetivamente para preservar el desarrollo propio de nuestra región».
En julio se realizará la reunión de la Celac con la UE en Bruselas. Allí seguirán las conversaciones. «