El titular de Parques Nacionales cuenta cómo la gestión macrista en el organismo dejó de coordinar esas acciones, mientras un puñado de ONGs fijaban las prioridades.
–¿En qué condiciones encontró Parques Nacionales cuando asumió?
–Encontramos una situación similar a la de todo el Estado Nacional tras el paso del macrismo. Carencias por todos lados, menos para los amigos. ientras el organismo sufría un desfinanciamiento brutal, se alquilaba un edificio construido por la empresa Caputo en pleno centro porteño por 135.000 dólares mensuales, monto que bajamos casi a la mitad. Una situación lamentable fue que Parques Nacionales había relegado su rol estratégico para definir las políticas públicas de conservación y protección de especes nativasy la administración de áreas protegidas en favor de fundaciones privadas. Las prioridades se pusieron al servicio de lo que definía determinado grupo de ONGs. En cuanto a los Parques, fue evidente la lógica elitista que primó a la hora de diseñar el uso público. Por suerte este organismo tiene un conjunto de trabajadores con mucho sentido de pertenencia y conciencia que pudieron frenar esa locura.
–¿Cómo se operó esa cesión a privados del control y resguardo de especies nativas?
–En el mundo de la conservación y las áreas protegidas, las fundaciones y ONGs tienen un gran papel por jugar. Contribuyen en muchos proyectos de investigación y muchas veces en la creación de nuevas áreas. Lo que sucedió en la Argentina es que la APN dejó de coordinar las acciones referidas a la conservación de especies vulnerables o en peligro de extinción para conceder ese rol a diversos actores, principalmente a Conservation Land Trust (CLT) o a la Fundación Rewilding Argentina. Se confundieron tanto las cosas que el personal no tenía idea de qué hacia la fundación dentro de los parques. Al que osaba pedir alguna explicación, le llegaba enseguida el tirón de orejas desde Buenos Aires. Esta lógica hizo que los trabajadores fueran desplazados de sus funciones. Parques Nacionales tiene un prestigio histórico e internacional. Sin embargo, estos cuatro años que pasaron, renunció a su función y pasó a correr atrás de la agenda que imponía CLT.
–¿Y el Estado además financiaba a estas fundaciones?
–Si, invertía en capacidad operativa, infraestructura y personal para la concreción y el resguardo de los proyectos que definía la Fundación. Nosotros tenemos un rol que no puede estar pensado desde el marketing para conseguir más donaciones. Parques debe definir su política con una mirada estratégica en base a criterios científico-técnicos para preservar ambientes, mitigar los efectos del cambio climático, y siempre con un ojo puesto en que eso favorezca el desarrollo de la población con un modelo sustentable.
–¿Qué se ha hecho para recuperar el control sobre las políticas de conservación?
–En principio, configuramos un equipo de gestión que combinó lo académico con una concepción política de recuperación de las riendas en la coordinación de los proyectos institucionales. Se les devolvió a las y los agentes de conservación su lugar de jerarquía en la Administración. Parques cumple así la misión que le asigna su ley de creación. Obviamente, esto al principio generó roces. Cuando vos venís de tener tus propias reglas por encima del resto de los mortales, y un día te aplican una multa por incumplir los reglamentos, probablemente te cueste asimilarlo. Cuando probás levantando teléfonos y te das cuenta de que el Estado te pone en pie de igualdad con otros investigadores y fundaciones, puede ser chocante. Cuando las decisiones se privatizan, los argentinos perdemos la capacidad de elegir para dónde tenemos que ir. Revisamos todos los compromisos asumidos por la gestión del macrismo. En su último día a cargo de la APN, en diciembre de 2019, no se acordaron de asegurar el pago de los aguinaldos, pero sí firmaron un convenio que cedía hasta la preservación de una especie emblemática como es el yaguareté.
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Y si, si todo lo estatal es ineficiente... Todos ñoquis acomodados que no tienen formación ni la capacidad para estar en los puestos q les dan... Como el novio de la Donda.
El tipo que escribió antes se hace llamar indignante, y lo que pone hace honor a su nombre: indigna. Y mucho más ahora: si no hubiera sido por este Estado no macrista y su personal de la salud, la pandemia nos habría matado a todos.
P?ara aquellos que indignan con sus comentarios hay que aclarar que muchísimas cuestiones (entre ellas la conservación de flora y fauna autóctona y consecuentemente el manejo de los Parques Nacionales) no puede bajo ningún punto de vista quedar bajo la órbita de entidades privadas. es una cuestión de Soberanía, aunque claro, quien paga una suscripción para criticar la gestión evidentemente tiene ciertas "obligaciones" ineludibles...