Cuando un hombre o una mujer en situación de calle en la Ciudad de Buenos Aires sale a cartonear o va a un comedor, desconoce si al volver a su ranchada encontrará sus cosas. Cuando se acuesta a dormir tampoco sabe si completará una noche de descanso. Durante su ausencia, o en medio del sueño, pueden aparecer los operativos oficiales de ‘limpieza’ que inundan sus pertenencias a fuerza de hidrolavadoras o las descartan en camiones de basura. De día o de noche, con o sin presencia de personal y vehículos identificados, se multiplican los operativos expulsivos del gobierno porteño hacia la población sin techo en la ciudad más rica del país. Así lo denuncian las organizaciones sociales que trabajan día a día con la población más vulnerable de la Capital Federal y que creció un 30% en pandemia. Pero si están, que no se note. Sostienen que las acciones de los efectivos no suelen contar ahora con la violencia física que solía usar la Unidad de Control del Espacio Público (la UCEP macrista, allá por 2008-2009), pero con la misma impronta.
La semana pasada, un automovilista filmó uno de esos operativos. El video se viralizó. Muestra un operativo con al menos dos camionetas amarillas, personal de la Policía de la Ciudad y un camión de recolección de residuos donde se trituran colchones y mantas de alguna de las más de 2000 –según cifras oficiales– o casi 10 mil –según las organizaciones sociales- personas que viven en las calles porteñas. Sucedió un mediodía en Paseo Colón al 700, y el personal respondía al Ministerio de Espacio Público e Higiene Urbana de la Ciudad, dirigido por Clara Muzzio, que viene de ser subsecretaria de Vías Peatonales (sic). “Mientras yo filmaba me gritaron ‘botón’ y me sacaron fotos. Además me hicieron una multa por detenerme”, contó el autor del video, que prefirió no dar su nombre.
“Está pasando de nuevo”
El referente de la organización Proyecto 7, Horacio Ávila, declaró a este diario: “Están volviendo los grupos parapoliciales como la UCEP. Hay camionetas –blancas y grises– sin identificación. Les tiran todas las cosas. Las formas represivas en la calle son muchas. Higiene Urbana, desde que empezó el gobierno macrista, va junto a móviles policiales y hace lo mismo. O manguerea: mil veces nos hemos tenido que levantar porque vienen con esa manguera, con una presión enorme. Es una forma de correr, de reprimir a la gente en calle. Es un conjunto de cosas históricas que quizás hoy tengan más difusión por las redes”.
Claudia Enrich, coordinadora de Ciudad Sin Techo, también confirmó a Tiempo que “está pasando nuevamente. Es la UCEP sin ese nombre. Es Higiene Urbana y camionetas sin logo. Hay ranchadas que no están más, vas preguntando por gente de siempre y no están. Les levantan las cosas con camionetas, manguerean, tiran al camión de la basura, destruyen todo y no queda huella de nada. Está muy feo todo. Está pasando de nuevo”.
“Yo lo pasé”, confiesa Érica Maya. Tiene 45 años y vivió gran parte de su vida en la calle. Hoy duerme en un hotel de San Telmo. Conoció en carne propia los operativos expulsivos y da testimonio de que se multiplicaron. “Siempre estuvo esto, pero ahora se ven más que antes. Porque la gente llama y dice que les molesta una ranchada”. Suena inevitable relacionarlo a un ‘clima de época’ con políticas reaccionarias encabezadas desde el propio gobierno, cuya última decisión fue prohibir el lenguaje inclusivo en las escuelas.
En el último tiempo Érica se enteró de «ranchadas levantadas» en Independencia en los cruces con Lima y con Paseo Colón. “Los trataron re mal, vino la Policía con el BAP (programa Buenos Aires Presente) y Espacio Público. ¿Con qué derecho, si no molestan? Que se entere la gente cómo es vivir en la calle. Están ahí porque no tienen adónde estar”.
La metodología de la hidrolavadora
“Lo que comentan de varias ranchadas es que los despiertan con las hidrolavadoras y les tiran las cosas. Aprovechan el horario de 3-4 de la mañana. La Policía no hace un uso violento como antes, pero sí es intimidante. Lo que resulta de esto es que les van metiendo miedo y a muchos los expulsan de a poco”, remarca Robert Bernard, feriante en Plaza Dorrego y miembro de la Olla Popular de Parque Lezama. “Cuando las personas que viven en situación de calle en lugares fijos salen a cartonear o hacer algún trabajo para subsistir, al volver se encuentran con que su lugar fue violentado, que les sacaron sus colchones, sus ollas, sus pocas ropas y recuerdos. Con la justificación de que hubo alguna denuncia de vecinos viene el Gobierno de la Ciudad, les saca todo en camiones y limpian con hidrolavadoras. Es la metodología nueva que están usando para expulsar”.
A fines de abril, desde la Asamblea Popular por los Derechos de las Personas en Situación de Calle advertían sobre esos operativos de “limpieza” de ranchadas: “Espacio Público de CABA no puede venir a tirar lo poco que tenemos, los cartones que juntamos para ganarnos la vida. Nos dicen ‘venimos a desinfectar’, ‘venimos a limpiar’, ‘no agarres la mochila que va al camión’, ‘correte o te levanta la pala’, ‘si te quedás acá, vamos a volver’. Vivir en el espacio público no es un delito. Sacarles las pertenencias a quienes están en la calle, sí lo es”.
Una trabajadora de un dispositivo porteño contó a Tiempo que hubo un planteo de personal contratado de Higiene Urbana sobre el uso de hidrolavadoras hacia la gente en situación de calle. Pidieron no hacerlo más. La orden fue rotunda: que continuaran. Este diario consultó a esa cartera sobre estos operativos. No hubo respuestas.
Parapolicial
El “organismo parapolicial del gobierno de (Mauricio) Macri en la Ciudad que se encargaba de apalear a los indigentes”, como definió el periodista Ricardo Ragendorfer a la Unidad de Control del Espacio Público (UCEP) original, estuvo comandado en 2008 por Fabián “Pepín” Rodríguez Simón, hoy prófugo de la Justicia en Uruguay acusado de operar con jueces, fiscales y espías para perseguir opositores durante la presidencia de Cambiemos.
Una población subregistrada
Hace años que las organizaciones sociales cuestionan la metodología con la que el Gobierno de la Ciudad censa a las personas en situación de calle. La principal crítica apunta al subregistro, gracias a metodologías que consisten en ir solo un día, y en horarios poco frecuentes para una población en constante movimiento. Las mediciones de este año del GCBA y del INDEC (2548 y 2416 personas respectivamente) están muy por debajo de las 7251 que calcularon las organizaciones sociales en 2019. Hoy estiman que esa cifra ronda las diez mil.
Desde el Observatorio de la Salud de la Comuna 5 acaban de elaborar un informe para conocer quiénes asisten a comedores y merenderos en Almagro y Boedo, y así poder reclamar políticas públicas concretas. Sobre un total de 95 varones, 46 mujeres y una persona trans entrevistades, el 23% de los varones y un 4,4% de las mujeres están en situación de calle. De los hombres, 17 tienen entre 41 y 65 años. “Un 23% de esta población entrevistada tuvo alguna vez en los últimos 3 meses situaciones de violencia en la calle, mucho más lo padecieron los varones y la persona trans”, apuntan.