Mientras el gobierno de Javier Milei desfinancia el sistema de desarrollo nacional, la ciencia argentina sigue siendo reconocida a escala global. Es el caso de la física Silvina Ponce Dawson. En los últimos días esta docente de la Universidad de Buenos Aires (UBA) fue nombrada presidenta de la Unión Internacional de Física Pura y Aplicada (IUPAP). Es la primera vez que alguien de América Latina ocupa ese lugar, y la segunda vez en la historia para una mujer.
Desde su escala en Italia para completar el regreso de China –donde se realizó la asamblea que la votó, integrada por representantes de 60 países– a Buenos Aires, analiza la importancia de la designación para la región y para nuestro país, donde “hay una política de destrucción de la ciencia, con efectos catastróficos”.
Física, de Argentina al mundo
–¿Qué implica encabezar la Unión Internacional de Física Pura y Aplicada?
-Es la única que abarca todas las áreas de la física, todas las disciplinas. Sus miembros son países, no individuos, y fue creada poco después de la Primera Guerra Mundial, cuando surgieron muchas otras uniones científicas. Tuvo un rol importante durante la Guerra Fría, porque los que estuvieron a cargo promovieron que pudiera haber cooperación independientemente de la situación política de los diferentes países. Hoy tiene la misión de tratar de mantener unida a la comunidad de física alrededor de las investigaciones y pensar cómo puede la física contribuir a resolver algunos de los desafíos actuales que enfrenta la humanidad, como el cambio climático y el desarrollo sustentable.
–¿Qué aportes se pueden hacer desde la física?
-Por ejemplo, desde el punto de vista de los modelos que se hacen de la atmósfera, la contribución de la física es para poder predecir. Giorgio Parisi, ganador del Nobel en Física hace pocos años, dijo que en general las predicciones se basan en lo que se fue observado previamente, pero para poder hacer algún tipo de predicción inesperada hay que comprender la naturaleza de lo que subyace a esas observaciones, y la física permite mirar y poder predecir esas cosas un poco más impredecibles. También participa en lo que tiene que ver con energías, con cuáles son las mejores formas de producir y de almacenar y que tengan menos impacto en el medio ambiente.
-¿Cuándo empezó su participación en la IUPAP?
-La Unión tuvo un rol importante en temas de género desde 1999. Así me acerqué. En Argentina tenemos una fracción de más o menos un tercio de físicas, bastante más alta que el promedio. Pero en general había pocas mujeres y se veía lo que se ve en todas las disciplinas: que a medida que se asciende va disminuyendo la fracción de mujeres. Se generó un grupo de trabajo y una red de mujeres en física con mucho impacto en países en vías de desarrollo. En estas cuestiones que hacen a la inclusión la Unión trata de establecer criterios de buenas prácticas.
–¿Qué impacto generan los retrocesos en materia de políticas de género en Argentina?
-Se está dando en muchos lugares del mundo y hay que pensar muy bien cómo abordarlo, porque se generó una reacción anti inclusión, anti feminismo. La única forma que se me ocurre es con comunidad y diálogo. En el ámbito de la ciencia, todas las cosas que se fueron haciendo por demandas de mujeres y diversidades en algunos países, todas esas reivindicaciones, hacen la vida científica más compatible con la vida humana y son mejoras para todas las personas que hacen ciencia, no solo para las mujeres. Poder compatibilizar la vida diaria con la ciencia, pensar que puede haber carreras diferentes, que no hay una única trayectoria posible, tienden a hacer el ambiente de la práctica científica más amigable.
Desafíos y catástrofes
–¿Cuál será su principal desafío al frente de la Unión, desde 2025?
-Mi idea es contribuir a una mayor interacción a nivel regional. Porque muchas veces lo que pasa con nuestra comunidad es que las personas que hacen investigación se vinculan más con el primer mundo que con redes a nivel regional. Sería una forma de poder morigerar las grandes fluctuaciones que tenemos por ejemplo en la financiación.
–En ese sentido, ¿cuál es su mirada sobre las políticas del gobierno de Milei hacia la ciencia?
-La Unión hizo una declaración en febrero sobre el tema, junto con otros organismos y premios Nobel. Fue una carta dirigida a las autoridades (firmada por 68 premios Nobel de Química, Economía, Medicina y Física de todo el mundo, que advertían al Gobierno argentino que estaba llevando la ciencia “a un precipicio”). Poder dar visibilidad a la comunidad de ciencias de Argentina genera redes de ayuda. Por ejemplo, ahora no tenemos acceso a revistas científicas porque se cortó la financiación, entonces estamos viendo si es posible acceder a través del portal de revistas de Brasil. No es una solución, es tratar de moderar los efectos catastróficos de la política que está llevando a cabo el Gobierno. Una política de destrucción.
–En el marco del reclamo de las universidades por presupuesto, ¿podría dictar clases en la calle durante las tomas?
-En este momento evalúo planes de trabajo, jurados y avances de tesis de licenciatura. Estoy en este rol para poder cumplir con los viajes por ejemplo. Pero siempre di clases, claro que podría estar en una de esas clases públicas. Por la designación como presidenta de la IUPAP estoy bastante emocionada. Creo que estos lugares los tenemos que usar para lograr cambios, para incidir en que pase algo bueno. Tiene que ser una herramienta para que el mundo sea un lugar mejor para todas, todos y todes.
Dos presidentas en 102 años
Silvina Ponce Dawson es profesora del Departamento de Física de Exactas e investigadora del Conicet. Su elección como presidenta de la IUPAP se concretó en la 33ª Asamblea General de entidad, que se llevó a cabo en Hainan (China), del 10 al 14 de octubre.
Dawson había sido designada como presidenta provisoria de la organización en 2019, y finalmente fue electa presidenta del Consejo Ejecutivo para el período 2025-2028, en reemplazo del físico francés Michel Spiro.
La Unión, con 60 países miembros, es parte del Consejo Internacional para la Ciencia. Fue fundada en 1922 en Bruselas (Bélgica) con el objetivo de promover la física como herramienta de conocimiento y desarrollo. En 102 años de historia, es la segunda vez que hay una presidenta mujer. La primera fue la física sueca Cecilia Jarlskog, de 2014 a 2017.