Si hay una marca que se relaciona con la administración de Horacio Rodríguez Larreta es la proliferación de torres sin regulación ni control por toda la ciudad. Llegaron incluso a cambiar (o borrar) identidades barriales, desde Palermo o Colegiales hasta Caballito o Chacarita. Durante su gestión la Legislatura porteña aprobó más de 100 convenios urbanísticos y su gobierno promovió más de 1800 excepciones al código.
Lo paradójico es que fue su actual ministro de gobierno, Jorge Macri, precandidato a jefe de gobierno por Juntos por el Cambio el que se refirió al tema, y no de manera positiva. «¿Piensa terminar con ese esquema?», le preguntaron en una entrevista con La Política Online.
Respondió: «Es un debate interesante. No estoy de acuerdo con el último https://cdn2.buenosaires.gob.ar/desarrollourbano/codigo_urbanistico/0_codigo_urbanistico_31_3.pdfcódigo urbanístico. Pone en riesgo zonas residenciales de la ciudad y hay que revisarlo. Yo creo en el desarrollo urbano, creo que la gente busca vivir en esta ciudad de Buenos Aires, pero el desarrollo hay que dirigirlo. Si vos transformás a toda la Ciudad en una ciudad que puede tener entre 5 y 7 pisos de altura, eso pone en riesgo zonas residenciales de casas bajas de manera innecesaria».
Y continuó: «Si vos dirigís ese tipo de desarrollo a avenidas, a calles principales que tienen ya zócalo comercial, transporte público, vas logrando un orden en el desarrollo sin poner en riesgo todos los barrios. Tiene que ver con distintas necesidades de los barrios, no es lo mismo lo que te pide el vecino de Devoto, de Villa Urquiza, de Villa Ortuzar, de altos de Núñez, de Núñez o Belgrano que piden cuidar el patrimonio de casas bajas, que lo que espera Soldati, Lugano, que quieren desarrollo. Incluso Barracas mismo en algunas zonas o Constitución donde hay muchas zonas o viviendas usurpadas y te dicen «acá el desarrollo es bienvenido».
La mayoría de los barrios residenciales que se opusieron a las torres son en su mayoría del norte, donde el PRO gana por amplio margen. El caso paradigmático es Núñez y Belgrano. Allí el oficialismo accedió a quitarlos de la excepción urbanística y dar marcha atrás con proyectos de enormes torres en una zona de casas bajas.
Igual algunas continuaron, y la construcción sin control derivó en denuncias de vecinos de que sus casas empezaron a sufrir rajaduras. Virginia hace más de 20 años que vive en Arribeños, entre Crisólogo Larralde y Núñez. La mujer prefiere que la llamen así aunque Virginia no es su verdadero nombre. Teme represalias de parte del gobierno porteño o de alguna persona vinculada a los proyectos inmobiliarios que se multiplican en la zona.
Una mañana del verano pasado, Virginia notó que la puerta de entrada de su vivienda no podía moverse: ni abrir, ni cerrar. Estaba trabada. Pensó que podía ser la humedad. “Después, ya no pudimos salir por la puerta de reja que da al patio y notamos que el piso se había hundido por un lado y levantado por el otro”, describe la mujer, quien dedujo que no podía tratarse de raíces porque no había ningún árbol cerca. Cualquier conjetura vinculada con el clima, estaba equivocada. Problemas similares comenzaron a registrarse en otras viviendas de la zona: a la librería de la vuelta cada tanto se le partían los blindex; o los marcos de las puertas y ventanas del kiosco o la casona, que aún sobrevive, se desencajaban.
Como en todo barrio, los vecinos de siempre se conocen por el nombre, a veces de vista o de encontrarse a diario en los negocios. Como sabuesos, comenzaron a investigar y sacar sus propias conclusiones: sobre Libertador, entre Juana Azurduy y Núñez, en 2017 fueron vendidas varias propiedades de la cuadra donde hoy están a punto de concluir dos enormes torres de más de 40 pisos. “Los trabajos comenzaron en la pandemia. Me quedó grabado que estuvieron un año sacando tierra. Eso me llamó la atención. Veía los camiones de tierra pasar. No era uno por día, eran decenas de camiones llenos”, precisó Virginia.
Los vecinos estipulan que las torres tendrán unos cinco subsuelos. “El problema no es la estructura hacia arriba, sino lo que fueron socavando hacia abajo y lo que ello implica. Ingenieros especializados nos contaron que esta zona de Núñez eran bañados que fueron ganados al río”, detalla la mujer, quien argumenta que por esta razón, a los pocos metros de cavar, las máquinas se encuentran con agua que al día de hoy siguen bombeando y tirando líquidos en la vía pública, tal como grafica la imagen que acompaña esta nota sacada esta semana en Juana Azurduy y Arribeños, donde una enorme manguera descarta constantemente el agua extraída de las napas en una alcantarilla.
El vicentelopecismo en la Ciudad
«Hacer política en Vicente López y en la Ciudad de Buenos Aires es bastante parecido. Son ciudades completamente urbanas. Mis últimos 10 años antes de estos dos en la Ciudad fueron ser intendente, es una lógica bastante similar. Vicente López es un distrito más pequeño, pero de mucho vínculo con la Ciudad. Es una ciudad urbana, con problemáticas similares, con oportunidades similares, donde lo más importante que tienen las dos es el capital humano es la gente. No tenés producción industrial pesada, no tenés campo, no tenés recursos naturales. Tenés gente que puede agregar valor», afirmó el primo de Mauricio Macri en otro tramo de la entrevista.
Ahí viene otra contradicción: Jorge M. se opone a las torres en barrios residenciales en CABA, pero es exactamente lo mismo que sucede en el distrito donde fue intendente hasta hace pocos meses.
Tal como denunció Tiempo en un informe a fines de 2021, su gestión llevaba hasta ese momento más de 500 excepciones inmobiliarias para permitir construir en zonas donde no se podía. La mayoría, con la obra ya empezada, lo que hizo crecer el reclamo vecinal en la ciudad con menos m2 verde por habitante de la provincia.
Año 2011. El entonces intendente, Enrique “Japonés” García, aprueba un festival de excepciones al Código de Ordenamiento Urbano (COU). Escándalo. Jorge Macri promete llegar a la intendencia para cambiar ese modus operandi: “las excepciones son corruptas por definición, en mi gestión se terminan”. La administración de García finalizó con 350 exenciones aprobadas. Macri ya supera las 500. Hoy el distrito es el que menos m2 verde por habitante tiene en la Provincia: 0,8 m2. Cuatro veces menos que CABA y muy lejos de los 10 m2 que sugiere la OMS.
El subte: otra diferencia con Larreta
Jorge Macri también se diferenció de su jefe de gobierno y precandidato a presidente, Horacio Rodríguez Larreta, en otro punto sensible: el subte. Mientras que el actual alcalde de CABA sacó al tema de sus propuestas y de su gestión (no construyó kilómetros en sus 8 años de gobierno), el primo de Mauricio decidió hablar de ese transporte público.
«El subte es un objetivo, pero pensar que una Argentina que no puede acceder a crédito a largo plazo a tasa razonable va a poder hacer redes subte rápidamente es mentirle a los porteños. Y yo no vine acá a prometer lo que no puedo cumplir. Tal vez si la Argentina se estabiliza en la segunda mitad de mi mandato podamos recuperar obras de extensión de subte», afirmó.
Y completó: «Hoy pondría más foco en el Sarmiento. Lo tenemos cotizado, evaluado, lo podemos hacer. Tenemos los recursos. Es de altísimo impacto, va a cambiar una zona que está muy congestionada, que necesita recuperar parques lineales, espacios verdes. El foco está más puesto en esa obra que en hacer un pequeño trecho de subte que es caro».