La Asociación Cooperadora del colegio público Ernesto Padilla, en Caballito, denunció que casi 40 niños y niñas sufrieron vómitos, diarreas y malestares estomacales. Este jueves llegará personal de la ANMAT y la AGC para inspeccionar el servicio concesionado que se encarga de los alimentos en el establecimiento.
Aún se desconoce qué fue lo que les causó las descomposturas. Durante la mañana del martes 10 de marzo sirvieron como desayuno, en el comedor de la escuela, una magdalena y un vaso de yogurt. El almuerzo consistió en un medallón de verdura y arroz con manteca y queso. Como postres, hubo helados de agua. La empresa concesionaria del servicio es Lamerich S.A. ubicada en Espinosa 965, de la Capital Federal. “Es quien tiene a su cargo proveer toda la materia prima que se utiliza en el comedor de la escuela, como así también es quien se encarga de controlar la limpieza, higiene del espacio y el control en la manipulación de alimentos por parte de las cocineras que trabajan en nuestra escuela”, acotaron desde la Asociación Cooperadora Ernesto Padilla, ubicado en Felipe Vallese 835, barrio de Caballito.
“Durante la mañana del miércoles 11 de marzo, y ante la preocupación de las familias al repetirse los casos de vómitos, malestar estomacal y/o diarrea en 37 alumnos y alumnas de la escuela, el equipo de conducción realizó la consulta al Supervisor del Distrito 7°, quien asesoró llamar a la concesionaria”, continuaron explicando desde la cooperadora, en un comunicado emitido este miércoles. La firma envió control bromatológico y averiguaciones respecto a los alimentos ingeridos, aunque se trató de una auditoría interna de la misma empresa, a cargo de Fabiana Venturini. No hubo auditoría externa.
Las miradas apuntan a las concesiones que el macrismo llevó a cabo en toda la Ciudad estos últimos años tercerizando todos los servicios escolares: desde la limpieza hasta la comida en las escuelas. De hecho Lamerich se ocupaba de ambas, a pesar de ser ampliamente diferentes sus tareas, conceptos y responsabilidades. Sólo por el servicio de comida la firma obtiene de Ciudad $32.975.255.
Tampoco se trata de un hecho aislado. En agosto del año pasado, unos treinta chicos se intoxicaron al comer pizza en la escuela pública Francisco de Vitoria de Villa Crespo. «Apenas terminaron de comer, empezaron con náuseas», denunciaron familias y docentes en ese momento.
En cuanto al Ernesto Padilla, según lo informado a los padres, este jueves se harían presentes en el colegio tanto personal de la ANMAT como de la AGC para realizar una inspección en el establecimiento, luego de que la cooperadora asentara las denuncias formales en ambos organismos “para determinar el origen del malestar del alumnado”, y agregaron: “Las familias exigimos una rápida respuesta a lo sucedido y la intervención inmediata de la agencia que corresponda del GCBA”.
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