Esta nota arranca con una recomendación un tanto mercantilista: si usted es un inversor con algo de dinero, dése una vuelta por el Centro Cultural de la Ciencia, al lado del Ministerio. Allí, en el predio palermitano de las ex Bodegas Giol se desarrolla hasta el sábado inclusive la 18° edición del Concurso Nacional de Innovaciones, organizado por la cartera científica, en la que un centenar de inventores y emprendedores exhiben sus desarrollos al público. Desde microscopios forenses a vacunas, de robots a medicamentos 3D, de árboles clonados a aceleradores de partículas para combatir el cáncer. Señoras y señores, ingresamos a Innovar.
Al ingresar al hall central se lo ve a Luis Alfredo Ragone. A sus 31 años ostenta un título que genera admiración: es el único empresario nacional en su rubro. ¿Qué hace? Desarrolla microscopios, insumos y materiales forenses enteramente fabricados en el país. Acá está presentando su microscopio digital de identificación forense.
Lo define como un equipamiento que permite resolver hechos delictivos a partir de la comparación microscópica de muestras forenses recolectadas en la escena del crimen. “Es el primero hecho en Argentina”, resalta con la tranquilidad de su Entre Ríos natal. “Sirve para detectar huellas balísticas, digitales, documentos apócrifos. Lo puede usar la Aduana, la policía, pero también los que investigan la autenticidad de las prendas de vestir”.
Otros de sus productos son reactivos para detectar desde manchas de sangre hasta semen. Recientemente sus desarrollos permitieron identificar la culpabilidad de un agente policial sanjuanino en un femicidio. El arma con el que mató a su pareja coincidió con la bala que encontraron en el cuerpo de la víctima. “Cada arma tiene su impronta. Por el desgaste, por el uso, por el golpe que hace, cada uno genera su propia marca y no hay dos iguales”, remarca el licenciado en criminalística.
La idea le surgió justamente cuando terminaba la carrera en la Universidad Nacional de Entre Ríos, pensando en qué tesis hacer. Y como toda innovación, apunta a solucionar una carencia. En este caso: que el 95% de las fuerzas usan productos importados, y que solo las centrales tienen equipamientos de última tecnología.
“El problema es cuando ocurre algo en alguna zona más alejada, tienen que hacer 200 kilómetros hasta el laboratorio central, con el peligro y los costos que demanda, desde la custodia hasta el transporte. En cambio acá tenés un laboratorio móvil, lo analizás en el lugar y en el momento, ganás tiempo y ahorrás costos”, lo define Luis, que ya vende a varias jurisdicciones, entre ellas Tucumán, La Rioja y San Juan. Este jueves le confirmaron una más: Formosa también le adquirirá sus productos.
Empezó solo él, consiguió vender en 2017 el primer producto, y con eso se financió los siguientes, y así sucesivamente, autofinanciándose. Hoy ya son tres en el equipo: sumó a dos licenciadas en criminalística. En 2021 recibió apoyo económico del Pack Emprendedores del Ministerio de Producción. Pero hubo un episodio anterior fundacional, que lo hizo llegar hasta acá: “El Innovar 2016, sin dudas. Ahí distinguieron mi prototipo. Dije ‘tengo que seguir por acá, vale la pena’. Y hoy expongo el producto terminado”.
Debajo de las aguas
Con más de 18 años de trayectoria, el Concurso Nacional de Innovaciones INNOVAR “es la iniciativa pionera que fomenta la innovación y premia a quienes se atreven a inventar, crear y mejorar productos y servicios, a nivel federal”, remarcan desde el Ministerio.
Los proyectos son distinguidos con el objetivo de impulsar y promover invenciones de alto impacto social y comercial; potenciar emprendimientos de base tecnológica; dar visibilidad a procesos, productos patentados o patentables en Argentina y/o el exterior y servicios que conlleven una demostrada generación de valor; y continuar fortaleciendo el desarrollo de una cultura innovadora nacional.
Si bien en el Centro Cultural se pueden ver medio centenar de innovaciones, el concurso recibió 1049 iniciativas: 209 proyectos en “Diseño innovador”; 67 en “Investigación Aplicada”, 89 en “Desarrollo Sustentable y Energía”, 80 en “Alimentos”, 82 en “Salud”, 56 en “Robótica e Inteligencia Artificial”, 74 en Pequeñas y medianas empresas”, 69 en “Innovaciones en la Universidad” y 323 en “Escuelas Técnicas y Agrotécnicas”. También hubo una distribución federal: se inscribieron 631 proyectos de la región Centro y Buenos Aires; 115 de la región NOA; 128 de Cuyo; 90 de la región Patagonia; y 85 del NEA.
Una guía para robots
Ricardo Tadeo Lobo llegó de Tucumán para presentar Braroecon – Brazo robot económico. Consiste en un brazo robot que emplea tensores para poder replicar todos los movimientos que posee un brazo humano por medio de mecanismos simples. Puede ser accionado por motores fuera del brazo.
ÍO Robot Inicial es un robot para nivel inicial programable, simple de utilizar, pensado para dar los primeros pasos en la robótica. Con esta herramienta didáctica, su creador (Matías Ezequiel Klug) busca desarrollar la creatividad, disciplina y concentración a través del aprendizaje basado en juegos.
Cuentito, de Ariel Jolodovsky, es “la primera plataforma en español que utiliza inteligencia artificial generativa para crear cuentos infantiles a partir de un pedido inicial del usuario”. Cada historia es original, única y solo demora unos segundos en aparecer.
PANCORA-300 reúne las dos pasiones de Pedro Mariano Nowakowski (44): es buzo deportivo, fana de la robótica. Así creó este robot subacuático operado en forma remota con cable. Es una herramienta fundamental para lograr una industria acuícola sustentable, inspeccionar y monitorear todo tipo de estructuras subacuáticas. En su Rioja natal estudió electromecánica en una Escuela Técnica. Ya recibido entró al Instituto Balseiro en Bariloche. En el Nahuel Huapi donde suele sumergirse ya probó al robot que cumplió satisfactoriamente. De hecho acaba de protagonizar el hallazgo de un barco hundido hace más de un siglo.
“Sirve para observar, estudiar animales debajo del agua, pero también tiene un brazo mecánico con el que se pueden tomar muestras o cortar alambre”, cuenta sobre su invento que mide 47x40x35 centímetros y puede descender hasta 300 metros. Otro uso es la posibilidad de registrar ambientes. Ideal para analizar escenarios ambientales. Recién fue contratado por YPF para analizar el antes, el durante y el después de la concreción del oleoducto de Vaca Muerta que irá por el sur.
Cuándo se puede visitar
La expo Innovar 2023 estará abierta hasta el sábado de 12 a 19 horas en el Centro Cultural de la Ciencia, lindero al Ministerio de Ciencia y Tecnología, en el predio de las ex Bodegas Giol en Palermo (Godoy Cruz 2270).
Que no nos falte la salud
Christian Magni trabaja en el Instituto de Biología Molecular y Celular de Rosario (Conicet) y en la Universidad de Rosario. Es una de las grandes novedades de la exposición con su desarrollo de una vacuna oral contra la gripe aviar.
Es un ejemplo de lo importante que es crear un know how. Él y su equipo llevan varios años trabajando en vacunas, sobre todo con prototipos que utilizan Lactococcus lactis, cuya manipulación puede producir ciertos compuestos. Por ejemplo, diseñaron una años atrás para combatir al Trypanosoma cruzi, el parásito causante del Chagas.
L. lactis es una bacteria no patógena apta para el consumo humano. Se la suele encontrar en la producción de quesos y otros derivados lácteos. Gracias a ella se combinan un antígeno, que es el responsable de despertar la respuesta inmune del organismo y un adyuvante, cuya función es optimizarla.
La producción del antígeno y el adyuvante (c-di-AMP) se realiza en esta bacteria no patógena a bajo costo, sin requerimientos de purificación y fácil de ser administrada por vía oral en forma masiva. Esa modalidad decidió repetirla para “algo que se veía venir ya en marzo cuando empezaron a explotar los casos en Perú”: la gripe aviar. Al haber ya desarrollado la tecnología, permite producir “vacunas más baratas y con un sistema más rápido. Y te permite cambiar el antígeno para desarrollar una vacuna ante cualquier otro patógeno”.
En el caso de la gripe aviar no es poca cosa lograr mayor prevención, si tenemos en cuenta que hay 44.200.000 aves en la Argentina destinadas al sector productivo. “Si te agarra el virus en una población de 300.000 pollos, te los mata a todos”, sentencia el investigador. El próximo paso es el financiamiento para que esos resultados que dieron bien en ratones puedan multiplicarse en la población avícola. Se ilusiona con que Innovar pueda ser una ventana. Si lo logra, no será el único en conseguir un inversor en la historia de esta exposición.
Y si de salud se trata, ahí están los muchachos de Pill.ar (aclaremos que se pronuncia con “le”, no con “y”). Daniel Real lleva la voz oficial. Son jóvenes, como la mayoría de las y los expositores, cordobeses. De la UNC y del Conicet. En los papeles, lo que crearon es una plataforma de impresión 3D de medicamentos para producir una amplia variedad de formas y dosis de remedios, adaptados a las necesidades específicas de cada paciente. Simplifica el proceso de elaboración tradicional y permite la fabricación de pequeños lotes de medicamentos.
Pero Daniel lo sintetiza: “lo que el nexpresso hizo de llevar el café de bar a la casa, lo hacemos nosotros llevando la impresora y los materiales a las farmacias, brindando personalización”. El producto, ya patentado, lo vendieron a Chile y Ecuador, pronto se sumará Paraguay, y buscan patentarlo en Estados Unidos. Tienen una ventaja: a diferencia de impresoras 3D tradicionales que funden los filamentos a 190°, la de ellos puede hacerlo a 40 grados. “Eso amplía el abanico de moléculas que se pueden incorporar, por ejemplo generando proteínas para medicamentos biológicos”.
Lo que buscan es contrarrestar la idea tradicional de las farmacias de los remedios estandarizados. Porque, se sabe, cada persona es un mundo. Con la impresora fabrican cada medicamento adaptado a necesidades y contexturas del paciente, pueden variar las dimensiones de la cápsula, la concentración (para aquellos que deben tomar muchas pastillas diferentes acá se fusionan en una), y también se crean de acuerdo a ciertas demandas.
Daniel muestra en primer plano un pastillero donde se ven unas con formas de corazones, otras con forma de cabeza, para que la persona (sobre todo los mayores) sepan cuál le toca ese día y en ese momento. También pueden distinguirse por colores diferentes, si es medicamento de día o de noche. Pueden a su vez combinar materiales con principios activos diferentes, e ir bajando componentes si, por caso, la persona debe regular y disminuir la cantidad de medicación. Esto también forma parte de la salud del futuro. Daniel resume el método de fabricación: “más cantidad, más calidad, menor tiempo”.
A clonar que se acaba el mundo
Giancarlo tiene apenas 28 años y un discurso muy bien trabajado. Se lo nota seguro. Está presentando CLON.AR, un desarrollo que comanda desde la Facultad de Agronomía de la Universidad del Litoral. Buscan la producción clonal y comercialización de plantines de algarrobo blanco, una de las especies forestales más importantes del país, de gran interés para la industria maderera y el cuidado del ambiente.
El proyecto nace por una demanda de un productor. “Nos dice ‘Miren, quise plantar algarrobo, que es especie nativa, pero en los viveros no tienen o me lo cobran una fortuna’”. La reforestación desde el Litoral hacia el norte y la Mesopotamia es urgente. “Se nota la pérdida de monte, aumentó el calor promedio, ves a los animales sufriendo en verano”, lo describe Giancarlo, nacido en San Francisco, Córdoba.
Ante la pérdida de bosque nativo y la posibilidad de hacer crecer la población de especies autóctonas, se propusieron desarrollar un método de clonación del algarrobo blanco. Es la primera vez que se usa en especies nativas. Primero seleccionar un genotipo de interés. Luego de esa planta madre se focalizan en un brote o plantín al que lo trabajan en laboratorio con hormonas de enraizamiento y funguicidas. Después viene lo principal: el crecimiento en condiciones específicas de humedad y temperaturas. Así pueden obtener miles de copias.
Tardan tres meses en hacer el proceso, y tres años en que crezcan a una altura y grosor que los haga comercialmente óptimos. La posibilidad de un vivero a gran escala es enorme: el potencial va de 500.000 a un millón de unidades.
Las escuelas y el futuro
Esta edición tiene un rubro específico que son innovaciones de escuelas técnicas y agrícolas. Así, por ejemplo, están los chicos de la E.E.S.A. N° 1 de Buenos Aires con su proyecto que pretende realizar la cría artificial de abejas reinas con el fin de aumentar de manera más rápida el número de colmenas, dejando como resultado una mayor producción de miel para el consumo de la comunidad local.
También sobresale Unacon, un control adaptable universal para videojuegos. «El producto permite una completa personalización de los pulsadores y palancas según las posibilidades y rangos de movimientos de las personas –destacan–. Y facilita el acceso a los videojuegos de personas con discapacidad motriz».
Leandro Castillo tiene 18 años. Cursa el último año de la Escuela Técnica Bernardino Rivadavia de la ciudad de Corrientes. Antes de ingresar al Centro Cultural se lo puede ver con un par de compañeros promocionando lo que llaman «La Técnica ate incluye».
El proyecto consiste en la construcción de un triciclo eléctrico inclusivo con sistema auxiliar mecánico de uso recreativo destinado a personas con discapacidades visuales, motrices y mentales. «Lo hicimos como parte de los proyectos que pensamos en la escuela para aplicar lo que estudiamos y nuestra formación en una sociedad más justa y equitativa«, cuenta.
Partieron de un diagnóstico: según el INDEC, el 10,2 por ciento de la población sufre alguna discapacidad. Sobre todo motriz. «Y vimos que en lugares de tránsito, sobre todo turísticos, se les dificulta andar. No hay infraestructura que los incluya, impidiéndoles algo tan sencillo como pasear por la costanera de Corrientes. Por eso pensamos este vehículo».
Al triciclo puede subirse una persona en silla de ruedas y detrás hay un chofer que la lleva. Es eléctrico. Soporta peso de 200 kilos y la batería dura una hora. «Está pensado para espacios públicos como la costanera. Creemos que va a ser muy terapéutico ya que permitirá que la persona pueda trasladarse sin problemas y acompañada por su ser querido que la guíe y la acompañe. Ella disfrutará el paisaje y hay una mejor conexión porque quien la lleva no está haciendo el mismo esfuerzo que llevando la silla de ruedas de manera tradicional», apunta.
Ahora buscan sponsor o financiamiento para fabricar más unidades. No son los únicos. Si algo queda demostrado con Innovar es que el mundo de las invenciones y los emprendedores (esa palabra que tanto gusta a sectores conservadores o neoliberales) en la Argentina es inagotable. Las ideas cubren un espectro enorme y apuntan a solucionar demandas o carencias de la sociedad. Y con iniciativas como Innovar tienen un espacio ideal para mostrarlo en público, y en el caso de los ganadores además recibir un premio económico. En algunos casos, parafraseando al personaje de Darín en Nueve Reinas, lo único que faltan son inversores.