Así como en enero la política sanitaria contra el Covid-19 se centró en amortiguar los daños del relajamiento por las fiestas y las vacaciones, en febrero las miradas apuntan a dos factores excluyentes: las vacunas y la vuelta a clases. En eso anda el ministro de Salud bonaerense, Daniel Gollán, cuando atiende a Tiempo.
El extitular de la cartera sanitaria nacional durante el último mandato de Cristina –y el primer mayor de 60 años en colocarse la Sputnik V en el país– se muestra satisfecho por la publicación en The Lancet de la eficacia mayor al 91% de la vacuna rusa. Pero sobre todo por sus efectos: el sitio vacunatepba.gba.gob.ar tuvo el doble de anotados diarios desde que se conoció el artículo. Hoy ya alcanza los 1,9 millones de inscriptos (el 68% sin patologías), en contraposición a CABA, donde aún la población no tiene (o no sabe) dónde inscribirse. Gollán confía en que los lotes llegarán de manera masiva a partir del 14 de febrero y valora tratamientos como el plasma de recuperados, en el que la Provincia fue vanguardia, con el que ya trataron a más de 8800 pacientes gracias a 3528 donantes.
–¿Cómo tomó la publicación de resultados de Sputnik V?
–Contento, porque esto permite que mucha gente que dudaba, a partir de la irresponsabilidad enorme de ciertos dirigentes y comunicadores que pusieron en duda su eficacia y seguridad, ahora disipe sus dudas y se anote. Sabíamos que la vacuna era segura y eficaz porque las pruebas que habían ido enviando de ensayos clínicos permitía ir desplegando información y resultados para tener la autorización de emergencia. Ahora ya están los resultados finales que lo confirman, con casi un 100% de eficacia en la baja de la mortalidad. Y podemos avanzar rápidamente si la gente tiene seguridad en ella. En nuestro sitio Vacunate veníamos con una inscripción de 30 a 32 mil personas por día, y tuvimos casi 59 mil el martes, y 62 mil el miércoles. O sea que prácticamente se duplicó.
–¿Le resulta llamativo que otras jurisdicciones como CABA no hayan promovido un sistema de inscripción?
–Nosotros decidimos, tomando experiencias de otros países, hacer una inscripción previa, porque no es obligatoria la vacuna. Uno debe conocer cuántos se quieren vacunar. Eso nos permite planificar a medida que nos llega el flujo de vacunas. Tenemos que hacer un juego de equilibrio de dosis entre los distintos sectores de riesgo y la población que realmente desea vacunarse. Por ejemplo, hay 240 mil trabajadores de la salud en toda la provincia, entre el sector público y el privado. Llevamos anotados ya para recibir la vacuna 150 mil, y ese número sigue creciendo. Son cerca de dos tercios. La preinscripción nos resulta imprescindible, porque de nada sirve guardarnos 240 mil dosis para el personal de salud si se van a vacunar 150 mil; puedo ir vacunando a otros sectores de riesgo, mientras esperamos que lleguen más dosis. Por eso, es tremendamente efectivo el sistema y creemos que somos el único distrito que lo hizo de esa manera. Otras jurisdicciones optaron por otros sistemas, a nosotros nos sirve muchísimo esta organización: los anotados reciben la información por email y ahora por teléfono, no solo de su turno sino también sobre la vacuna, el virus, consejos, o para disipar cualquier duda.
–Respecto de los tratamientos, ¿cuál es la situación con el plasma y la ivermectina, que en cinco provincias ya se aplica de manera oficial?
–Con la ivermectina, la Provincia de Buenos Aires cumple la normativa de la Anmat, que no la ha reconocido como medicamento eficaz para tratamiento contra el Covid. No hay evidencia científica. Mucha gente la está tomando por su cuenta, y hay profesionales que bajo su responsabilidad la recetan, porque está aprobada para otros usos. Nosotros no podemos en la Provincia oficialmente instaurar la aplicación de un tratamiento cuando el órgano regulador expresó que, al menos por ahora, no tiene eficacia registrada. Si esto cambia, lo incorporaremos. Con el plasma llevamos casi 9000 tratamientos, somos la provincia que más ha realizado, y además lo pusimos bajo una investigación observacional que es parte de una prestigiosa publicación internacional, The New England Journal of Medicine, que destaca la importante disminución de la tasa de mortalidad y de internación en terapia intensiva gracias a este tratamiento. También con la vacuna estamos realizando un estudio. Tanto el gobernador (Axel Kicillof) como el viceministro (Nicolás Kreplak) y yo estamos participando, junto con otros cientos de voluntarios, de un estudio que nos va midiendo los anticuerpos tras la aplicación de las dosis. Son cinco extracciones de sangre de acá a seis meses, para tener datos propios de cómo evoluciona la vacuna.
–¿Cómo es la actual situación epidemiológica?
–Después de haber tenido 15 semanas de descenso importante de casos, tuvimos tres semanas consecutivas de un aumento abrupto de los contagios, coincidentes con los últimos días de 2020, las fiestas y el inicio de las vacaciones. Luego se tomaron medidas y creemos que la gente, a partir de una gimnasia de cuidados, rápidamente las incorporó. Había habido un relajamiento generalizado en diciembre, con aglomeraciones y fiestas, pero la gente entendió que las medidas eran necesarias, y en estas cuatro semanas los casos empezaron a descender lentamente. La primera semana bajaron en un promedio de 330 casos, y ahora venimos bien, con un promedio de hasta ahora 400 casos diarios menos. Sigue bajando en forma lenta, pero bajando. El indicador de las llamadas de personas con sintomatología a la línea 148 también manifestó una caída importante, hasta estabilizarse. Y la ocupación de camas de terapia permanece estable en los últimos dos meses. Al mismo tiempo, vimos que la edad promedio de los casos bajó, estábamos por arriba de los 30 años y ahora por debajo: se corrió entre cinco y diez años el grupo poblacional con mayor cantidad de infectados.
–¿Y cómo sigue? Porque bajan los casos, lentamente, pero en un piso todavía alto, y la llegada de las vacunas sufrió un retraso.
–Es el vaso medio lleno y el medio vacío: hace tres meses pensábamos que íbamos a vacunar hacia fines del primer trimestre, arrancamos antes, llegaron menos dosis hasta ahora, pero ya empezamos. Es importante. A partir de la segunda quincena de febrero, tendremos un ingreso mayor de cantidad de dosis de cara al período más crítico de abril. Veremos si se estira el calor o no. En estos dos meses iremos hacia una situación en la que no vamos a poder tener 6 millones de vacunados, pero probablemente sí dos tercios de eso. Es una cantidad importante, por lo cual todo el invierno será de plena vacuna, muchísimo mejor que el año pasado, con población de riesgo inmunizada. En Israel se vacunó un tercio de la población, sobre todo mayores de 60, y la disminución de la mortalidad fue del 60% en las últimas semanas. Sin decir en ningún momento que hemos derrotado al Covid, podemos decir que vamos bien.
–¿Y cree que la situación epidemiológica actual permite el inicio de clases presenciales?
–A partir de tomar muchas medidas de cuidados, podemos comenzar con presencialidad las clases, que no van a ser con todos los chicos todo el tiempo en el aula como un año normal. Será algo más restringido en el tiempo, muy cuidado y progresivo, y va a seguir apoyado en la virtualidad, y con dispositivos para detectar si hay casos en las escuelas. Estamos tomando la experiencia de Madrid y Nueva York, que ya pasaron por esta situación. Todo el año serán cuidados y vacunas. Tenemos expectativa de vacunar docentes antes del inicio. Estamos preparando todo para, cuando lleguen las vacunas, realizar los operativos lo más rápido posible.
–Si se da una suba de casos con el inicio del frío, ¿se podría dictar otra cuarentena como la del año pasado?
–Tenemos que tener la disposición para, si la situación se desmadra, tomar medidas más duras de restricción de la circulación, pero quizás no tengan que ser generalizadas, sino más bien focalizadas en determinadas regiones y lugares donde se estén produciendo los aumentos de casos con mayor fuerza. Las medidas que se tomen no serán las mismas del año pasado, cuando estábamos aprendiendo y no teníamos el sistema de salud preparado. Con la cantidad de camas que había en la Provincia en diciembre de 2019, el sistema de salud bonaerense estallaba el 1 de junio. Eso no sucedió, y más que duplicamos las camas. Si vacunamos mucho y rápido en estos cinco meses, estaremos más tranquilos con las medidas que haya que tomar si llega una segunda ola. «
Ensayos alemanes en Provincia
Tras la vacunación masiva al personal de la salud, el gobierno bonaerense empezó en los últimos días a contactar a docentes y auxiliares con factores de riesgo y a mayores de 60 años con diabetes para que se apliquen las dosis. Siempre que primero se hayan inscripto en el sitio Vacunate.
Al mismo tiempo, la Provincia aportará 5000 voluntarios para el ensayo de la vacuna alemana Curevac, cuyas pruebas clínicas se encuentran en Fase 3. El estudio será aleatorio doble ciego (es decir, ni participantes ni investigadores saben a quién le tocó placebo o la vacuna) y se desarrollará en tres centros de salud: el Evita Pueblo, de Berazategui; el Ramón Carrillo, de Tres de Febrero; y el Vicente López y Planes, de General Rodríguez. La vacuna funciona con ARN mensajero y consiste en dos dosis, como el resto de las que ya se autorizaron en el país. Los requisitos para postularse son: ser mayor de 18 años y no estar gestando o en período de lactancia. «Nos ubica en una situación privilegiada de acceso a un potencial desarrollo altamente valorado», destacó Verónica González, del Ministerio de Salud bonaerense.