Mariano Moyano no es un abogado común de los que ostenta una suntuosa oficina con colecciones de libros de Derecho a la vista, aunque tiene bases de operaciones en Buenos Aires y Asunción, Paraguay, donde cuenta con equipos interdisciplinarios de profesionales. Se presenta como un experto en el rastreo y recupero de activos que los bandidos intentan ocultar en paraísos fiscales tras la captación de los fondos y la simulación de insolvencia. Así es que se lo puede encontrar golpeando la puerta de una casa en Panamá, acompañado de agentes de Interpol, para que la directora de una empresa colabore con una investigación; o, buscando pistas de estafadores por Asia y África como cuando fue contratado por unas 500 personas para desentrañar un complejo engaño de inversiones en diamantes.

Sin dudas, haber tenido de cliente a la francesa Cristianne Llorens fue un punto de inflexión en su vida profesional y familiar. Se trata de la hija del magnate francés Gilbert Llorens, quien se había instalado hace décadas en Paraguay, luego de saberse perseguido por la policía antimafia italiana que seguía los rastros del contrabando de alcohol y cigarrillos hacia la Unión Soviética, a través de Yugoslavia, hoy Montenegro. Por esas cosas del destino, el joven Gilbert fue advertido de la investigación cuando saltó un pedido de captura en su contra tras una denuncia de un vecino con quien discutió fuertemente por el lugar donde un perro depositaba sus necesidades.

Lo cierto es que Gilbert y su entonces mujer, la suiza Maris Franca Antognoli, se trasladaron a Paraguay, donde la pareja vivió sin mayores sobresaltos: él se convirtió en un respetado hacendado y ella llegó a tener una Fundación, ser la presidenta de la Cámara Paraguaya de la Carne y la directora del Jardín Botánico y Zoológico de Asunción. Pero en enero de 2000 el hombre murió en un accidente de avión en una de sus estancias en San Pedro y años más tarde se desató una intrincada guerra familiar por su herencia, sobre todo por las sospechas de sus hijastras por el presunto ocultamiento de unos 4.000 millones de euros, según los especialista italianos.

– ¿Qué pasó en Paraguay?

– Hace 11 años de todo esto. Nos habían contratado para la recuperación de activos en una de las sucesiones más grandes de la historia de Paraguay. El trámite ya estaba terminado, pero descubrimos que había activos muy superiores a los declarados, por lo que iniciamos una acción de nulidad del proceso sucesorio con colegas en Paraguay. La otra parte, la viuda, manifestó la posibilidad de negociar. Nos llamaron, dialogamos durante un mes. Mail va, mail viene, arreglamos un número y nos sentamos en una escribanía a certificar los acuerdos. Resultó que era todo una puesta en escena en la que habían inventado que nosotros trabajábamos para un grupo terrorista que nunca nadie encontró y me detuvieron a mí, a nuestros colegas y a mi clienta. La fortuna de esta gente era inconmensurable: entre otras cosas esta señora había financiado la campaña presidencial de Fernando Lugo. Fue un mal rato, obviamente, pero la prensa ya estaba advertida de estas maniobras y nos apoyaron en todo momento. No nos acusaron formalmente de nada y estuve solo unas horas en una oficina en una comisaría. Recibimos el respaldo de todos los colegios de abogados del Mercosur. Me marcó para siempre, pero aprendí que si uno actúa solo es muy vulnerable. No me imaginé que el sistema judicial podía ser tan permeable a requerimientos particulares. Me di un baño de realidad de los sistemas corruptos de Americalatina.

– ¿Cómo surgió el interés por este tipo de temas?

– Estuve interesado en esta temática desde que me recibí a mediados de los 90. Debe ser por una cuestión familiar, de la propia coyuntura argentina que siempre fue inestable desde lo económico financiero. Antes, había tenido experiencias en trabajar en bancos internacionales, y a través de éstos, por ejemplo, logré hacerme agente de bolsa de Nueva York, aunque nunca ejercí. A todo ese manejo, le sumé un aprendizaje respecto a las maniobras de insolvencia. Me fui especializando de a poco e intervine en muchos casos del exterior.

– ¿Como cuáles?

– La quiebra del Banco Velox de la familia Peirano, con implicancias en Uruguay, Argentina, Chile, Paraguay e Islas Caimán, a raíz de estos casos tenemos una gran relación profesional y de amistad con investigadores en paraísos fiscales de habla inglesa como Islas Vírgenes Británicas, Gibraltar, Isla de Man, Hong Kong, o por ejemplo Uruguay mismo. Hace unos años participé de un proceso penal dónde estaba involucrado Eugenio Curatola, el denominado Madoff argentino, y su exmujer, Silvina Amestoy, donde logramos, junto a la Procuraduría General de la República de Argentina una de las pocas condenas en la historia del país por un delito de administración fraudulenta. No había prácticamente este tipo de sentencias por estafas financieras. Gracias a todo esto tengo una larga experiencia de colaboración con diversos organismos de inteligencia financiera de ciertos países como Inglaterra o Estados Unidos y sus organismos de investigación policial, pero siempre enfocado en los delitos financieros.

– ¿La justicia argentina está preparada para investigar las criptoestafas?

– Hay muy poca preparación en cuanto a estafas y fraudes. Ni hablemos de lo que es criptomonedas. Hay una jurisprudencia del año pasado de la Cámara Nacional de Apelaciones en lo Criminal qué fue muy problemática porque dice estas inversiones son de alto riesgo. Entonces, que la inversión directamente desaparezca es un riesgo que se debe asumir. Pero por ejemplo, en el caso de SeSocio en particular, vamos a delimitar lo que es el riesgo y lo que es una administración fraudulenta porque si bien se han confiado determinados activos financieros asumiendo un riesgo, eso no implica que puedan desaparecer y ocultar los mismos. Hay que hacer una distinción. La justicia argentina tiene casi nula experiencia en delitos de captación de fondos a los efectos de destinarlos a criptomonedas. Hay que hacer mucha pedagogía.

– Actualmente, está trabajando en el caso de SeSocio. ¿Cómo viene?

– En estos casos, lo primero que hacemos es investigar no sólo el rastreo del recupero de activos, sino que buscamos obtener todo tipo de información del otro lado, cómo fue la cocina, por lo que hablamos con los damnificados pero también tratamos de obtener información de la empresa por parte de gente que ya estuvo en la compañía que al día de hoy nos está dando información muy valiosa. Hace 4 o 5 años, estuve reunido con Guido Quaranta por un tema muy parecido en donde un proyecto particular había fracasado. Ahí llegamos a un acuerdo, pero sin su intermediación, lo hicimos directamente con el emprendedor. Quaranta manifestó, y lo sigue manteniendo al día de hoy, que SeSocio era plataforma de intermediación y que ellos simplemente unían el inversor con el emprendedor, pero tienen dos apercibimientos de la Comisión Nacional de valores qué puntualizan que las actividades que hacían no estaban permitidas. Además, el haber cobrado comisiones y generar negocios no lo deslinda de responsabilidades. Como si fuera poco, constituyeron un fideicomiso de muy mala manera. Lo que se violó acá es el deber del fiduciario: captaste plata y te desentendiste del tema, eso genera responsabilidades. Nosotros tenemos proyectos donde nunca viajaron para chequear si existían las direcciones o las garantías.

– SeSocio fue vendida y dejará de existir…

– Es que la frutilla del postre de toda esta estafa es que vendieron la compañía, supuestamente a más de 100 millones de dólares y no fueron capaces de pagarle a los inversores que confiaron en ellos. Es un mamarracho acá hay responsabilidades civiles y penales que deberá determinar la justicia, pero no pueden decir yo no tengo nada que ver. Eras el fiduciario y tenías un deber de control de administración. Si se analiza la figura del fiduciario que aplicó SeSocio a lo largo de estos 5 o 6 años fueron todos personajes vinculados ellos. Participaron en el esquema societario, no pueden alegar que no tenían injerencia en los proyectos.

– ¿Calcularon la cantidad de millones que pudo haber recaudado o la cantidad de damnificados?

– De acuerdo a algunos registros, respecto a los proyectos de la economía real habrán captado no menos de 9 millones de dólares, pero también está la Invecoin, la moneda creada por esta plataforma, que fue manipulada y hoy vale 0,004 de dólar. Ahí el monto es muy superior. Estamos hablando de varias decenas de millones de dólares. En los grupos formados por damnificados de Invecoin hablan de 15.000 personas que adquirieron esta cripto. En este último mes, solo respecto a los proyectos de economía real, nos han consultado arriba de 300 personas y hoy estamos representando a cerca de 100. También hay otros estudios de abogados que están representando otro tanto. El universo de gente damnificada es muy importante y los montos también. Lo llamativo es que la gente de Blockchain.com, porque hoy SeSocio es Blockchain.com no se haga cargo de la empresa que compró. Por eso el próximo paso es una demanda en el exterior contra esta empresa.