El abogado Matías Morla, representante y apoderado de Diego Armando Maradona, dijo hoy que contará en qué estado vio al exastro del fútbol antes de su fallecimiento, cuando declare por primera vez y como testigo, en el marco de la causa en la que se se investiga la muerte del «10».
“Voy a contar cómo lo vi a Diego los días que lo vi”, dijo Morla ante la prensa cuando ingresó minutos antes de las 10.30 -media hora hora antes del horario de la citación-, a la Fiscalía General de San Isidro, situada Acasusso 476, de ese distrito.
Cuando un periodista le preguntó si iba a declarar, el abogado respondió: “Claro”, y explicó que “el testigo tiene que declarar sí o sí porque es una carga pública”, dejando en claro que no se trataba de una declaración indagatoria como imputado, sino de una testimonial.
La diligencia fue requerida a la justicia por Dalma y Gianinna Maradona, quienes mantienen desde siempre -y más aún tras la muerte de Diego- un fuerte enfrentamiento con el abogado, a quien acusan no solo de impedirles tener una relación frecuente con su padre y de haberse apropiado de bienes y de los beneficios de las marcas que poseía, sino también de tener responsabilidad en el fallecimiento.
El martes último, los fiscales a cargo de la causa, Patricio Ferrari, Cosme Iribarren y Laura Capra hicieron lugar a un pedido que habían realizado los abogados de Dalma y de Gianinna, Federico Guntin y Marcelo Sverdlik Warschavsky, y citaron a Morla de manera presencial.
En tanto, los abogados de las partes fueron notificados que, como medida preventiva por la pandemia del coronavirus, podrán participar de la audiencia a través del Sistema SIMP Videollamada.
En un escrito entregado a los fiscales el 22 de septiembre, los representantes de las dos hijas del “10” insistieron en no agotar la investigación de la muerte del ex futbolista con las responsabilidades médicas sino que se profundice para saber si había alguna razón por la cual Diego “debía morir” y que se cite a declarar como “medidas de prueba” a cinco miembros del “entorno”, entre ellos, Morla.
Para la querella, de las testimoniales y las indagatorias que fueron tomadas hasta el momento surge que, “dentro de la expresión poco afortunada de ‘entorno’, se ubican un cúmulo de personajes con un manejo absolutamente discrecional de la vida del occiso, como así también de sus vinculaciones, afectos, adicciones, su patrimonio, su aislamiento, su supresión de voluntad, y hasta su sometimiento a servidumbre”.
Guntin y Sverdlik Warschavsky le atribuyen a esas personas, entre otras cuestiones, “el suministro de estupefacientes, alcohol” y el doblado de “las firmas del malogrado Maradona”.
Además de Morla, esta semana también deberán presentarse para ampliar sus testimoniales otras dos personas de mucha cercanía con el Diez: el cuñado de Morla, Christian Maximiliano Pomargo, quien era secretario personal de Maradona y convivía con él; y el sobrino del exfubolista Jhonatan Espósito, quien también vivía en la casa de Tigre en la que murió Diego el 25 de noviembre de 2020.
Los fiscales pidieron también que se presenten a declarar la escribana Sandra Verónica Iapolsky y la contadora Andrea Trimarchi.
Maradona, la mayor figura de la historia del fútbol mundial, murió a los 60 años el 25 de noviembre de 2020 al mediodía, en una casa del barrio privado San Andrés, de Tigre, donde transitaba la internación domiciliaria que está bajo investigación penal en la justicia de San Isidro.
La autopsia determinó que murió como consecuencia de un “edema agudo de pulmón secundario a una insuficiencia cardíaca crónica reagudizada” y descubrieron en su corazón una “miocardiopatía dilatada”.
Tras las conclusiones de una junta médica, siete profesionales de la salud, entre ellos el neurocirujano Leopoldo Luque y la psiquiatra Agustina Cosachov, fueron imputados por “homicidio simple con dolo eventual”, figura penal que prevé de 8 a 25 años de prisión y que fue elegida por los fiscales tras una investigación en la que concluyeron que el equipo médico de Maradona fue “deficiente”, “temerario” e “indiferente”, y que sabía que el “10” podía morirse y no hizo nada para evitarlo.