Entre abril y agosto, el gobierno depositó seis sumas a cuenta del futuro acuerdo paritario. Los gremios los llaman "bonos" porque no son acumulativos, no modificaron el básico ni computaron para el aguinaldo. Tampoco igualaron la inflación oficial.
Desde abril a la fecha, el gobierno depositó seis sumas fijas a cada maestro. No lo hizo de acuerdo al cargo de cada uno sino en base a rangos salariales fijados por el Ministerio de Economía, que dividió a los 300 mil maestros en cuatro categorías: hasta 15 mil pesos; entre 15 y 20 mil; entre 20 y 30 mil y a partir de 30 mil pesos. Por caso, el primer anticipo -abonado en abril- fue de 1.800 pesos netos para los sueldos de hasta 15 mil; 2.700 pesos para el segundo rango; 3.600 pesos para el tercero y 4500 pesos para el último.
Al momento de los anuncios, el gobierno provincial tradujo esas sumas fijas en porcentajes. El primer anticipo fue del 5% y se cobró en abril; el segundo fue del 3% y se abonó en mayo; el tercero del 2% se pagó en junio; el cuarto y el quinto – de 3% y 2%- en julio. El último fue de 4% y se depositó hace una semana para completar la oferta total del 19%, más 210 pesos por material didáctico (lo que para el ejecutivo eleva la propuesta a 20,7%), que el Frente de Unidad Docente rechazó en la última reunión paritaria realizada el 23 de agosto.
Los gremios nucleados en el Frente de Unidad Docente (FEB, SUTEBA, SADOP, AMET y UDOCBA) los llaman «bonos» porque se cobran por única vez, no son acumulativos ni impactan en la carrera docente, y aseguran que, aunque Vidal repite que se pagan para no perder poder adquisitivo, los maestros quedaron por debajo de la inflación oficial acumulada hasta ahora: 19,6% a julio. El número de agosto será anunciado recién el próximo jueves por el INDEC.
«Nosotros decimos que son bonos porque se pagan por única vez y porque son sumas aparte, hasta en el comprobante de liquidación figuran aparte: el salario del docente sigue siendo exactamente igual al de diciembre de 2017», explicó a Tiempo la secretaria de Finanzas de SUTEBA, Laura Ramallo, y agregó que además «no se puede hablar de porcentuales porque el gobierno no abonó los anticipos de acuerdo al cargo de cada docente, sino por rangos salariales, y esto hace que la misma suma fija signifique un porcentaje para el que cobra 12.500 y otro porcentaje para el que cobra 15 mil, por ejemplo, pese a estar en el mismo rango. Es decir que no es posible hablar de un porcentaje uniforme, lo que genera inequidades».
La dirigente también aclaró que, aún incluyendo el último anticipo, los salarios quedaron por debajo del costo de vida ya que la oferta a agosto fue del 19% cuando «la inflación oficial hasta julio fue del 19,6%».
Los gremios remarcan además que los pagos a cuenta «no conforman salario» porque, a lo largo de estos meses y pese a haber sido de carácter remunerativo, no significaron una mejora en los diferentes componentes que tiene el salario docente: es decir que no modificaron el salario básico que corresponde a cada cargo, ni la antigüedad, ni impactaron en la jerarquía ni en la desfavorabilidad. Es así que, por ejemplo, los docentes mantienen el mismo salario básico del año pasado y hasta cobraron el mismo aguinaldo en diciembre de 2017 que en junio de este año.
«Los docentes siguen viviendo con los mismos salarios que en diciembre de 2017», coincidió la titular de la FEB, Mirta Petrocini, y agregó que «ya hemos demostrado que esos anticipos no conforman salario, porque no fueron considerados para el aguinaldo, por ejemplo». «El salario normal, habitual y permanente de los docentes sigue siendo el mismo desde hace 9 meses», remarcó.
Las posiciones entre los gremios y el gobierno a lo largo de estos ocho meses han sido irreconciliables: mientras el gobierno se mantuvo inamovible durante meses en el 15% -en línea con lo que fue la meta inflacionaria nacional de comienzos de año-, los gremios pidieron porcentajes por encima del 20% -hoy ya piden 30%- y atados a la cláusula gatillo, una herramienta que Vidal propuso en 2017 pero que rehusó usar este año.
Un informe elaborado por el SUTEBA grafica cuánto perdieron los docentes por la falta de la claúsula gatillo en los primeros seis meses del año. En el caso de un maestro de Grado que recién se inicia y que cobra 12.500 pesos (el mismo sueldo que en diciembre de 2017), cobró 5750 pesos netos de anticipos hasta junio mientras que de haberse aplicado la cláusula gatillo hubiera cobrado 6743 pesos. Casi mil pesos menos.
Otros casos: un maestro de grado con 24 años de antigüedad -máxima- que cobra 16.757 pesos desde hace 9 meses, percibió en «bonos» 8625 pesos cuando, de haberse aplicado la cláusula, tendría que haber percibido un retroactivo de 9040 pesos. Un bibliotecario que recién se inicia en Secundaria y que percibe 12.511 pesos tuvo depósitos por 5750 en la primera mitad del año, mientras que si su sueldo se hubiera actualizado de acuerdo a la inflación debería haber recibido mil pesos más: 6749 pesos.
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