La Justicia imputó el delito de «homicidio agravado» a los ocho policías acusados de participar del operativo en el que fue asesinada de un balazo en la cabeza Silvia Maldonado, una adolescente de 17 años en un barrio de la capital de Santiago del Estero.

Se trata de los policías Ángel Ramón Mansilla, Juan Carlos Chávez, Fabio Cristian Cooper, Pedro Agustín Barraza, José Ramón Revaneira, Analía Gigena, Cristian Hernán Bravo y el cabo primero José Miguel Abraham, este último acusado de ser quien disparó con su arma reglamentaria contra la chica, madre de un bebé de un mes y una niña de dos años.

Para esta jornada está previsto que se realice la audiencia a cargo de la jueza de Control y Garantías, María Pía Danielsen, en la que los fiscales Erika Leguizamón y Ramón Alfonzo imputarán a los uniformados el delito de «homicidio agravado por su condición de funcionario policial en perjuicio de una menor de edad».

Los policías arrestados fueron trasladados este miércoles a los Tribunales de Santiago del Estero en medio de un fuerte dispositivo de seguridad por temor a  las protestas de familiares y vecinos de la víctima.

La Justicia sospecha que Maldonado fue atacada cuando la noche del pasado domingo se negó a que los policías realizaran un allanamiento en su casa porque no tenían una orden judicial.

El operativo se había desplegado tras una denuncia realizada por una vecina, Alejandra Rodríguez, quien dijo que le habían robado una amoladora.

Cuando Maldonado no dejó entrar a los policías y se encontraba parada en la puerta de su domicilio, recibió un fuerte golpe en el estómago y un balazo en la cabeza disparado por uno de los efectivos, que le provocó muerte cerebral y luego su fallecimiento en el Hospital Regional Ramón Carrillo.

Los restos de Maldonado fueron velados este miércoles en su humilde casa del barrio Gas del Estado. Durante el velatorio, el padre de la víctima, Alejandro Maldonado, denunció que a su hija la mataron «asesinos uniformados» que la dejaron «abandonada en medio de un charco de sangre».

«Mi hija ensangrentada tuvo que ser trasladada por vecinos en una motocicleta al hospital Independencia, porque los policías se fueron en los móviles y nunca la auxiliaron», expresó.

“Han destruido una familia. Tengo impotencia. Con Silvia, mataron a sus padres, hermanos, tíos, sobrinos, abuelo y a sus hijos”, dijo su padre y afirmó que no hubo enfrentamiento: «Los changos no atacaron a los policías. Sólo hubo policías que golpearon a mi hija, sola con su hijo sujetándolo en brazos”.