Bancos esparcidos sobre el asfalto en Avenida Independencia, profesores que dan clases con micrófono entre el rumor de los motores de aquellos vehículos que pasan o frenan en el semáforo y lanzan bocinazos de aliento que generan aplausos y, sin querer, interrumpen la clase. El edificio de la Facultad de Psicología de la Universidad Nacional de Buenos Aires tiene dos banderas inmensas que enmarcan la puerta principal. Una está dispuesta a lo ancho, por encima de las ventanas y dice: “Sin salarios dignos la UBA no funciona”. Otra, colgada entre la pared y la verja de la puerta, anuncia: “Facultad tomada en defensa de la salud y la educación públicas”.

Es que durante el lunes 7 de octubre, la asamblea de Psicología, conformada por estudiantes, docentes, no docentes y agrupaciones políticas debatió y resolvió la toma por 48 horas de la facultad. La medida de fuerza culminará con una marcha que saldrá a las 10 AM de este miércoles desde la sede de Av. Independencia N° 3065 hacia el Congreso, donde se votará el veto de la ley de presupuesto universitario.

Si bien se trata de una acción coordinada con otras facultades como Filosofía y Letras, la mecha encendida en Psicología no solo tiene que ver con el tratamiento del veto sino que el anuncio del inminente cierre del Hospital Nacional en Red “Lic. Laura Bonaparte” llegó a la asamblea casi como una provocación: se trata de un hospital de salud mental y el único efector especializado en consumos problemáticos de la ciudad de Buenos Aires.

Por un salario digno

“A los docentes y no docentes, ya hace bastante tiempo que no les vienen pagando como corresponde, les vienen recortando enormemente el salario. Es un recorte atroz que hace que no puedan tener un plato sobre la mesa para comer. Con la hiperinflación que hay, el aumento constante del boleto, estamos en riesgo de no tener gente que nos dé clases”, dice a Tiempo Florencia Barros, estudiante y consejera directiva.

Barros señala que cada uno de ellos cumple un rol necesario para generar condiciones dignas de cursada dentro de la facultad. “Tenemos que defender un derecho que nos corresponde, que es nuestro en conjunto con toda la comunidad educativa y llamamos a todas las personas que se quieran sumar porque no es necesario estar estudiando o pertenecer a la universidad para venir y participar en este movimiento”, manifiesta.

La consejera resalta que no se trata de una medida llevaba a cabo solo por la comunidad estudiantil de Psicología, sino que hubo un trabajo conjunto con otros estudiantes organizados en Filosofía y Letras, colegios dependientes de la UBA como el Nacional Buenos Aires y el Pellegrini, entre otros. “Ya venimos fomentando bocinazos, hemos participado de las movilizaciones masivas y ahora, con las clases públicas, es otra forma de visibilizar lo que está sucediendo”, asevera.

“No queremos una facultad vacía”

El movimiento dentro del edificio es incesante, no se pospusieron parciales ni se cerraron las oficinas. Aunque la toma es efectiva, las clases no se suspendieron sino que se realizan en la calle o en el hall central, entre carteles y volanteadas. “No queremos una facultad vacía, queremos una que esté funcionando con docentes bien pagos y aulas llenas, en la que la gente tenga derecho a educarse” dice Juan Núñez, estudiante independiente y parte de la asamblea estudiantil de la facultad.

Núñez menciona que hay docentes especializados, incluso con doctorados, cuyo salario no supera los $ 180 mil, por lo que la ley de presupuesto universitario es una forma mínima de darles dignidad.

“Esto es una universidad pública, es un lugar de construcción de pensamiento critico, un lugar de encuentro, para habitarlo, es una conquista histórica que alcanzamos como estudiantes y como sociedad, en el que nos formamos para ser los futuros profesionales y desde eso que proyectamos para nuestro país es que decimos que esto no va más, necesitamos estar acá en pie de lucha para defender lo que tenemos”, asegura Camila Valentinuzzi, estudiante y parte del Movimiento Sur.

En un contexto donde más de la mitad de la población está por debajo de la línea de la pobreza, para la estudiante “la respuesta que damos es que no lo vamos a dejar pasar y que acá estamos pensar y organizar un modelo de resistencia y alternativa a esto”.

Que nadie se caiga de la universidad

Lula Shiffmacher, estudiante y parte de la UJS, dice que el veto presidencial al presupuesto universitario conmocionó a los estudiantes y que las dos marchas históricas que se sucedieron este año, el 23 de abril y el 2 de octubre “demostraron que el movimiento estudiantil tiene una fuerza impresionante que le puede ganar la pulseada a Milei”.

En este sentido, la toma de la facultad apunta a hacer presión para derribar el veto en el Congreso. “El veto es un ataque muy fuerte y hace que nos cueste cada vez mas defender nuestra permanencia en la universidad. El 85% de los docentes y 60 % de los no docentes están por debajo de la línea de la pobreza. En lo que va del año perdieron mas de 65 puntos de su salario”, señala. Muchos docentes, dice la estudiante, tuvieron que renunciar y buscar otra fuente de trabajo para cubrir sus necesidades básicas, por lo que “es fundamental defender su permanencia”.

Hablan mucho de la auditoría de la UBA, que hay que auditarla, las fake news que ellos difunden siempre desvían la discusión de las auditorias para contarle las costillas a los estudiantes y trabajadores que ganan desde 130 mil pesos, pero nadie cuestiona adonde ellos mandan la plata”, asegura Florencia González, estudiante y parte En Clave Roja. “Soy de Chile y me vengo porque allá no puedo estudiar porque es la universidad privada, ahora también instalan lo de cobrarle a los extranjeros”, resalta.

Florencia destaca además que el ataque a los universitarios también pasa por la quita de las becas Progresar y la suba del boleto. “Estamos defendiendo lo mínimo, la supervivencia pero queremos también ir por una facultad que nos incluya a todos, que nadie se caiga, con resistencia y organización, queremos construir un polo importante, una chispa que pueda encenderse y el movimiento estudiantil puede jugar un rol importante”, expresa.

Un ataque a lo público

Valen es estudiante y parte de La Mella, dice que la noticia del cierre del Hospital Bonaparte fue un quiebre. “Es el único especializado en el país en salud mental y consumo problemático, nos despertamos con la noticia de que iba a cerrar las puertas de las guardas de internaciones. Entonces, los trabajadores tomaron la medida de mantenerse dentro del establecimiento. Por eso es importante como futuros agentes de salud mental y en un contexto en que se ataca a la educación y a la salud pública organizarnos en defensa”, asevera.

Para Sofía Ziccardi, también de La Mella, el contexto implica además otras responsabilidades en los estudiantes universitarios. “Nuestra generación está en responsabilidad de ser la que no entregue nuestra educación y salud públicas. Estamos ante un ataque brutal y es importante estar organizados y en las calles. Nuestra responsabilidad es histórica de: no vendernos”, concluye.