Otra afección habitual en el verano, y que puede dejar fuera de la pileta y, en consecuencia, de la diversión, no sólo a chicos sino también a los grandes, es el «pie de atleta». Se trata de una lesión en la piel que puede ser producida por diferentes tipos de hongos (Candida o dermatofitos que afectan las uñas) o por bacterias.
El espacio más afectado por los hongos es el que está entre el cuarto y el quinto dedo del pie, porque es el pliegue más cerrado y mantiene mucho la humedad. La forma de prevenirlo es realizando el tratamiento adecuado, con un spray antifúngico, y manteniendo los espacios interdigitales bien secos.
Pero no es el único hongo que aparece en verano. Con la exposición al sol pueden aparecer unas manchitas blancas, ocres o rosadas en la espalda, el pecho o los brazos, ocasionadas por levaduras del género Malassezia, que forman parte de la flora normal de la piel y se hacen más evidentes en esta época, cuando la piel está bronceada. Cuando su número aumenta, lo que favorecen el calor y la humedad, aparecen las lesiones, que se curan con tratamiento local o por vía oral, aunque en los meses cálidos suelen volver a aparecer.
Las levaduras del género Candida, cuyo crecimiento numérico provoca lesiones (que rara vez se complejizan al punto de requerir tratamiento antibiótico o con corticoides), aparecen precisamente en los pliegues corporales que más mantienen el calor y la humedad, es decir, entre los dedos de los pies pero también en las ingles y en los pliegues abdominales, que es donde suelen surgir estas candidiasis superficiales. «