Escribo a las puertas de un 8M preocupante en Ecuador. Tras diez años de correísmo, vienen elecciones presidenciales el 2 de abril. Los candidatos Lenin Moreno, oficialista, y Guillermo Lasso, de derechas, han excluido la agenda de las mujeres en sus planes de gobierno. Aunque ahora ha desistido ante la protesta, la derecha había convocado una marcha de campaña el día 8 de Marzo. Rafael Correa, omnipresente, organizó enseguida una contramarcha de mujeres. Ambos sectores quisieron instrumentalizar nuestras luchas. Solo que el 8M no se subordina a la campaña electoral ni obedece a las descargas de testosterona del poder, en constante erección de plataformas para exhibir su potencia.
Entre 2007 y 2016, el gobierno nacional cerró el Consejo Nacional de Mujeres, prohibió el debate sobre el aborto, ha encarcelado a decenas de dirigentes políticos y se llegó a usar violencia sexual como medida de intimidación. En Ecuador, hay 200 mujeres judicializadas por haber abortado. Nos dieron como si fuera un favor la tipificación del femicidio a cambio de silenciar el aborto. La derecha de Lasso, por su lado, viene a competir por la presidencia con una posición ultraconservadora que privilegia lo económico y subestima lo social. Lasso ha sido comparado con frecuencia con la derecha macrista.
El movimiento de mujeres en Ecuador se halla en una etapa intensa de activación, no sólo en articulaciones que lo expanden en alianzas con izquierdas, sindicatos, organizaciones del campo, Amazonía, Costa, organizaciones de la salud, sino también en lo que se puede apreciar como una presencia permanente en los debates de la sociedad civil. Esta activación múltiple de actoras, colaboración entre generaciones y tendencias muy diversas que se interpelan mutuamente se da por una necesidad cada vez más apremiante de resistir ante las agresiones permanentes del Estado, y pensamos que esto no va a cambiar en el próximo gobierno.
Suele ser difícil explicarles a mis amigos de Argentina que hace años el correísmo traicionó los principios básicos de la izquierda. Correa tiene buena reputación internacional, producto de un márketing político millonario. En Ecuador tienen inversión social, carreteras, escuelas. El correísmo ha quebrado el Instituto Ecuatoriano de Seguridad Social, hay carreteras y cemento en áreas protegidas, las escuelas rurales se han cerrado. Lo que tuvimos ha sido saqueado, instrumentalizado o se lo ha tragado la corrupción.
El 2 de abril se harán con la presidencia de este país Lenin Moreno o Guillermo Lasso. Las mujeres ya nos estamos organizando al margen de los resultados. Este 8M apostamos por nuevas posibilidades de organizar la indignación que nos conduzcan a fortalecernos para nuestra movilización independiente. Ya que el poder no nos dará la vida que queremos, vamos a imaginarla nosotras en resistencia y a hacer de las derrotas de estos diez años la fuente de poder para reinventar nuestro lugar en lo político. Este abril, habrá un cambio de mando. Nosotras ya somos su resistencia.
Visitá el sitio especial de Tiempo sobre el 8M: parodemujeres.tiempoar.com.ar
*Docente de la Universidad Andina Simón Bolívar en Quito y parte de la Plataforma Nacional por los Derechos de las Mujeres. Columnista de opinión en temas que privilegian la vida de las mujeres, sus derechos y la relación entre lo político, lo afectivo y el testimonio de voces históricamente silenciadas.