En 2018, el Ejecutivo porteño decidió de manera unilateral conformar un polo de escuelas artísticas en el barrio de Mataderos. Para ello, tenía que mudar a la Escuela de Cerámica N 1 de Almagro a más de 7 kilómetros de su ubicación actual. Este traspaso obligaría a cientos de estudiantes a abandonar sus estudios porque la distancia les impedía continuar con el resto de sus otras actividades: laborales, sociales, deportivas, entre otras responsabilidades. A partir de ese momento, la comunidad educativa presentó diferentes amparos judiciales que le dieron la razón en al menos tres instancias. La Cámara de Apelaciones tuvo la última palabra y consideró, tras una larga audiencia donde escuchó a estudiantes, docentes y a representantes del Ministerio de Educación porteño, que la comunidad educativa tenía razón. En las últimas horas, cinco años después de la orden judicial que impedía el traspaso, la ministra de Educación de la Ciudad Soledad Acuña firmó la resolución 2023-2446-GCBA-MEDGC que da marcha atrás con la mudanza de la escuela y cumple con el decreto judicial.
“Finalmente la ministra Soledad Acuña hizo lo que tendría que haber hecho hace mucho tiempo y dio marcha atrás con esta medida”, dice a Tiempo Myriam Medina, abogada que representa a la comunidad educativa de la Escuela de Cerámica N°1. Fueron cinco años de una larga espera de toda la comunidad educativa que se movilizó en varias ocasiones para visibilizar este tema silenciado en la mayoría de los medios. “Generalmente las familias y los chicos se anotan en un colegio buscando la cercanía a sus hogares y diferentes actividades, entre otras cosas ,para reducir gastos en el traslado de los menores, y también como medida de seguridad para que los chicos no estén viajando por toda la ciudad. Todo esto había sido vulnerado por el gobierno porteño al querer mudar la escuela a más de 7 km del lugar”, agrega Medina.
La intención del Ejecutivo local era transferir a toda la escuela desde Bulnes 45 en el barrio de Almagro, hasta Av. Juan Bautista Alberdi 4139, donde se encuentra la Escuela Superior de Educación Artística en Artes Visuales “Rogelio Yrurtia”. De haber concretado esa intención, el edificio escolar iba a verse desbordado de estudiantes y docentes al tiempo que el Ministerio de Educación realizaba una fusión de escuelas, es decir, otro ajuste encubierto en el sector.
“Oficialmente nos quedamos en Bulnes 45”, dice con alegría a Tiempo Rocío Muzzu, del Centro de Estudiantes de la escuela de Cerámica N°1 de Almagro. “Esto es un triunfo de las y los pibes y docentes que hacemos lo imposible por defender nuestra educación pública, por la que apostamos y por la que vamos a seguir luchando”, agrega la estudiante y adelanta que ahora “vamos a ir por la ampliación de nuestra escuela. Hay una emoción muy fuerte dentro de nuestra escuela porque realmente es una comunidad muy unida y con un recorrido de lucha que es histórico, que ni Larreta (en referencia al jefe de Gobierno porteño) ni Acuña, ni nadie van a poder frenar”, termina.
La Escuela de Cerámica no tiene comedor propio, los estudiantes almuerzan en el patio y, los días de lluvia, en las aulas o escaleras que conectan a cada uno de los pisos del edificio. Hay apenas 10 aulas cuando en realidad necesitan 17, no tienen gimnasio para que las y los chicos hagan actividades físicas y por eso tienen que ir a otros espacios alejados de la escuela. Es por eso que la comunidad educativa hace años reclama la ampliación del edificio y el gobierno porteño se niega a escucharlos.
“Celebro que nuestra escuela no se va a mudar del barrio de Almagro que es dónde nació. Desde hace años venimos pidiendo la ampliación del edificio para poder seguir desarrollando el resto de las actividades y para el crecimiento de la escuela”, explica a Tiempo Alejandra Marelli, rectora del establecimiento. “El reclamo para esta ampliación se realiza desde el año 2015 con mucha energía, con juntada de firmas, pero lamentablemente la única respuesta que obtuvimos por parte de Larreta y de su ministra de Educación, fue querer trasladarnos más de 70 cuadras, una locura que desorganizaba a las familias y a los docentes, obviamente”.
Cronología de los hechos
Soledad Acuña no había cumplido dos años al frente de la Cartera de Educación porteña, cuando ya se había hecho acreedora de la apatía de un sector mayoritario de la comunidad educativa. Hecho consumado por varios motivos: ajustes presentados en el sector; proyectos de Ley que anticipaban la creación de la UniCABA y la eliminación progresiva de los profesorados; el intento del cierre de 14 colegios nocturnos y nueve liceos; el hostigamiento a familias que integran las cooperadoras escolares; y por la reducción, en cantidad y calidad, de las viandas escolares. A todo eso se le sumaba, además, la fusión de escuelas
La escuela de Cerámica N° 1, ubicada en Bulnes 45, fue fundada en 1940 y era la casa taller del maestro Fernando Arranz, por la que pasaron artistas como Antonio Berni, Lino Spilinbergo y Antonio Pujía. La idea de la ministra Acuña era mudarla de Almagro hacia el edificio ubicado en Juan Bautista Alberdi 4139 en Mataderos, a más de 70 cuadras de su ubicación actual, sin tener en cuenta que el 80% de la matrícula pertenece al barrio de Almagro y que la gran mayoría de sus estudiantes podían cursas sus estudios gracias a esa proximidad con la escuela. En noviembre de 2018, la ministra de Educación intentó instalar la idea de “polos educativos”. Pero esa idea, lejos estaba de la creación de nuevos edificios escolares que generaran más vacantes para saciar la demanda de miles de familias que hace años no consiguen un lugar en la educación pública. Estos polos educativos, en realidad, estarían conformados por conglomerados de escuelas ya existentes, que serían mudadas a un edifico único, lo que se conoce en política-económica como “ajuste encubierto”. Esta situación padeció, y lo sigue haciendo, la comunidad educativa de la Escuela de Cerámica N°1 de Almagro. En aquel 2018, mediante un correo electrónico enviado por la Dirección de Educación Artística de la Ciudad, las familias y la dirección de la escuela fueron notificados que el Ejecutivo porteño iba a trasladar el establecimiento hacia Mataderos para compartir ese edificio con otros colegios artísticos.
En el medio pasaron cosas. El juez de primera instancia Francisco Ferrer suspendió la mudanza; a los pocos días, el gobierno porteño apeló el fallo, y más tarde una nueva presentación judicial prohibió el traslado. Hasta hace unas horas, el Ejecutivo local se negaba a cumplir con la orden de la justicia.