“A partir de ahora en todo el territorio de Campana debe cumplirse la ordenanza municipal que nos protege mil metros de las fumigaciones terrestres con agrotóxicos y prohíbe fumigar las aéreas, gracias al fallo de la Suprema Corte de Justicia”, expresó la organización Pioneros por el Agua, celebrando una medida que levantó las cautelares que amparaban a productores a seguir fumigando a 30 metros del pueblo, 970 metros menos que lo indicado por la normativa aprobada en 2011.
“Estamos felices y esto deja un precedente muy importante, pero nuestra lucha ahora es para que se cumpla de verdad la ordenanza y se controle esta situación. Los productores han hecho lo que han querido durante todo este tiempo y el municipio nunca ha controlado”, advirtió Verónica Betti, integrante del colectivo y vecina del barrio Los Pioneros desde hace ocho años.
En 2021, cuando su hija menor tenía dos, sufrió una fuerte erupción cutánea. La pediatra fue quien alertó: podía deberse a exposición a agrotóxicos. Concretamente, al glifosato. Así comenzó la lucha de Verónica, que retomó la que otros vecinos y vecinas habían iniciado una década antes.
Ordenanza y excepción para fumigar
El 8 de septiembre de 2011 se sancionó en Campana (nordeste de la provincia de Buenos Aires) la ordenanza 5792/11, que prohibía las aplicaciones aéreas de productos agroquímicos y/o plaguicidas y establecía una distancia de mil metros con respecto a zonas urbanas y periurbanas, escuelas y centros de salud. “Era una ordenanza muy buena, sobre todo para la época”, dijo Betti a Tiempo.
“Pero en ese momento –relató la vecina- los productores de la zona presentaron en el Contencioso Administrativo una cautelar. Eran tres causas, dos del mismo productor (Rossiter) y otra de Zocca. Ellos planteaban que con esa ordenanza no podían seguir trabajando porque los campos eran linderos al barrio y plateaban el derecho al trabajo. En 2012 la jueza de primera instancia dice que tienen razón y les permite seguir fumigando a 30 metros del barrio”.
Pese a esa resolución adversa, los reclamos contra las fumigaciones continuaron. Un grupo de vecinos pidió hablar con la magistrada para contar “la gravedad de la situación, porque vivían frente al campo y se les morían los conejos y otros animales chicos. A raíz de esa denuncia la jueza en 2013 vuelve a tomar la causa, la revisa y a uno de los productores –Zocca, el que está lindero a esas casas- le levanta la cautelar. Pero al otro, Rossiter, se la mantiene”.
La lucha continúa
Tras la enfermedad de la hija de Betti y la conformación del colectivo Pioneros por el Agua, vecinas y vecinos comprometidos con la causa consultaron al municipio por qué continuaban las fumigaciones a tan pocos metros. “La información que nos dan es que los dos estaban habilitados por el fallo en primera instancia. Aún no estábamos al tanto del fallo de 2013. Cuando nos enteramos, nos acercamos a hablar con la jueza, quien ratifica el fallo para Zocca y resuelve para Rossiter lo mismo: levantar la cautelar”. Era septiembre de 2021.
Por entonces, la abogada Marcela Ramallo decía a La Vaca que “los predios de la familia Rossiter estaban favorecidos con la medida cautelar, pero no todos los de Zocca. La Municipalidad, que tenía el deber de controlar, lo que hizo fue certificar las fumigaciones y dejar asentado que los productores estaban favorecidos por la medida cautelar, cuando no era así”. Por eso, consideró que “la Municipalidad durmió. En un momento apeló la cautelar judicial, pero luego el recurso quedó desierto, que significa que no trabajaron los fundamentos para probar la importancia de la ordenanza”.
Finalmente y tras la apelación de Rossiter, el caso llegó a la Corte, que acaba de fallar. “Se ratificó la decisión de la jueza en primera instancia para la causa Rossiter y de esta manera volvió a entrar en vigencia la ordenanza completa. Hoy no deberían fumigar a menos de 1000 metros de cualquier zona urbana y periurbana. Esa es la resolución de la Corte, con lo cual estamos felices. Y deja un precedente muy importante porque es una causa de productores contra Municipio”, destacó Betti. Aunque advirtió que ahora, con todos los campos sembrados, el desafío es lograr control y cumplimiento.
Glifosato en el agua y en los cuerpos
Cuando se fortaleció la organización vecinal de Los Pioneros y barrios aledaños, en 2021, comenzaron a buscar más evidencias sobre eso que los estaba enfermando. Por entonces mandaron a analizar seis muestras de agua a la Facultad de Agronomía. Las seis dieron positivo para glifosato y uno de sus productos degradados, AMPA (ácido aminometilfosfónico).
Para ampliar la muestra a más pesticidas, recurrieron al INTA de Balcarce: enviaron cinco muestras de agua y dos de tierra. Las primeras dieron positivo para 18 agroquímicos. Las segundas, para cinco.
Sólo quedaba probar la presencia de agrotóxicos en los cuerpos. “Algunos vecinos que lo pudieron pagar mandaron muestras de orina al laboratorio Fares Taie de Mar del Plata. De las diez que se enviaron, tres llegaron positivo para glifosato: una niña de tres años, su papá y otra vecina que estaba amamantando. Análisis hicimos varios, está más que comprobado que el agua está muy contaminada”, concluyó Betti.
Con la evidencia científica y el fallo judicial, los esfuerzos apuntarán ahora a exigir el cumplimiento de la ordenanza. Y a apostar por la agroecología en la zona. “Para demostrar que se puede producir de otra manera comenzamos una huerta comunitaria en el barrio donde los que participamos nos llevamos nuestro propio alimento. No vendemos salvo que tengamos excedente. A veces regalamos. Nuestra prioridad no es vender, sino que se instale la agroecología en el barrio”.