Durante cuatro años, Tiempo fue la voz de la resistencia al ajuste neoliberal. Lo sufrimos en el cuerpo cuando, desde diciembre de 2015, fuimos víctimas del vaciamiento empresarial. La crisis todavía es profunda: impacta en nuestras cuentas al punto de estar cerca del rojo y en los sueldos bajos que distribuimos en función de los ingresos actuales. Subir el precio de tapa del diario de 70 a 80 pesos y el valor de las asociaciones es una decisión para garantizar nada menos que la existencia. Sin el apoyo de la comunidad de Tiempo –socias y socios; miles de lectores que nos buscan cada domingo en todos los kioscos y los visitantes diarios en la web– no estaríamos acá.
Al abandono empresarial y estatal lo enfrentamos con organización, el respaldo genuino de otros colectivos y el apoyo de una comunidad dispuesta a financiar un medio libre, sin subordinaciones corporativas ni gubernamentales. Hace casi cuatro años, el 24 de marzo de 2016, sacamos una edición especial que recibió el aporte solidario de ustedes en la calle, durante la marcha. Fue el capital inicial para construir la cooperativa. Volvimos un mes después, el 24 de abril, para sostener nuestros puestos de trabajo y defender otros. «El desempleo que oculta Macri: ya hubo 1000 despidos por día» fue la tapa del regreso en modo autogestivo.
El camino de supervivencia al macrismo fue complejo. Pero logramos atravesarlo. Pudimos mantenernos de pie frente un gobierno destructivo que planificó recortes, vaciamientos, y disminuyó derechos para otorgarlos a los poderosos. Papel Prensa es sólo un ejemplo: el duopolio integrado por Clarín y La Nación recibió concesiones del Estado para llevar el valor del papel de diario a un nivel de ahogo. Marzo arrancó con otro golpe a las cuentas de la cooperativa: un nuevo aumento de más del 4% del insumo básico para el sector gráfico.
No vamos a aflojar ahora, después de posicionar a Tiempo como un símbolo para una audiencia interesada en una lectura distinta. Sobrevivimos al ataque de una patota, al vaciamiento empresarial y al ninguneo del Estado. Aunque necesitamos de los lectores más que nunca. Son nuestros principales aliados para atravesar la crisis. Para desplegar, por ejemplo, una cobertura sin sensacionalismo sobre el Covid-19 que afecta al mundo. Por eso las notas en la web sobre la pandemia están abiertas a toda la comunidad: el acceso libre a la información rigurosa es otra forma de cuidarnos y ayudarnos. De preservarnos. Como ese aporte solidario que nos dieron en el comienzo de esta aventura cooperativa. Aún los necesitamos. Sobre todo para seguir creciendo como un medio cuyo único compromiso es con ustedes, queridas lectoras y lectores.