El 14 de marzo de 1978 ocurrió la peor represión carcelaria del país. La dictadura dijo que fue un "motín". Más de 65 presos murieron entre el fuego y las balas. Todos comunes, casi ninguno con condena firme. La indiferencia durante décadas y la esperanza de que haya sentencia.
El 14 de marzo de 1978, en el pabellón séptimo de la cárcel de Villa Devoto, ocurrió la represión más feroz de la historia carcelaria argentina. La masacre (que durante tantos años fue distorsionada como «motín») provocó, según el conteo oficial, 65 muertos. Todos presos comunes, casi ninguno con condena firme, muchos detenidos en «razzias» policiales por tener un «porro» encima, entre otros delitos menores.
«Fue una lucha no sólo judicial, también social. Porque al tratarse de presos comunes y no políticos, no fueron vistos como víctimas. La dictadura se apuró a aclarar que los muertos no habían sido en el pabellón de subversivos porque faltaban dos meses para el comienzo del mundial y había muchas denuncias. Los ojos del mundo estaban puestos en Argentina. Esa falta de importancia que tuvo el hecho para la propia dictadura también se replicó en una parte de la sociedad. Esa indiferencia se prolongó durante muchos años», explica Claudia Cesaroni, abogada y autora de Masacre en el Pabellón Séptimo, el libro que contó «la matanza más brutal (y hasta entonces impune) sucedida en una cárcel argentina».
Como patos
Cerca de las ocho de la mañana de aquel 14 de marzo una tropa desmesurada de agentes del Servicio Penitenciario Federal (SPF) ingresó al pabellón séptimo para escarmentar el atrevimiento de la noche anterior: el «Pato» Tolosa, un preso veterano, se había negado a obedecer la orden de apagar el televisor del comedor.
Los palos, las cadenas y los fierros delataban el ánimo de los penitenciarios. Los presos alcanzados fueron puestos de rodillas o arrojados al piso para concretar la paliza. No duró mucho. Los guardias debieron replegarse hasta la «pasarela» (el pasillo que da a los ingresos de los pabellones) porque el resto de la población carcelaria había empezado a organizar la defensa. La nueva venganza de los uniformados fue disparar a matar.
Según el relato de Cardozo, los presos se defendieron arrojando pilas, papas y lo que fuera que tuvieran a mano. Pronto se dieron cuenta de que los estaban «cazando como patos» y pusieron los colchones de sus camas en las rejas para dejar de ser un blanco fácil. Aunque la versión del SPF culpó desde siempre a los presos por el incendio, Cardozo jura que vio a uno de los guardias patear un bidón de queroseno hacia los colchones. Después, sólo hubo oscuridad y muerte.
«El pabellón séptimo –describe Cesaroni en un hilo de Twitter– se convirtió en el infierno mismo, un infierno sin escapatoria: el personal penitenciario no intentó apagar el fuego, y siguió disparando a las personas que estaban dentro. Quienes, desesperados, se asomaban a las ventanas del pabellón, fueron asesinados. Fuera de la cárcel estaban los bomberos, pero no los dejaron entrar. El fuego se apagó solo, dejando decenas de cadáveres calcinados. Los sobrevivientes salieron a duras penas, pasando entre una doble fila de penitenciarios que les pegaban sobre los cuerpos dolientes».
La masacre, nombrada convenientemente «El motín de los colchones» tuvo una causa judicial que sólo se concentró en la versión construida por el SPF: los presos habían sido los responsables de sus espantosas muertes en un intento de fuga. El expediente, sin más, se archivó.
En agosto de 2014, la Sala I de la Cámara de Apelaciones determinó que la causa debía reabrirse y los hechos debían ser juzgados como delitos de lesa humanidad, ya que habían sido cometidos por agentes de una fuerza estatal. Un año antes, Cesaroni y Cardozo habían iniciado la cruzada al presentarse en el Juzgado Federal N° 3 de Daniel Rafecas, a cargo de todas las causas del Primer Cuerpo de Ejército (del que dependía la cárcel de Devoto), lo que finalmente derivó en las detenciones de cuatro ex guardiacárceles.
«Estoy esperando el juicio –dice Cardozo– porque hasta que no se haga justicia no voy a poder largar lo que llevo adentro. Por el hecho de sobrevivir, me cargué la responsabilidad de ser la voz de los que no tuvieron la misma suerte. Este juicio es el reclamo y la esperanza de todos mis compañeros muertos». «
Se calcula que durante aquella jornada trágica, en el pabellón séptimo de la cárcel de Villa Devoto había unos 160 presos, de los cuales tres estaban en disposición del Poder Ejecutivo Nacional (PEN). Uno de ellos era Luis María Canosa, el mismo de la canción «Toxi-Taxi» de Patricio Rey y sus Redonditos de Ricota: «Un sueño con Luis María, muerto cuando me decía, cada día veo menos, cada día veo menos, cada día veo menos, creo, menos mal».
Canosa era de La Plata (de ahí la amistad con el Indio Solari) y cantaba en la banda local Dulcemembriyo, cuyo bajista era Federico Moura, luego líder de Virus.
El hijo de Luis María, Javier Canosa, es abogado y representó a Hugo Cardozo en la demanda civil contra el Estado en reclamo de una reparación económica, pero la Justicia lo rechazó porque el tiempo de la presentación había caducado. En tanto, el Indio Solari retomó el homenaje a las víctimas de la masacre en su tema «Pabellón Séptimo (Relato de Horacio)», que está presente en su primer disco solista El tesoro de los inocentes.
La vicepresidenta sigue con su armado territorial. En su entorno sostienen que puede representar a…
Centenares de profesionales de distintas disciplinas realizaron una denuncia penal contra el gobernador cordobés, legisladores…
El sector está en alerta por la falta de una "política industrial" ante el posible…
El "ollazo" organizado por el Frente de Lucha Piquetero se desplazó por el centro porteño…
Lo admitieron voceros del organismo en Washington. El Gobierno quiere dinero "cash" para pagar vencimientos…
Una muestra fotográfica refleja las realidades de chicos y chicas institucionalizados. Hay más de nueve…
También anuló la prohibición para ejercer cargos públicos. Había sido condenado por el pago de…
El gobierno giró el proyecto de Ley para eliminar las Primarias Abiertas Simultáneas y Obligatorias…
El fallecimiento del fueguino Héctor Stefani abrió una pelea por la banca que se disputan…
El ndec registró un aumento del costo del 1% y las empresas registraron una variación…
Habrá tres tipos de evaluaciones: para servicios generales, administrativos y profesionales. El personal tendrá que…
Comenzará a las 19 horas en todas las universidades públicas del país, en conmemoración al…
Ver comentarios
A pesar de los años, las masacres y vejaciones. La situación Carcelaria no ha cambiado mucho que digamos. La inflación punitiva crece al igual que la desigualdad. El universo clientelar desborda de pibes sin futuro ni proyecto de vida capaz de cambiar ésta situación. La deuda de la democracia sigue latente