Cuando tenía diez años le preguntaron qué le gustaría ser de grande. Ella dijo psicóloga. Años después sumó otra profesión a su inminente futuro profesional: traductora de inglés. Martina Segretin cursa la orientación en Ciencias Sociales en el Instituto de Enseñanza Superior (IES) en Lenguas Vivas “Juan Ramón Fernández”. Como otros miles de estudiantes, llegó al último año con las expectativas intactas sobre su carrera y su futuro profesional, pero entonces llegaron las pasantías obligatorias dispuestas por el gobierno porteño.
Sus intenciones de formarse como traductora o psicóloga chocaron contra el plan oficial: le asignaron diseño industrial. La política educativa de pasantías laborales de la gestión de Horacio Rodríguez Larreta no solo está generando reclamos y crecientes protestas en el estudiantado: también representa negocios para las empresas. Por ejemplos, aquellas que brindan el cuestionado y deficiente servicio de alimentación escolar que acepten recibir alumnos como pasantes, tendrán facilidades al momento de presentarse a la millonaria licitación que abrió el Ejecutivo de CABA.
«Las pasantías no representan ni mis intereses ni los de mis compañeros. Lamentablemente las considero una pérdida de tiempo. Con mi curso la semana pasada fuimos al Ministerio de Desarrollo Urbano y nos hablaron sobre diseños urbanísticos, sobre arquitectura y diseño industrial. Muy alejado de nuestra orientación, nada que ver”, cuenta Martina, que también es secretaria general del centro de estudiantes.
Para el IES en Lenguas Vivas, las “Actividades de Aproximación al mundo del trabajo y a los estudios superiores”, más conocidas como pasantías laborales, arrancaron el 18 de abril con el curso introductorio de la UniCABA. Del 25 al 30 del mes pasado cursaron en el Ministerio de Desarrollo Humano, y el último miércoles volvieron a la UniCABA. “Todo fue y es una gran desorganización, te das cuenta de inmediato que es algo totalmente improvisado. Eso es, en parte, porque jamás hablaron con nosotros y nosotras, y nunca nos dieron verdadera información sobre lo que querían hacer ni escucharon sugerencias sobre las necesidades de las y los estudiantes”, añade la joven.
Beneficios y algo más
La mayoría de los estudiantes que ya comenzaron con las pasantías coinciden que no le están aportando nada útil para las orientaciones que ellos eligieron. Pero en el otro extremo, hay beneficiados: en la última semana, la ministra de educación porteña Soledad Acuña, firmó un convenio con la Cámara Argentina de Concesionarios de Servicios de Comedores y Refrigerio (CACYR), en medio de críticas de la comunidad educativa por el servicio que prestan en los colegios, caracterizado por raciones mínimas y, en muchas ocasiones, en mal estado. El documento obliga a estudiantes a realizar pasantías en estas concesionarias de los comedores que, además de tener mano de obra gratuita, recibirán beneficios “en procesos de licitaciones de bienes y servicios dentro de la Ciudad”.
Un informe del Observatorio del Derecho a la Ciudad (ODC) señala que “las concesionarias de comedores escolares denunciadas en múltiples oportunidades por intoxicar a estudiantes fueron premiadas por el Ministerio de Educación de la Ciudad con el ‘Sello Compromiso con la Educación'».Este acuerdo «se da en el mismo momento en que está en curso la licitación pública 7192-1818-LPU21 para definir qué empresas se ocuparán del servicio de alimentación de las escuelas porteñas los próximos cuatro años por más de 50 mil millones de pesos”.
La CACYR está compuesta por las firmas que se encargan del servicio de comedores escolares en la Ciudad. Su presidenta, María del Rosario Porcellini, es una de las titulares de Arkino SA, beneficiada regularmente en las adjudicaciones. El pro-tesorero es Rubén Melul, dueño de Lamerich SRL, que brinda el servicio en escuelas de la zona de Palermo donde en marzo de 2020 ocurrió una intoxicación masiva en al menos cuatro establecimientos con más de cien estudiantes intoxicados.
En la comisión directiva también aparecen representantes de concesionarias como Friends Food SA, que fue aportante a la campaña de Cambiemos. Ahora, a los miles de millones de pesos que reciben se le agregan facilidades en contar con alumnos pasantes, que en la mayoría de los casos estudian otras especialidades.
El “sello de compromiso con la Educación” se otorga a las empresas que se ofrecen para que estudiantes de los últimos años de secundarias realicen las pasantías laborales obligatorias que impulsa el Gobierno de la Ciudad. “De esta manera, estudiantes de colegios como la Escuela Normal Superior en Lenguas Vivas, apodada popularmente Lengüitas, deberán realizar sus pasantías en la sede de la Cámara Argentina de Concesionarios de Servicios de Comedores y Refrigerio”, agregan desde el ODC. En varias oportunidades, la propia ministra Soledad Acuña subrayó el significado de este sello en sus redes sociales: “Todas las empresas que se sumen a las prácticas educativas accederán al ‘Sello Compromiso con la Educación’. Este reconocimiento resultará relevante al momento de ser evaluadas por licitaciones de bienes y servicios dentro de la Ciudad”.
Currículum
Germán tiene 17 años. En noviembre cumple la mayoría de edad. Cuando termine la secundaria seguirá abogacía en la universidad pública. Ambiciona con llegar a ocupar un lugar en la justicia, pero dice que no para estar sentado detrás de un escritorio: quiere ser parte del cambio del sistema judicial y “crear las bases de una justicia popular e intelectualmente honesta”. Estudia en el Liceo 9 DE 10 “Santiago Derqui” y realiza la especialización en Ciencias Sociales. “Por más que tratemos de no tener ningún tropiezo con nuestros pensamientos, ideas y coherencias, todos tenemos un pasado negro, el mío será haber trabajado en Infobae”, se ríe. “Sin comerla ni beberla, como dice mi viejo, ya tengo una mancha en mi currículum”.
En los últimos días, estudiantes del Liceo y otras escuelas comenzaron a prestar su mano de obra gratuita a la empresa de Daniel Hadad, que se sumó al programa de pasantías del Ministerio de Educación porteño. Durante dos semanas, las y los alumnos asistirán en grupos de 6 a 7 personas de lunes a jueves. “Ni a mí ni a mis compañeros nos sirve esto –enfatiza Germán–. Me contaron casos de personas que estudiaban una carrera y terminaron laburando en otra cosa, pero acá nos están forzando a asistir a una empresa de medios que está muy alejada, no solo de lo que estamos estudiando, sino de nuestras ideas”. «
Los estudiantes arrancaron un plan de lucha
Estudiantes de la Escuela Superior de Educación Artística (ESEA) N° 1 «Profesora Nelly Ramicone», comenzaron esta semana un plan de lucha contra las pasantías de Horacio Rodríguez Larreta y su ministra de Educación, Soledad Acuña, que se profundizará en las próximas semanas. A raíz de estas acciones, el Ministerio de Educación porteño reconoció falencias y suspendió momentáneamente pasantías en esa escuela hasta que se solucionen algunos problemas de fondo.
Algunas críticas apuntan a su modalidad a contraturno, que les impide desarrollarse en sus respectivos ámbitos, y a que los «forman» en especialidades que no eligieron. Paula Cervi está cursando el último año del secundario en la especialidad de Danza Clásica y Contemporánea1: “muchos trabajamos y no podemos cursar las prácticas obligatorias”.
La cursada en la escuela es de 7.20 a 13 horas para el bachillerato, y de 13.45 a 18 para la especialidad. Luego el turno vespertino de 18 a 22. “Yo trabajo en una compañía de teatro a las 19 en el centro, es a lo que me quiero dedicar, y yo no puedo comprometer mi estabilidad laboral en la compañía. En esta situación estamos muchas”, agrega Paula. Lo que piden los grupos de estudiantes es un cambio en las condiciones: “que sea en turno bachiller y no de contra turno, que elimina la mitad de la especialización de la carrera a los que cursan en vespertino, y que nos obliga a renunciar a quienes trabajamos por ir a hacer las pasantías gratuitas”, añade Cervi.
Amparo López, estudiante de 5° año del Centro de Estudiantes del IES en Lenguas Vivas “Juan Ramón Fernández”, comenzó con los cursos introductorios a las prácticas laborales: “desde la propia institución denunciamos la falta de organización de estos cursos, y exigimos un canal de diálogo con el Ministerio de Educación de la Ciudad, para que nosotros y nosotras podamos elaborar una propuesta que nos sirva a todos”.
La estudiante cuenta que “un sector importante golpea con el estigma de que los estudiantes se oponen a las pasantías porque no quieren laburar, y la verdad que es todo lo contrario, la gran mayoría de nosotros y nosotras, además de estudiar, trabajamos”.
Servicios en lugar de contenidos
A través de la Resolución Nº 3958/21, Soledad Acuña dispuso que las prácticas sean obligatorias. “La asesoría tutelar inició un amparo porque el programa es contrario a la ley 3.541 de la Ciudad, que enmarca el Sistema de Prácticas Educativas Preprofesionales”, explica a Tiempo el auditor de CABA, Lisandro Teszkiewicz. Sostiene que de la forma en que están diagramadas, nada garantiza que no vaya a existir explotación laboral sobre los 29.400 estudiantes que están en condiciones de hacerlas: “Reemplazan contenidos educativos por prestar servicios en puestos de baja calificación. No estamos en un momento económico de mercado laboral de pleno empleo, en esta situación Larreta vuelca al mercado laboral 2.400.000 horas de trabajo gratuito. ¿Cómo esto no es una enorme presión a la baja de salarios? Son 600 empresas que de golpe tienen este volumen de horas de trabajo no pagas a su favor. ¿Cómo se van a incorporar a los programas esas 120 horas de prácticas y 30 horas de ‘educación financiera’? ¿Qué contenidos van a eliminar para no requerir un mes más de clases en un ciclo lectivo ya muy extenso?».