Las campañas de vacunación contra el coronavirus salvaron la vida a unos 20 millones de personas en el primer año, según un estudio publicado en la revista británica The Lancet que destaca que en los países de menores ingresos el impacto fue menor debido al acceso inadecuado de los fármacos. El estudio, dado a conocer este jueves, fue realizado por investigadores del Colegio Imperial de Londres teniendo en cuenta los datos demográficos de 185 países, su infraestructura sanitaria, tasa de contagio previa, ritmo de vacunación y tipo de vacunas utilizadas.
Los investigadores modelaron el impacto de la inmunización contra la Covid-19 en el mundo desde que se vacunó en Inglaterra a Margaret Keenan el 8 de diciembre de 2020 hasta igual fecha de 2021 y estimaron que en ese lapso se evitaron 14,4 millones de muertes. Esta estimación aumentó a 19,8 millones al usar el exceso de muertes como una estimación de la verdadera extensión de la pandemia, lo que representa una reducción global del 63% en el total (19,8 millones de 31,4 millones) durante el primer año de vacunación.
El exceso de mortalidad se calcula como la diferencia entre el número de muertes que se han producido y el número que se esperaría en ausencia de la pandemia basándose en los datos de años anteriores. En los países de bajos ingresos que tuvieron acceso a las vacunas gracias al mecanismo solidario Covax, el exceso de mortalidad se redujo en un 41 % (7,4 millones de unos 17,9 millones de fallecimientos), y el resultado habría sido muy superior si se hubieran logrado los objetivos de cobertura de vacunación marcados por la Organización Mundial de la Salud (OMS) para fines de 2021. «La vacunación contra la Covid-19 ha alterado sustancialmente el curso de la pandemia, salvando decenas de millones de vidas en todo el mundo. Sin embargo, el acceso inadecuado a las vacunas en los países de bajos ingresos ha limitado el impacto en estos entornos, lo que refuerza la necesidad de equidad y cobertura mundial de vacunas», afirman los autores del estudio.
Agregan que la mayoría de las muertes evitadas lo fueron por el impacto directo de la vacuna, es decir, por estar inmunizado, y el resto por efectos indirectos como la inmunidad de rebaño y la desaturación del sistema sanitario. El impacto se empezó a sentir a mediados de 2021, cuando los países que más habían avanzado en sus campañas de vacunación completaron la doble pauta y empezaron a levantar sus restricciones.