Aún con las restricciones por la pandemia, se hacen sentir en la Costa Bonaerense. Actividades individuales con distancia social y un ganador: el mar, con el boom del surf y el kitesurf.
Entre las recomendaciones y los criterios para la Costa atlántica bonaerense, el gobierno provincial indica que el “Municipio debe hacer cumplir la prohibición de realizar actividades deportivas grupales o cualquier actividad recreativa en la que no pueda garantizarse la distancia preventiva de 2 metros entre personas” tanto en playas públicas o privadas. Por eso en los balnearios, a diferencia de otros veranos, hay mucha menos oferta deportiva y recreativa. “Cambió muchísimo porque están prohibidas todas las actividades masivas. Antes tenías profes de recreación que hacían actividades, torneos. Por la pandemia quedó la oferta muy reducida, focalizada”, cuenta Mariano Mazzuoccolo, presidente de la Cámara de Concesionarios de Playa de Villa Gesell y dueño del balneario Áfrika. En los paradores sólo quedó permitida la colocación de las redes de vóley, por lo que hay más entusiastas que se animan al armado y al remate. Las típicas actividades deportivas, como la maratón acuática o Le Toquet, la carrera de motos más grande de Latinoamérica, fueron suspendidas en Gesell para evitar la aglomeración de público. Mazzuoccolo, incluso, cuenta que por “un tema de espacio” se ven menos partidos de fútbol ocasionales en la playa pública: “Hay fútbol-tenis, paleta o tejo, que son juegos más típicos de familia”.
Por los cambios de fecha en los calendarios y por la prohibición de concurrencia de público, durante este verano tampoco habrá eventos ni amistosos deportivos que suelen ser clásicos de cada temporada estival. Este fin de semana, sin embargo, largó la primera de las cinco etapas del Circuito Argentino de beach vóley, que reparte 50 mil pesos en premios y es transmitido por DirecTV. La primera etapa se disputa en Playa Varese, de Mar del Plata, y luego rotará por Pinamar, Villa Gesell, Rosario y otra vez la Feliz.
En cada uno de los protocolos que fueron presentando los distintos deportes a lo largo del año para pedir la reapertura de su actividad más allá de la pandemia hubo un factor común: la importancia que tiene la actividad física en la salud del ser humano. Para la Organización Mundial de la Salud, la inactividad física es el cuarto factor de riesgo en lo que respecta a la mortalidad mundial, el 6% de las muertes registradas en todo el mundo. Al menos el 60% de la población mundial, sin embargo, no realiza la actividad física necesaria para obtener beneficios para la salud. Con un virus contagioso y dañino dando vueltas hay que hacerlo con cuidado. Incluso en vacaciones. Incluso en la playa.
“El cambio -dice Andrés Macció, presidente del Ente Municipal de Deportes y Recreación (EMDER) de Mar del Plata- ha sido muy significativo en el comportamiento deportivo de los turistas. Percibimos un cuidado especial en la gente que va a la playa. Usando el barbijo en espacios comunes cuando alguien se ubica en la playa. Pero también con una reducción de algunos juegos espontáneos típicos de la vida en la playa, que tiene que ver con la interrelación en las personas”. En Playa Varese, el Municipio de General Pueyrredón acostumbraba instalar un espacio con canchas de beach vóley, beach handball y con distintas actividades lúdicas que este año, por las restricciones sanitarias, ni siquiera se montó. En su lugar, esta temporada de verano, se llevan adelante actividades individuales que permitan mantener la distancia, como clases de yoga. “Las actividades deportivas y recreativas que planteamos están dentro del protocolo que propone un grupo de máximo de diez personas y distanciamiento de dos metros en los deportes individuales. Los deportes de grupo con contacto no los estamos haciendo en la playa. Sí en los barrios o en los polideportivos”, cuenta Maccio sobre las propuestas oficiales.
Por eso en los deportes de mar parece haber más movimiento que de costumbre. El kitesurf, que venía con un crecimiento marcado en los últimos años, se hace sentir: cuando el viento sopla y la mayoría de los turistas huyen a repararse del viento, aparecen los kitesurfistas con sus velas. “Creo que es un deporte que está en auge. Entonces eso nos favorece pese al contexto sanitario. Nunca tuvimos tantas clases como este diciembre. Hubo que llamar a más profesores. El verano viene favorable en la playa, quizás el centro y los comercios si están más tranquilos. Y ante eso se aprovecha más el surf, el kitesurf o el ocio en general”, cuenta Nicolás Pincirolli, instructor de kitesurf, que da clases para adultos de 65 años o niños de 6: “Parece un deporte peligroso, pero en cuanto te ponés la vela te das cuenta de que es más fácil. Con un curso de nueve horas ya vas a poder practicar de una manera segura para vos y para los demás”, cuenta. El único limitante es económico: la inversión inicial es alta porque para un equipo básico arranca en los 60 mil pesos y el curso de iniciación unos 19 mil. “Eso es para arrancar, después no tenés gastos de alquiler ni de mensualidad como en otros deportes”, dice Pincirolli.
Más allá de los protocolos previos o al salir del agua, en el mar no cambió nada. Facundo De Labra trabaja en Capitán David, la escuela de surf que brinda el balneario Windy desde hace ya 22 años. “La verdad que venimos con muchas clases. El promedio es más o menos el mismo que todos los veranos. Con concurrencia venimos bien, aunque no deja de ser atípico todo el protocolo de cuidados. Ni bien llegan los alumnos hay que ponerles alcohol en las manos y en los pies. Y los trajes después de cada clase se enjuagan y se lavan. Una vez en el agua es más o menos lo de siempre”, explica De Labra las particularidades y da una clave para explicar por qué la actividad se mantiene: “Creo que todo lo que venimos pasando generó una conciencia de disfrutar de la conexión con la naturaleza y el aire libre. Y algo más sano que el mar no existe”.
Si el cambio de costumbres durante el año fue difícil de sobrellevar y se hace carne en el momento del relax playero, qué decir de quienes atraviesan esta pandemia al mismo tiempo que su infancia. “Lo que percibo es que lxs niñxs tienen más ganas de jugar, se anotan en todas las actividades desde la mañana hasta la noche. Y están. Esa intensidad no me había tocado en otros veranos y creo que tiene que ver con las ganas acumuladas durante el año”, cuenta Sabrina Picci, que trabaja en el área de recreación del complejo Terrazas al Mar, de Costa del Este . “En los juegos tenemos en cuenta el tema de la distancia. Hay algunos que son los preferidos y los clásicos, pero los evitamos por el contexto”, detalla. La ansiedad y las ganas de jugar después de tantos meses de encierro no solo corre para los niños, como quedó demostrado en esa escena del picado marplatense. El verano y la playa son, al cabo, sinómimos de deportes. Incluso en pandemia, es un clásico a prueba de distancias y protocolos. «
Aunque incipiente en Argentina, el auge de los deportes playeros promete seguir creciendo. Quizá su punto más fuerte se dio durante los Juegos Olímpicos de la Juventud 2018, cuando las Kamikazes, el equipo femenino nacional de beach handball, lograron la medalla de oro en Parque Sarmiento, en medio de un boom popular. Esa disciplina, por lo entretenida y dinámica, parece ser la que más pista pide de los deportes playeros. Y se ilusiona con seguir el camino del ya olímpico beach vóley y del surf, que tendrá su estreno en un Juego Olímpico a partir de Tokio 2021.
Al agua
En los últimos años los deportes naúticos fueron ganando el paisaje de la Costa Bonarense. Y este verano ese auge parece sentirse más que nunca: suelen ser deportes individuales y no hace falta cumplir con la distancia social. Es más: algunos instructores bromean que salitre del agua neutraliza el virus. El Surf, kitesurf y kayak son las ofertas más requeridas y tienen más visibilidad que los tradicionales como el tejo, la paleta o el cabeza.
Kitesurf: la tabla se desliza gracias al viento que empuja la cometa. Cuando el clima se pone feo y los turistas dejan la playa, es el momento de los kitesurfistas. Es un deporte apto para distintas edades pero costoso: para adquirir un equipo hay que gastar unos 60 mil pesos y el curso inicial para aprender a navegar otros 20 mil.
Surf: aunque ya tiene su tradición es uno de los deportes que más creció en los últimos años, al punto que a partir de Tokio 2021 será olímpico. En la Costa Atlántica muchos balnearios incluyen su propia escuela de surf, una de las pocas ofertas recreativas que pudieron mantener entre las restricciones para evitar el contagio de Covid 19.
Kayak: aunque también hay clases, la mayoría son kayakistas acostumbrados a navegar en el río que se animan a desafiar el mar, incluso cuando no esté tan calmo y se los ve chocar contra las olas. También están los que van a pescar o los más intrépidos que se animan a surfear en kayak.
La 17° edición del evento abarca conciertos de artistas nacionales e internacionales, presentaciones de discos…
El primer ministro de Israel dijo que se trata de "un moderno caso Dreyfus" de…
El periodista acaba de publicar Días Malditos, una novela histórica que indaga en el fatídico…
El plan contemplaba el asesinato de Lula para impedir su vuelta al poder tras las…
En una nota del domingo pasado desmonté algunas de las mentiras que el gobierno salió…
Con capacidad de procesar hasta 400 toneladas mensuales, la Empresa Pública de Alimentos inauguró una…
Hay dictamen de mayoría para eliminar la ley de Manejo del Fuego. Los propietarios podrán…
“Radiografías del agro argentino” es una obra coordinada por el periodista Darío Aranda. “Nos propusimos…
El músico y compositor Esteban Sehinkman al frente de un gran equipo creó algo que…
La muerte del mítico bajista, cantante y compositor de Vox Dei deja un legado imperdible…
La vicepresidenta sigue con su armado territorial. En su entorno sostienen que puede representar a…
Centenares de profesionales de distintas disciplinas realizaron una denuncia penal contra el gobernador cordobés, legisladores…