La Universidad de Lanús junto a su jardín maternal Azucena Villaflor accionaron propuestas para que no se achique la vida de los menores al uso de tablets y smarthpones propuesto por adultos, con la intención de activar la integración sensorial y el juego.
Desde la institución universitaria y el jardín explican que el desarrollo infantil está ligado con la manifestación de habilidades emocionales, neurológicas, psicológicas y sociales. La promoción de la armonía en este punto es vital para que ese desarrollo se manifieste de manera saludable.
La doctora Alejandra Litvachky, asesora pediátrica del jardín maternal Azucena Villaflor, trabaja desde la apertura del jardín por el año 2015, un espacio que satisface las necesidades de los trabajadores de la universidad y alumnos que llevan allí a sus hijos. “Desde hace unos años me preocupa lo que genera el uso permanente de las pantallas digitales en nenes chiquitos. Porque provoca dificultades en la comunicación, el lenguaje, los trastornos de desarrollo (llamadas del espectro autista)”, explica Litvachky en diálogo con Tiempo. “No es unicausal, pantalla-problema, pero en este contexto genera dificultades. Hubo varios nenes del jardín que las tuvieron y en general en el consultorio también puedo ver el uso excesivo de celulares”, advierte la especialista.
La investigación sobre los efectos en los nenes y nenas está plasmada en información científica, pero es muy poca la información que se le brinda a la población sobre el tema. “En familias, no había otra opción que el teléfono pero en otras sí, entonces desde la universidad nos propusimos brindar las opciones de generar contenidos para alertar a la población de que no es satisfactorio que los nenes y nenas utilicen los medios digitales como juego, como distracción pero también como táctica de la calma. Es impresionante ver cómo los bebés están llorando y se le pone un teléfono y se calman. Se quedan absortos, se establece un círculo vicioso.”
Respecto del uso del chupete o no uso, Litvachky aclara que permite interactuar con el otro porque focaliza sobre una acción, “una pulsión de la etapa oral pero mientras lo hace, le cantás, te mira, etc. Con el celular terminan muy absortos y concentrados, mientras que el alrededor no existe. Creo que en este último tiempo con la proliferación de teléfonos inteligentes -antes eran los dibujitos, después la compu y el Youtube- la cuestión está puesta en ver si no comen si no es con el teléfono o si no están en el colectivo. Así surge la comodidad familiar pero no está considerado el perjuicio.”
Teta sin interferencias
Durante el momento del amamantamiento no es tan frecuente el uso de la tecnología. Sin embargo, la pediatra especialista de la UNLA aclara que la campaña apunta a que el uso de tecnología es una práctica generalizada que obedece a la necesidad del adulto de aprovechar el tiempo. “Porque ahí parece que estuviera todo, el chiste, las noticias, los correos. Se ven en las plazas o en el consultorio. En el jardín, proponemos desde la cartelería ‘mirá el bebé a los ojos’.”
Más allá de la lactancia, hay dos vertientes, discierne Litvachky: por un lado, “buscar estrategias desde lo lúdico del adulto para distraer y entretener a un niño o niña, menor de dos años que no sea la pantalla que lo desenfoque de su necesidad.” Por otro lado, el adulto que está a cargo de alguna función de crianza, por ejemplo al momento, comer, llevarlo al médico, atenderlo, etc. está con el celular en vez de prestar atención para ver qué le pasa al pequeño. “Eso está puesto en otro objeto. Lo veo mucho en la sala de espera, por ejemplo, si el adulto está con el dispositivo, el niño también. O la práctica de comer y mirar la tele o la tablet. Está a mano y atrapa mucho, los aísla.” Además se le suma el contenido de lo que se ve.
Huérfanos digitales
En un artículo que publicó la universidad se ubicó el tema de “huérfanos digitales”: los nenes quedan a la deriva, otros se las ingenian y otros usan las pantallas. “Lo que es claro es que el adulto le quita atención a la niña o niño porque está inserto en su teléfono. Se desdibuja el tiempo del trabajo, de la atención familiar, del ocio, todo se hace simultáneamente. Como adultos tenemos que estar muy alertas para poner un freno cuando estamos con nuestros hijos y dedicarnos a ellos. Porque al fin y al cabo gran parte de los bebes quieren ese objeto porque está en la mano de un adulto. Si tuvieras un juguete, querría el juguete”, explica la pediatra.
Cercanas al año, Litvachky cuenta que los niños y niñas pueden activar con sus juguetes el tema causa-efecto. “Lo que tienen estos teléfonos es que en general utilizan la función touch, pero si usara en conjunto con un adulto para potenciar el causa-efecto, no estaría mal. Pero se usan los videos donde están pasivamente mirando lo que el video desea mostrar. No hay una cuestión de interacción. Hay aplicaciones de sonajero pero no lo recomiendo porque sigue siendo un celular, lo rico es que el niño pueda integrar sensorialmente todos los aspectos porque tiene un peso, un sonido, una visual, etcétera. Se chupa y es suave, rugoso, se trata de integraciones sensoriales. El cerebro toma el estímulo para descubrir que el objeto es de tal manera. El celular no soluciona todo, al menos para el bebé”.
De la universidad a la comunidad
El inicio de «Juguemos sin pantallas» se dio en la Universidad de Lanús, como primer paso, aunque las campañas informativas alcanzarán toda la población. Se hicieron carteles, flyers y ubicaron en diferentes lugares de la universidad señaladores, calcos, como así también difundieron desde la página web. Se repartieron volantes en diferentes departamentos, a los estudiantes y en las fotocopiadoras con las frases que van con los apuntes de los estudiantes para llegar al menos con el despertar de la inquietud.
La campaña estampa otras ideas, a modo de pedidos e instrucciones para alertar con respaldo científico y sin miradas normatizadoras, que toda la familia juegue de otro modo con bebés:
«No achiques el mundo de tus hijos a una pantalla», «Tu bebé necesita alimento real», «Teta sin interferencias. Apagá el celular y prendete a la mirada de tu bebé»,»¿La foto o la vivencia? No te olvides de vivir el momento por fotografiarlo», «Cena con mis hijos sin pantallas. Ponelo en tu perfil de whatsapp».
Otras de las acciones recuerdan lo esencial: miradas amorosas al bebé, intercambio verbal desde el nacimiento, mimos en la piel sin intermediarios como otras de las formas en las cuales se les puede agrandar su mundo, a partir del contacto real, un paradigma analógico sin selfies y con verdadero contacto vivencial.
Para más información podés consultar la página de la UNLA.
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