La embajada de Chile en Buenos Aires, en el marco de la conmemoración de los 50 años del golpe militar en Chile, y la celebración de los 40 años del retorno de la democracia en la Argentina, inauguró este miércoles un Memorial Conmemorativo, levantado en uno de los muros exteriores de esa sede diplomática, con los nombres de 101 detenidos desaparecidos y ejecutados políticos chilenos en la Argentina.
Del acto, encabezado por la embajadora chilena en la Argentina, Bárbara Figueroa, participaron el ministro de Justicia y Derechos Humanos de Chile, Luis Cordero; el secretario de Derechos Humanos de la Argentina, Horacio Pietragala, y representantes de organismos humanitarios e integrantes de la comunidad chilena en el país.
La iniciativa se entrelaza con otra actividad de la embajada de la Argentina en Chile, consistente en la instalación de una placa conmemorativa con los 14 detenidos desaparecidos y ejecutados políticos argentinos en el país vecino, y que se realizará el lunes próximo, en el marco de la visita a Chile del presidente Alberto Fernández, en ocasión de la conmemoración del medio siglo del golpe de estado perpetrado contra Salvador Allende.
El memorial, un diseño ad honorem de la arquitecta argentina Susana Coloma -hija de un detenido desaparecido chileno y de una detenida desaparecida argentina-, organiza los nombres de las víctimas y las fechas de sus ejecuciones o desapariciones, que lucen inscriptas sobre un enorme mapa cobrizo que emula los territorios de ambas naciones.
Todas las autoridades que hablaron durante la ceremonia hicieron hincapié en el particular momento político que viven ambas naciones, caracterizado por la irrupción de discursos negacionistas del genocidio y de los crímenes perpetrados por las dictaduras, una operación simbólica que pone en riesgo los consensos básicos sobre los que se pavimentó en los 80 el regreso a la democracia a ambos lados de la cordillera.
Cordero subrayó la importancia de acciones como las realizadas hoy y recordó el anuncio del Plan de Búsqueda de los detenidos desaparecidos en Chile, que, afirmó, está «enmarcado en la voluntad política del presidente Gabriel Boric».
Pietragala dijo que a los argentinos los llena de orgullo «poder acompañar ese proceso, como hicimos desde el primer día, y poner todo a disposición para colaborar y para profundizar».
También hizo hincapié en la experiencia de la Argentina en políticas de reparación a las víctimas y en la satisfacción de que ambos países «puedan nutrirse también de la experiencia y hacer esos procesos mucho más rápidos».
Asimismo, Pietragala hizo alusión a un “escenario difícil” en el país donde “vemos voces que otra vez aparecen con un rencor, con un odio, con sed de una venganza que nunca tuvimos” y que “atacan a emblemas de nuestra democracia”, aludiendo a los comentarios de la candidata a vicepresidente por La Libertad Avanza (LLA), Victoria Villarruel, que tildó de “personaje siniestro” a Estela de Carlotto.
La presidenta de la Agrupación de Familiares de Ejecutados Políticos de Chile, Alicia Lira, resaltó la importancia del memorial, y de su inauguración en un momento cercano al aniversario de un hecho que marcó una etapa para toda nuestra región”, y agradeció a Argentina “una república hermana de Chile, que miró y abrazó el daño que cometió el propio Estado chileno, reparó a las víctimas.
En tanto, Figueroa agradeció a las autoridades argentinas y destacó que los memoriales que se levantaron en Chile y el extranjero “implican el reconocimiento por parte de nuestra sociedad, en quienes fueron víctimas de las más graves violaciones a los derechos humanos respecto del cual exista registro en nuestra historia”.
“Es una forma de reivindicar los peligros de estos tiempos: al olvido, la memoria; a la mentira, la verdad y a la impunidad, justicia”, enfatizó.
Luego en charla con Télam, la embajadora aludió también al plan de búsqueda de los detenidos desaparecidos implementado por el gobierno de Boric y rescató la necesidad de que este tipo de iniciativos traspasen las fronteras.
“Para el dolor, para perseguir no hubo fronteras; las dictaduras cruzaron cielos, mares, cordilleras para poder exterminar a otros (aludiendo entre otros al Plan Cóndor) y por lo tanto eso que nos une a chilenos y argentinos desde el dolor y desde la tragedia y debe responderse con la necesidad de unirnos para la verdad, la justicia y esa búsqueda del nunca más, como un imperativo”, dijo.
El acto culminó con centenares de claveles blancos depositados sobre el memorial por los asistentes y las autoridades.
Entre ellos, Guido Bello, un señor canoso de 75 años, que en 1973 era docente universitario en la Universidad Católica de Temuco, 800 kilómetros al sur de Santiago, y debió partir un mes y medio después del golpe “porque ya estaban cayendo presos todos mis compañeros y compañeras de militancia y de trabajo”.
Bello depositó su clavel blanco en honor a uno de sus alumnos, Víctor Oliva, un estudiante del Departamento de Humanidades que viajó a la Argentina junto a él y fue asesinado en Bahía Blanca en 1975.
Oliva es uno de los 101 nombres que integran el memorial.