La semana que viene comenzará el juicio oral de uno de los casos que inauguró este reciente capítulo de violencia política en la Argentina, cuyo punto más álgido fue el intento de magnicidio de la vicepresidenta Cristina Fernández de Kirchner. Se trata del episodio que tuvo lugar el 5 de marzo de 2016 en Villa Crespo, cuando unas 200 personas, la mayoría militantes kirchneristas, festejaban la inauguración de un local partidario de Nuevo Encuentro. Esa noche, dos jóvenes mujeres resultaron heridas a balazos. De casualidad no fue una masacre. Sin embargo, el principal sospechoso estuvo apenas unos seis meses preso, debido a que su hijo, entonces de 13 años, se hizo cargo de haber disparado contra la multitud.
Alejandro Fabián Sidero rendirá cuentas el próximo 7 de septiembre ante los jueces del Tribunal Oral en lo Criminal N° 21 de la Ciudad de Buenos Aires. Se trata de un instructor de tiro, aportante del PRO, que vivía en el Departamento 1, del piso 12, del edificio de Gurruchaga al 274 que daba hacia Padilla 829, donde se había concentrado la muchedumbre aquella noche. Los peritos luego determinaron que de su revólver “Smith & Wesson” modelo “Springfield” calibre .32 largo, una de las cuarto armas a su nombre, salieron los tres balazos que desde las alturas dispararon hacia el montón.
Daiana Yanet Soto, que tenía en brazos a su hermana menor de 4 años, recibió un impacto en el hombro; mientras que a Florencia Girotti, el balazo le atravesó su antebrazo izquierdo. Ambas mujeres están presentadas en el expediente como querellantes y son las únicas que impulsan la acusación en este proceso ya que para el fiscal Pablo Recchini el caso debería quedar impune ya que el hijo de Sidero se hizo cargo de los disparos y, por su edad, es inimputable.
“Fue bastante complicado llegar a esta instancia”, explicó a Tiempo el abogado querellante Mariano Przybylski, quien argumentó que “una vez que se confirmó que de su pistola habían salido los disparos, el acusado dijo en la fiscalía que su hijo le había confesado haber sido el autor”. Según se desprende del expediente, primero Sidero aseguró que dormía mientras ocurrieron los hechos. Incluso, puntualizó que el revolver en cuestión estaba bajo llave en su propia habitación. Cuando las pericias fueron concluyentes, introdujo la versión que su hijo había sido el tirador.
“El fiscal de instrucción terminó avalando esta hipótesis y pidió el sobreseimiento de Alejandro Sidero; nosotros nos opusimos porque no hay ninguna prueba en contra del hijo. Todas apuntan al padre, por lo que pedimos que se determine en el juicio oral”, sostuvo el abogado, quien añadió: “El juez de instrucción nos dio la razón y resolvió la elevación a juicio. Después, la causa cayó en un primer tribunal oral con una particular jurisprudencia que dice que sin impulso fiscal no se puede llevar adelante un juicio y decidió sobreseerlo”.
“Esa jurisprudencia es minoritaria, hay fallos de la Corte Suprema en contrario porque la querella es autónoma y tiene las mismas facultades que el Ministerio Público Fiscal. Recurrimos ese fallo y Casación revocó ese sobreseimiento. Así llegamos a este juicio”, recordó Przybylski.
De esta manera, el juicio se realizará una vez más sin la participación de la fiscalía, pero con una particularidad: que el hijo de Sidero, entonces menor de edad, nunca fue declarado inimputable por el juez de menores. Dicho de otra manera, jamás refrendó la supuesta confesión. “Cuando la causa pasó al fuero de Menores, el juez miró todo el expediente, todas las pruebas, citó al menor a declarar en cámara gesell con todas las garantías, con psicólogos, etc. Lo escuchó y determinó en un fallo de que el menor no es el autor del hecho y lo sobresee porque claramente está encubriendo a su padre; que no hay nada en el expediente que dé cuenta de que fue el menor”, indicó el letrado.
Cuando el expediente volvió al fuero ordinario, “el fiscal toma algunas medidas de prueba más, y dice que por más que el juez de menores haya dicho esto, él toma la determinación de que él cree en esa versión. Entonces, para él le correspondió sobreseer al padre. Esa es la locura de todo esto”, resumió.
Si bien en el debate el hijo de Sidero está convocado como testigo, en el juicio se analizará si el autor de los disparos fue el padre o el hijo. No hay dudas que los balazos partieron de esa pistola. Si Sidero padre es considerado culpable podría contemplarse una pena de 15 a 20 años de prisión ya que está acusado de doble homicidio en grado de tentativa agravado por haber sido cometido con alevosía.
“Lamentablemente, y esto lo vamos a expresar también, hay un calificativo en el Código Penal que habla de crimen de odio, crimen racial, por género, pero ese inciso del artículo 80 del Código no incluye el odio político o por razones políticas, que es el móvil de este caso”, analizó el abogado, quien concluyó que “lo que pase en el juicio va a ser un antecedente para pensar en alguna reforma del Código e incluir también este agravante, sobre todo por el clima que vivimos ahora, en estos tiempos, con una derecha muy radicalizada, en el que se hace hincapié en el odio político. Lo que le pasó a Cristina, ni más ni menos”.
“Cuando se dice naturalmente que hay que terminar con el kirchnerismo, tenemos que ser responsables porque eso habilita a que una persona se sienta autorizada a salir a un balcón, sacar su arma y dispararle para eliminar a los K, que era eso lo que estaba pasando en ese momento. Hay un discurso de odio, hay un discurso político muy peligroso y en estos casos se ve las consecuencias que puede llegar a tener y por eso es importante este juicio”, insistió Przybylski.