En el marco de las protestas contra el veto al presupuesto universitario y la marcha de velas que se tuvo su epicentro en Plaza Houssay de CABA, la Universidad Nacional de San Martín (UNSAM) también tuvo su movilización este miércoles. Concentraron por la tarde en el Campus Miguelete y la multitud llegó hasta la Avenida General Paz.

Este jueves docentes y no docentes permanecen de paro, y durante los próximos días tomarán otras medidas de fuerza. Desde la comunidad también respondieron a los dichos del presidente de que la universidad es solo para los ricos: informaron que el 65% del alumnado del sector superior proviene de familias de bajos recursos.

Tuvieron el acompañamiento de las organizaciones sociales del distrito, del Movimiento Evita y sindicatos. Marcharon todos juntos agitando: “Si el presupuesto no está, qué quilombo que se va armar”. Los vecinos mostraron su adhesión abriendo las ventanas de sus casas y aplaudieron la movilización, mientras los automovilistas y los colectiveros adherían con bocinazos.

“Estamos en defensa de la educación pública y en busca de un mejor presupuesto universitario para el próximo año. También exigimos mejora salarial para los docentes y no docentes”, reclamó José Garriga Zucal, docente y académico de la Escuela Interdisciplinaria de Altos Estudio Sociales IDAES (Escuela-Ideas), ante Tiempo.

Primera generación universitaria

“Soy graduada por la educación pública en todos sus niveles. En esta universidad me recibí de antropóloga, mientras trabajaba en esta misma institución como personal no docente. Por eso comprendo desde muy adentro el trabajo que hace esta casa de altos estudios”, contó Romina Rajoy, que es oriunda de José León Suárez, una de las localidades más vulnerables del distrito. 

En la actualidad es docente de grado, “lo que me da la posibilidad de formar nuevas semillas en la antropología. También soy becaria de Agencia  I+D+i, pero ahora estamos en peligro, hace poco nos quedamos sin dirección. Se trata de un espacio de becas que está un poco acéfalo y podemos perder la beca”.

Foto: Gentileza Pablo Correa Oser

“Por eso hoy estoy acá, porque esta universidad es mi segunda casa. Mi hijo León tiene 11 años, yo empecé a estudiar cuando estaba embarazada de él. Recuerdo que cuando era muy chiquito, las profesoras y mis compañeras lo cuidaban, entonces yo podía cursar, creció acá, jugando en este hermoso predio”, expresó. 

Y cerró con la idea de la Unsam como una gran familia: «Te abraza muy fuerte. Esta institución me dio la posibilidad de hacer muchas cosas, me formé en varios oficios, ahora estoy cursando un doctorado. Soy la primera universitaria en mi familia”.

Peligran las becas

Julia de la Fuente es socióloga, becaria del Conicet y trabaja en la Escuela de Humanidades: «Estamos muy preocupados por la situación actual de la ciencia y la tecnología. Porque todas las personas que tenemos financiamiento de Agencia estamos con nuestros salarios paralizados desde diciembre del año pasado”.

Y denuncia que todos los programas y proyectos que les permiten llevar adelante sus investigaciones fueron desactivados: “Hay compañeros que tienen sus designaciones, pero hasta el momento no pudieron formalizarse como trabajadores de Conicet, la situación es crítica total, por eso estamos acá, para aunar fuerzas. Esta universidad tiene mucho trabajo territorial, por eso nos acompañan las organizaciones sociales del distrito y los vecinos”.

Foto: Gentileza Pablo Correa Oser

Con el apoyo de los vecinos

Durante la movilización destacaron el apoyo de vecinos que acompañaron a la comunidad universitaria. “Sabemos que el sistema universitario nacional es una de las pocas herramientas que tiene el pueblo argentino para garantizar la movilidad social ascendente”, aseveró Leonardo Grosso, ex diputado nacional, militante del Movimiento Evita y referente del partido político Futuro San Martín.

“Si el hijo de un carpintero va a la universidad puede ser un doctor”, remarcó Grosso, estudiante de la Unsam y primera generación universitaria dentro de su familia: «queremos la educación pública, gratuita y de calidad”.

«Los vecinos nos aplauden desde las ventanas de sus casas mostrándonos su apoyo ante tremenda injusticia social y de los automovilistas que nos alientan con bocinazos”, finalizó.

Universidad en la cárcel

“El pueblo enaltece este reclamo junto a todos los que están afectados al mundo universitario. Hoy nos manifestamos para repudiar la injusta medida que tomó el gobierno nacional de restringir los recursos para profundizar los procesos de transformación que lleva adelante la educación pública en todo el país”, dijo Ernesto “Lalo” Paret, director del Programa Desarrollo y Articulación Territorial de la UNSAM.

“Por eso estamos acá, para dejar un mensaje a la sociedad y mostrar nuestra total disconformidad con el oficialismo. En el foco de esta discusión tenemos a la comunidad Cusam de la Unidad Penal 48, porque Milei plantea que la educación superior es solo para los ricos”, repasó Paret. 

Sin embargo, la gran mayoría de las personas que están presas provienen de los sectores más desfavorecidos de la sociedad. «Está totalmente comprobado que quienes conocieron la educación en el encierro pudieron transformar sus vidas y, en muchos casos, también las de sus familiares, vecinos y allegados”, aseguró el director.

Foto: Gentileza Pablo Correa Oser

Uno de los casos es el de Abel Díaz, que recuperó su libertad hace 20 días y estudia en la sede antes mencionada: “Estudio sociología en el Cusam, es un proyecto de educación en contexto de encierro único a nivel mundial. Porque tiene una particularidad, compartimos aulas y estudiamos junto a las detenidas y las y los trabajadores del Servicio Penitenciario Bonaerense (SPB)”.

“Me resulta muy importante defender la educación pública, porque cuando hablamos de dispositivos de seguridad la sede académica en la cárcel es un baluarte. Hay que implementarlo en todos los penales y de ninguna manera aplicar mano dura, represión y bajar la edad de la punibilidad a los 13 años”, recomendó el referente estudiantil. 

Y concluyó: “Sinceramente, la universidad pública me salvó la vida, porque estaba destruido cuando llegué a la comunidad educativa. Pero pude sanarme y hoy estoy acá luchando para que este derecho se extienda a toda la sociedad en su conjunto”.