Ocurrió minutos antes que comience la jornada escolar en el turno vespertino. El edificio de la Escuela Yrurtia fue inaugurado en 2019 sin finalización de obra en medio de la campaña electoral.
Una parte importante del concreto de la pared del edificio golpeó de lleno contra el suelo del patio. El ruido retumbó en todo el colegio y provocó el estupor de estudiantes y docentes, minutos antes de ingresar a las aulas. “No fue una tragedia de casualidad, justo en ese momento estábamos izando la bandera”, agrega Lucía. “Esta es una situación que se suma a las muchas que ocurren siempre en nuestra escuela, ya no sabemos cómo reclamarle al gobierno porteño que ahora está más ausente que nunca”.
El Yrurtia tiene dos pisos que están en obra desde febrero del 2022. Arreglos eternos que jamás terminan y que afecta la cursada y la calidad educativa de todos los estudiantes. Los caños internos del edificio están mal colocados y produce goteras en prácticamente todas las aulas, que pudren los techos de placas de fibra de vidrio. El agua se filtra por el tendido eléctrico y cae desde los artefactos de luz. Se corta el servicio eléctrico en varios sectores y se nos inundan las aulas con el agua que ascienden de las cloacas.
Ante estos hechos, es imposible ignorar el bajo presupuesto destinado a infraestructura escolar y la subejecución de las partidas en ese sector. En lo que va del año, la cartera educativa que comanda Soledad Acuña, ejecutó los montos más bajos en infraestructura escolar: De los 8.795 millones designados a ese ítem, solo utilizó 915.982.176, el 10,7% del total. Los datos corresponden a los primeros tres meses del año y, mientras se esperan los detalles del otro trimestre, las proyecciones presupuestarias son poco alentadoras.
Entre septiembre y noviembre del año pasado, el centro estudiantil del Yrurtia se sumó a la toma de escuelas para exigir soluciones inmediatas respecto a la infraestructura escolar. Desde entonces reclamaban ser escuchados y exigían una reunión con autoridades del ministerio de Educación porteño para buscar soluciones conjuntas.
“Cuando finalmente nos citaron a una reunión no quisieron hablar con nosotros y mucho menos escucharnos, solo fue para amedrentarnos y desarticular a nuestro centro estudiantil”, recuerda Lucía. El centro de estudiante forjó una reunión con Ada Rissetto, directora de la Dirección de Educación Artística del ministerio de Educación de la Ciudad, pero, durante el encuentro, la funcionaria “negó cada cosa que le decíamos, nos trató de mentirosos y dijó que los problemas edilicios y todo lo que reclamamos de las viandas era mentira”, agrega la estudiante. Esa misma estrategia fue utilizada por el ejecutivo local con el resto de las escuelas. El objetivo era negar la situación, amedrentar a los estudiantes e intentar neutralizar el reclamo y las tomas en todos los edificios escolares.
A los hechos de amedrentamiento y los graves problemas edilicios del Yrurtia, se le suman hechos de “espionaje” que intentó realizar un funcionario del ministerio de Educación mientras ocurrían las tomas de los edificios escolares para romper con las medidas de fuerza. “Durante las tomas sufrimos también el espionaje de un funcionario del ministerio de Educación”, agrega Lucia, refiriéndose a Valentino Díaz Fontau, el encargado de desarticular a los centros de estudiantes que fue desenmascarado por Tiempo en abril de 2022. En medio de las tomas, Fontau se reunió con funcionarios de primera y segunda línea de la cartera educativa porteña para intentar romper con el reclamo estudiantil.
La comunidad educativa de la escuela artística reclamó durante muchos años a los gobiernos del PRO que sus estudiantes cursen en condiciones dignas. Tras más de 10 años de insistencia, lograron que el predio de Alberdi 4139 fuera expropiado y diseñado para trasladar a esta escuela, hecho que ocurrió luego de varias promesas, demoras y hasta una intervención judicial. La mudanza se concretó y en los primeros meses sus estudiantes atravesaron el invierno con falta de gas, en octubre de ese año se inundaron varias aulas y sufrieron su primera caída de techo y mampostería. Era de esperarse. El edificio de la Escuela Rogelio Yrurtia se inauguró en mayo de 2019 a las apuradas, en medio de la campaña electoral de Rodríguez Larreta donde buscaba renovar su mandato como jefe de Gobierno porteño. La escuela comenzó las clases sin finalización de obra, algo que detonó a los pocos meses cuando los techos comenzaron a caerse y las aulas se inundaron con las primeras lluvias.
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