Amnistía Internacional Argentina investigó su impacto en jóvenes y niños en la privacidad y la salud mental. Es la que más creció post pandemia. El autodiagnóstico, el acceso a datos y las conductas adictivas: "el algoritmo me conoce, comprende lo que me atrae, por eso lo consumo".
El algoritmo –que ya había favorecido a cuentas de extrema derecha en Estados Unidos con el trumpismo, hasta el punto más álgido en la toma del Capitolio– fue clave para el voto joven y los fieles seguidores que logró Javier Milei, con un relato basado en recortes dirigidos a un público cautivo de rabia y efervescencia. Pero en ese negocio millonario, que multiplicó sus ganancias durante la pandemia, existe también un lado oscuro que los usuarios reconocen y que Amnistía Internacional Argentina decidió investigar en relación a la privacidad y a la salud mental de quienes se pierden en el loop infinito de videos.
Tiene más de 1000 millones de usuarios en el mundo y aunque muchos de ellos son niños entre 13 y 17 años, la empresa china ByteDance –su propietaria– no brinda información. El panorama en Argentina va en ascenso: TikTok sumó 5 millones de usuarios mayores de 18 a comienzos de 2023, con un total de 16,2 millones en relación a 2022. La opacidad empresaria sobre los datos y sobre el impacto de la aplicación en niños y jóvenes, motivó el primer estudio etnográfico acerca de esta red en la Argentina. El trabajo se hizo en Salta, Córdoba, Rosario, Ciudad y Gran Buenos Aires. Paola García Rey, directora adjunta de Amnistía Internacional Argentina, remarca: «TikTok fue útil para que los jóvenes y niños no se sintieran solos en el aislamiento social pero su dinámica de uso impacta en sus vidas, en su privacidad y salud mental. Este informe es un aporte para una discusión inicial y urgente».
Según el estudio, el nivel de funcionalidad del algoritmo es paradigmático, y su impacto en las vidas de niñas, niños y adolescentes, peligroso. Los datos que lo alimentan son las huellas digitales de sus usuarios. «La política de privacidad de TikTok es deficiente: lee los correos electrónicos, geolocaliza aun cuando la opción está desactivada, infiere información sobre gustos, género, rango etario, y así alimenta el perfil», apunta García Rey. Y define el atractivo de la red social: «el algoritmo me conoce, comprende lo que me atrae y por eso lo consumo».
TikTok reconoce el resto de las aplicaciones instaladas en un dispositivo móvil y accede a datos del sistema operativo Android e iOS. De esta forma, y sin que el usuario sepa, extrae información técnica: dirección IP, proxy, operador de telecomunicaciones, zona horaria, tipo de red, identificadores del dispositivo, nombres y tipos de aplicaciones y archivos, patrones o ritmos de pulsación de teclas, estado de la batería, configuración de audio y dispositivos de audio conectados.
Incluso almacena información de imagen, audio, comentarios, mensajes directos y denuncias; no solo de esa app, también de otras redes sociales como Facebook, Twitter, Instagram y Google. «En gran medida, con el objetivo –según se lee en los términos y condiciones establecidos por la compañía– de procesar y comercializar los datos con fines publicitarios», indica el informe.
La extracción de datos de la plataforma no puede desactivarse. Es una condición para permanecer.
Durante el trabajo de campo, uno de los hallazgos más prominentes fue el reconocimiento de los usuarios acerca del lado «malo», «feo» o «peligroso» de la red social. Victoria Quizari, investigadora del equipo, asegura que las juventudes conocen el modo en que se moldea el algoritmo con su huella digital, por lo que despliegan las estrategias de cuidado que tienen a su alcance: «Los jóvenes usan varias cuentas, algunas son sólo para familiares, otras para stalkear porque TikTok avisa quién te ve, otras para conocidos y otras para mejores amigos». De esta manera, si tras determinada búsqueda en TikTok –por ejemplo, sobre una enfermedad–, el algoritmo invade al usuario con videos de impacto negativo, ellos mismos o sus amigos empiezan a sugerir otro contenido para volver al «lado bueno». Según detalla el informe, hay que domesticar al algoritmo, lo que implica entrenarlo a través de los «me gusta» y también de la elección «no me interesa» o «seguir scrolleando, porque si no le das bola después de un tiempo no te aparecen más».
TikTok no sólo absorbe datos personales sino, esencialmente, el tiempo de sus usuarios. Cuando se termina un video, de forma automática, se reproduce otro relacionado o que, según los cálculos algorítmicos, es adecuado para el perfil. La pestaña de sugeridos «Para ti» puede ser un abismo. Según la investigación publicada, los testimonios hablan de «pérdida» del tiempo, descontrol, e incluso «abducción» por parte de la plataforma: «Genera culpas porque es una forma de pérdida de control personal».
La investigación cuenta que Aylén, de 14 años, suele entrar en un «bucle» cuando usa TikTok, una sucesión de videos continua que, comparado con otras redes sociales como Instagram, genera de forma particular esta app. Malena (22) considera que esta app es «más adictiva» porque su formato en video es «más llamativo» que otros. Aunque hay estrategias personales e incluso funciones de control del tiempo en la plataforma, en general éstas no son referidas como eficaces por los usuarios.
Martín Becerra, parte del equipo de investigación, la subraya como una conclusión a la que arribaron tras acompañar y registrar las vivencias sobre la red en niños y jóvenes: «Se destaca la alienación, además de la adicción al celular, en particular asociada con TikTok. También hay una sustitución del motor de búsqueda por esta red, una desjerarquización del conocimiento y la simetrización de los enunciadores». Se refiere a que la circulación acelerada de contenidos producidos por influencers o celebrities que dan consejos o venden productos en lenguaje coloquial desarticula el conocimiento especializado e institucionalmente validado.
El informe completa: «El autodiagnóstico emerge como una práctica frecuente que abarca desde dietas, cuidados de la piel y aprendizaje de técnicas de maquillaje, hasta trastornos o enfermedades mentales». «
Javier Milei llega a la Casa Rosada tras dominar, mejor que ningún otro, el discurso de las redes sociales y el voto de las juventudes. Una de las claves de la campaña electoral fue el uso de TikTok, que se transformó en el pilar de su comunicación con los menores de 25 años. Según un relevamiento de la consultora Ad Hoc, los videos de Sergio Massa alcanzaban aproximadamente 162.000 vistas mientras que las views de Milei llegaban a 19.900.000. Detrás de las métricas virales se encuentra su community manager, Iñaki Gutiérrez, santafesino, de 22 años, de «derecha anticomunista», con más 226 mil seguidores en Twitter (X) y 358 mil en TikTok, que junto a su novia Eugenia Rolón (21), se encargan de la estrategia digital de La Libertad Avanza.
Un informe de Mueve Argentina, colectivo que estudia procesos de usos de datos y políticas comunicacionales, resalta que en el apoyo a Milei en la territorialidad digital convergen dos grandes potencias: los adherentes y la pauta en cuentas no oficiales, que multiplica hasta por diez a las oficiales: «más del 80% son jóvenes varones que producen contenidos fundamentalmente en TikTok, por ejemplo editando apariciones suyas en televisión. Trabajan individualmente con una narrativa con gran capacidad de capturar la atención. En la TV Milei suele tardar mucho en decir lo que quiere decir, usa muletillas, pero cuando se lo edita con vertiginosidad adquiere una potencia narrativa que él no la logra de continuo».
El tiempo promedio mensual utilizado en TikTok por cada usuario es de 20 horas y 6 minutos, un 36,2% más que en 2022.
Paola García Rey, directora de Amnistía Internacional Argentina, asegura que durante la investigación, el equipo creó cuentas de TikTok para interactuar con el algoritmo. «Se pueden ver perfiles de usuarios, cuentas automatizadas, que tienen contenido vinculado a información sobre depresión y salud mental que animaban a la autolesión y al suicidio, el algoritmo sugería este contenido», denuncia. También proliferan desafíos o challenges que incitan a la autolesión o al suicidio. «En TikTok circulan discursos agresivos en videos posteados y comentarios violentos (haters). En comparación con otras redes, al ser contenidos audiovisuales de breve duración, los de TikTok tienen alta pregnancia», detalla el informe. El impacto de TikTok transforma «los modos de generar vínculos de amistad, familia, amorosos, y también las maneras de auto pensarse, diagnosticarse y narrarse en el mundo contemporáneo».
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